No escribo columnas de opinión acerca de política, porque eso es lo que ha mantenido intacta mi imparcialidad. Hoy rompo la regla, porque lo que sucedió el sábado es para no quedarse callados.

Ya sabíamos que el sábado 2 de abril iba a ser un día donde el país volvía a polarizarse. Hubiera querido marchar, la verdad, pero tuve un día de madre consagrada desde las 7:30am hasta las 4:00pm de Festival de Fútbol de mi hijo en el colegio, con todo y lluvia.

Seguí paso a paso la marcha por redes sociales y aunque el Centro Democrático la convocó, vi cómo también los no Uribistas salieron a las calles para manifestarse en contra de los desaciertos del Gobierno.  ¡Un derecho básico! Cada uno de los ciudadanos no sólo tenemos el derecho sino la responsabilidad de ejercer la democracia. ¡De hecho, eso es lo que yo entiendo por democracia, manifestarse pacíficamente, con objetividad  y con respeto lo que vemos que no es correcto!

En mi cuenta de Twitter escribí sobre la importancia de salir a marchar: “Me encanta cuando el país se manifiesta cuando no está contento. A defender la democracia.”

¡Válgame Dios. Arrancaron las redes hacer de las suyas! Primero, no sabía que tenía seguidores tan fieles a la causa que persigo de las justicias sociales, pero sí me impactó el odio, el terror y sobretodo la violencia en opiniones entre los bandos Santistas y Uribistas; inclusive se me tachó por ser enemiga de la Paz. ¡Sobretodo yo, enemiga de la Paz! Si lo que llevo haciendo los últimos quince años es justamente hacer Paz con los esfuerzos más sobrehumanos. Dentro de la democracia debe existir el respeto, dar ejemplo de Paz. No estoy segura que el común de la gente esté preparada para la Paz, la violencia en las redes fue evidente. Así será también en la cotidianidad y eso preocupa.

Yo no soy ni Uribista, ni Samperista, ni Santista, soy COLOMBIANISTA! Así como he estado de acuerdo con algunos temas de Santos, puedo estar en desacuerdo con algunos de Uribe. Mi verdadero propósito es que no exista ni un solo niño colombiano que muera por desnutrición, que no exista impunidad en los abusadores de niños, niñas y mujeres. Que no impere la desigualdad, que por cierto, Colombia es de los países más desiguales del mundo. Que no exista corrupción en las instituciones que lo único que se logra es aumentar la pobreza. Que no exista la violencia en nuestras mujeres y niñas, porque todo eso es mi objetivo real de vida.  Trabajar éticamente es importante, pero ser firme y decir la verdad es mi manera de cumplirle al país también y en este caso creo que lo justo es defender la libertad de la gente a marchar dentro de su ejercicio democrático.

Yo no me caso con gobiernos, sino trabajo con un gran equipo para que algún día tengamos un país con verdadero desarrollo social sostenible. Aprovecho este espacio para invitarlos a una sencilla, pero directa reflexión: la paz comienza en el respeto básico a las opiniones de los demás, a mantener y construir desde la base la cordialidad, la altura y la educación. Ahí es cuando estamos haciendo Paz de verdad. 

“Moriremos el día en que guardemos silencio ante las cosas que importan”. Martin Luther King Jr.

Presidente Fundación Juan Felipe Gómez Escobar. Trabaja para erradicar la mortalidad infantil y embarazo en adolescentes en poblaciones en pobreza extrema. Gracias a su trabajo y resultados ha sido sujeto de varios reconocimientos: en 2013 fue seleccionada entre los 21 líderes del siglo XXI, por la...