Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Es hora de que Medellín le entregue las llaves de la Alcaldía a una de sus ciudadanas.
De izquierda a derecha, las precandidatas Ana Cristina Moreno, por el Centro Democrático; Beatriz Rave, del movimiento Compromiso Ciudadano y Aura Marleny Arcila, por el Partilo Liberal.
Al finalizar el año, el sonajero de precandidaturas a la Alcaldía de Medellín llegaba a la módica suma de 28 aspirantes de los partidos: Alianza Verde, Polo Democrático, Partido Liberal, Centro Democrático, Partido de la U, Partido Conservador y el Mais, entre otros y, Compromiso Ciudadano, Creemos, Colombia Humana y otros, posiblemente por firmas.
Cinco mujeres -el 17 por ciento-, estuvieron en el abanico. Los últimos días de enero, Luz María Múnera, del Polo; y Nataly Vélez, del uribismo, se retiraron para repetir curul en el Concejo. Hacen parte de la bancada de cinco sobresalientes concejalas, el 23 por ciento del Concejo. Continúan la partida otras tres precandidatas: Ana Cristina Moreno, del Centro Democrático; Aura Marleny Arcila, liberal, y Beatriz Rave, del movimiento Compromiso Ciudadano.
Si el empuje, el liderazgo y los altos niveles de capacitación y formación profesional de las mujeres de Medellín son voz populi, ¿por qué tan pocas candidatas?
Una de ellas menciona las dificultades de respaldo político; desventajas de carácter económico y social; sobre todo, la persistencia de patrones culturales que les exigen condiciones excepcionales. Cosa muy distinta pasa con los señores.
Las mujeres son invisibles para sus colegas de partido y jefes políticos a la hora de elecciones. Los hombres siguen siendo los protagonistas. Los cargos a la gobernación y alcaldía siguen reservados para ellos. El estereotipo de subvaloración y subestimación política de las mujeres, las desconoce como potenciales electoras o candidatas. Eso sí, importantísimas para apoyar y promover a sus compañeros.
Difícilmente la candidatura de una mujer despierta el interés y el apoyo de sus colegas. Aquellas que se han destacado en la política, sin ser herederas o títeres de sus cónyuges o familiares, se cuentan en los dedos de la mano y, por lo general, son estigmatizadas al romper el patrón de sumisión, pasividad y falta de autonomía política.
La gran mayoría de los varones en la política, las perciben como un obstáculo para sus propias aspiraciones electorales y, pervive la idea de las mujeres como “hormiguitas de campaña”, indispensable para servir viandas, logística y conseguir recursos.
El modelo masculino, predominante en la política, pone a las mujeres en jaque cada vez que hay elecciones. Para remover esas estructuras y modelos patriarcales de la política, la Ley Estatutaria 1475 de 2011 se quedó corta, pues aunque obliga al mínimo de 30 por de mujeres en las listas a los cargos de elección, carece de dientes para obligar a los partidos a poner mujeres en los primeros lugares de las listas e invertir el 5 por ciento de recursos provenientes del Estado en la formación y, sobre todo, en el empoderamiento político individual y colectivo de estas.
El verdadero cambio para hacer posible la igualdad de oportunidades, por lo menos en el orden cuantitativo, es la paridad y la alternancia en las listas, sean cerradas o preferentes, que puede también acelerar la remoción de estructuras mentales para la “actuación política como pares y entre pares”.
Hay que aplaudir y respaldar estas tres precandidatas por atreverse a saltar los obstáculos. Todas ellas merecen la atención y el reconocimiento de sus partidos y/o movimientos ciudadanos. ¿Osarán sus copartidarios y jefes políticos jugársela por ellas?
Desde su fundación, el 2 de noviembre de 1675 (Acuerdo 32/1975), hasta la fecha —tres siglos y medio—, Medellín ha tenido solo una alcaldesa: Sofía Medina de López Villa, quien ejerció entre septiembre de 1976 y julio de 1977. De origen conservador y nombrada por un presidente liberal.
Cuando renunció al cargo, el periódico El Colombiano publicó la carta de un ciudadano: “Es deplorable la renuncia que le hicieron presentar a la alcaldesa. Nadie puede decir que su actuación no fue buena y prometedora. En doña Sofía había calor y entusiasmo. Demostró que como mujer podía hacer más que muchos hombres”.
Fue una alcaldesa inteligente e irreverente, de amplias ejecutorias. Hincha furibunda del Deportivo Independiente Medellín y la primera presidenta de una feria de toros, en la época del esplendor de estas fiestas, hoy repudiadas por una amplia mayoría de la población.
¿Qué les pasa a las paisas? ¿Será que el machismo regional es incapaz de reconocer los méritos de las mujeres para ser la primera autoridad municipal? Ahora no vengan con el cuento que a las mujeres nos les interesa. Es hora de que Medellín le entregue las llaves de la Alcaldía a una de sus ciudadanas. También es tiempo de que estas dejen de pensar que el gobierno de la ciudad es solo pa´ machos.