Aunque los resultados del Índice de Productos al Consumidor (IPC) de abril 2023 sugieren que tocamos el techo de la curva inflacionaria, la reducción relativa en los precios de los alimentos no constituye un motivo para relajar la intervención de la política pública.

Al contrario, fenómenos como la reducción de las lluvias a lo largo de la segunda mitad del año invitan a redoblar esfuerzos y a buscar una colaboración estrecha entre gobierno, organizaciones campesinas y el sector privado para mantener a raya el costo de vida y la seguridad alimentaria de la nación.

1. Techo inflacionario a nivel de los alimentos

De acuerdo con la información disponible para abril de 2023, y como se puede analizar en la gráfica 1, la curva inflacionaria en el IPC comienza a bajar. Esto anuncia -quizás- el techo de crecimiento de nuestra inflación bajo el contexto vigente.

Se esperaría que en los meses subsiguientes la inflación comience a decrecer produciendo una mayor capacidad de compra para los consumidores colombianos.

La anterior es una excelente noticia pues el costo de varios productos básicos de la canasta familiar estaba por las nubes. Y, además, como se muestra en la gráfica 2, esta transformación es un bálsamo que alivia los bolsillos de los más desfavorecidos, quienes a su vez son los más vulnerables a los incrementos en el IPC.

Unas de las mercancías que han estado presionando de manera sostenida el costo de vida son del sector de los alimentos y bebidas no alcohólicas, ver gráfica 3. Ya se ha escrito notablemente a este respecto en la literatura analítica y de coyuntura nacional.

En todo caso, una inflación anual de alimentos del 18,47% al mes de abril no es para celebrar. Como lo sostiene el economista Juan Cuan:

“La inflación anual al mes de abril de 2023, continúa signada por el gran peso de la inflación desde la canasta de los alimentos, a pesar de que la inflación de los alimentos viene bajando de manera sostenida desde el mes de enero del presente año.” 

El análisis anterior puede corroborarse en la gráfica 4 dado que la reducción en el IPC de alimentos y bebidas alcohólicas para abril es casi cero (-0,07). Lo positivo es que no siguieron creciendo, pero tampoco fue que decrecieran representativamente.

2. Fenómeno del niño

Un elemento para tener en cuenta si se quiere mantener la reducción en la inflación alimentaria, y por consiguiente del IPC, es la proximidad de una temporada excepcionalmente seca en la segunda mitad del año, asociada a la ocurrencia del fenómeno climático del Niño.

El Índice Oceánico de El Niño (ONI, por sus siglas en inglés) prevén para los trimestres comprendidos entre mayo-julio/23, junio-agosto/23 y julio-septiembre/23 valores del ONI de: 0,711°C, 0,969°C y 1,149°C respectivamente.

Lo pronosticado desde esta variable oceánica es el inicio de un evento cálido que podría persistir hasta el trimestre diciembre/23-febrero/24 cuando alcanzaría un valor de 1,098°C, consolidando así un evento El Niño.

Consistente con lo anterior, en la Fig. 1 del Informe de Predicción Climática del Himat, se aprecia como el Multi-Modelo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) refleja un paulatino aumento de los valores cálidos desde la costa suramericana hacia el centro de la cuenca del océano Pacífico tropical continuando en niveles de El Niño a lo largo del segundo semestre del año.

Así las cosas, de acuerdo con el Informe de Predicción Climática a corto, mediano y largo plazo en Colombia, realizado por el Grupo de Modelamiento de Tiempo y Clima, Subdirección de Meteorología (Ideam): “La probabilidad de El Niño para el segundo semestre se convierte en la categoría más dominante con probabilidades entre el 78-87%”.

Con base en la escala dinámico-estadística que realiza el Ideam tomando como variable explicativa (o potenciales predictores) los datos de lluvia del conjunto de modelos globales que hacen parte del ensamble norteamericano denominado, así como el Data Library de IRI-Colombia y estaciones, la siguiente es la predicción climática mensual para el periodo comprendido entre mayo y julio de 2023.

De este informe se concluye que en los periodos entre mayo y julio se prevén precipitaciones entre 10% y 30% por debajo de los promedios históricos 1991-2020, sobre todo en norte de Magdalena, norte y centro de Cesar, Norte de Santander, centro de Antioquia, centro-sur del Tolima, centro-norte del Huila y oriente de Valle.

Para el resto de país, de acuerdo con el juicioso modelamiento del Himat: “se esperan registros de lluvia cercanos a los promedios climatológicos dependiendo de la región y el mes específico”.

3. ¿Qué hacer? Triple Hélice productiva

Como es natural proyectar, el fenómeno del Niño presionará la estabilidad de los precios alimentarios en un futuro cercano. ¿Qué hacer? ¿Cómo podemos prepararnos para que dicho fenómeno no afecte de manera desproporcionada la deflación alimentaria que se proyecta luego de los indicadores del IPC de abril?

El gobierno, preocupado por el alto costo de los alimentos en el país, ha buscado sobre todo intervenir en el acceso a los insumos agropecuarios.

Aumentar la gobernanza sobre los insumos agropecuarios

Existe una importante intención por parte del gobierno por intervenir el acceso y el precio, vía la oferta de insumos agrícolas tradicionales. Habrá que estar pendientes de que dicha tendencia se traduzca en puntos de descenso del IPC y la inflación alimentaria. La verdad es que aún es muy pronto para observar esa intervención sobre el IPC.

El último boletín de la Upra de Insumos Agrícolas y Alimentos Balanceados para Animales informó que en el primer trimestre del 2023 los insumos usados para producción agrícola disminuyeron 3,2 %. Tendencia constante desde julio del 2022.

Los fertilizantes (simples y compuestos) fue el grupo que más bajó sus precios, con –4,87 % en el primer trimestre. Hace un año, esta categoría aumentó 12,98 % en promedio.

De manera paralela habrá que desarrollar de manera procesual y pragmática un programa nacional de fertilizantes biológicos comercializables, los cuales deberían ser adaptados a la diversidad regional y de cultivos de nuestro país. Ese es el futuro. Y, además, reduciría nuestra dependencia con los fertilizantes modelo NPK basados en la urea del petróleo.

Sin embargo, de manera adicional, el gobierno colombiano deberá preocuparse también por:

fortalecer los controles para luchas contra la especulación

prepararse para las contingencias del cambio climático

bajar costos de producción, aumentando de paso la oferta de alimentos.

Fortalecer los controles para luchar contra la especulación

Las centrales de abastecimiento, como Corabastos, desempeñan un papel importante en el suministro y la distribución de alimentos en el país. Estas centrales son el lugar donde los productores y los intermediarios venden los alimentos a los mayoristas y minoristas que los distribuyen a los consumidores finales.

Sin embargo, es importante verificar que las centrales de abastecimiento estén jugando un papel regulador en la inflación de alimentos, ya que ellas pueden influir en los precios de los alimentos de varias maneras.

Por ejemplo, si la oferta de un producto es menor que la demanda, los precios pueden aumentar debido a la escasez, y esto puede suceder en la central de abastecimiento.

Asimismo, si los intermediarios o los mayoristas en la central de abastecimiento suben los precios, estos aumentos pueden llegar a los minoristas y, finalmente, a los consumidores finales.

Por otro lado, la falta de regulación y supervisión adecuada en las centrales de abastecimiento puede llevar a prácticas anticompetitivas, como la fijación de precios y la manipulación de la oferta y la demanda, que puede afectar negativamente los precios de los alimentos.

Por ejemplo, en 2020, se presentaron denuncias de acaparamiento de alimentos en Corabastos durante la pandemia de Covid-19, lo que provocó aumentos injustificados en los precios de algunos productos básicos como el arroz y los huevos.

En ese momento, las autoridades competentes intervinieron para garantizar el suministro y la distribución adecuados de alimentos y para evitar prácticas anticompetitivas en la central de abastecimiento.

Es importante destacar que el acaparamiento de alimentos es una práctica ilegal que afecta negativamente a los consumidores y a la economía en general. Por lo tanto, las autoridades deben estar vigilantes y tomar medidas para prevenir y sancionar el acaparamiento de alimentos en las centrales de abastecimiento y en otros lugares donde se comercializan los productos alimenticios.

Prepararse para el cambio climático

Como se ha visto, en nuestro país el fenómeno de El Niño está asociado con condiciones más secas y cálidas, mientras que La Niña está asociada con condiciones más húmedas y frías.

Durante un evento de La Niña las precipitaciones suelen ser más abundantes en Colombia, lo que puede causar inundaciones y deslizamientos de tierra. Por otro lado, durante un evento de El Niño, el clima es más seco y las condiciones de sequía pueden ser más probables.

Bajo la misma dimensión ecológica, la deforestación, la urbanización y otros cambios en el uso del suelo pueden afectar la disponibilidad de agua y aumentar el riesgo de sequías.

Por lo tanto, la protección en el precio de los alimentos también depende de una coordinación interinstitucional del riesgo y la prevención dónde MinAgricultura y MinAmbiente lideren procesos de prevención a fenómenos de sequía e inundaciones.

Triple hélice para bajar costos de producción y aumentar oferta de alimentos

Aumentar la oferta de los alimentos que llegan a las ciudades es un imprescindible estratégico para asegurar la seguridad alimentaria de la nación.

Hace mucho tiempo sabemos que una parte de la producción finalmente no termina llegando a los mercados porque son volúmenes muy pequeños, en condiciones muy heterogéneas y que por ello no satisfacen los requisitos de calidad y de presentación que exigen las grandes y modernas cadenas de supermercados.

Para ello el gobierno deberá repotenciar los espacios en las plazas de mercado, centrales de abasto y otros puntos de venta de alimentos, en especial en los localizados en los sectores de menores ingresos, que son los más impactados por los altos precios.

Las organizaciones de productores étnicas y campesinas deberán profundizar sus modelos asociativos y de integración.

El ejercicio anterior es imprescindible para desarrollar modelos que busquen la suma de los pequeños volúmenes que obtiene cada productor y que faciliten tener una presencia más permanente y con mejoras en la remuneración al productor y con un menor precio al consumidor.

Parte del incremento en los precios de los alimentos se debe a un choque de costos, debido al alza de fertilizantes y plaguicidas. Para ello hay que buscar mecanismos que permitan llevar estos insumos al pequeño productor de alimentos a menores precios.

Estos mecanismos pueden implementarse con el sector privado, los gremios y los modelos asociativos. La articulación de los estamentos privados entre pequeños, medianos y grandes productores podría facilitar que los pequeños encuentren mejores nichos de mercado a mejores precios, y que el escalonamiento de arriba hacia abajo facilite la compra de los insumos, directamente en canales mayoristas. Recordemos que un insumo al detal en un pequeño pueblo vale mucho más que el precio al que lo vende un mayorista.

En suma, el Ministerio de Agricultura, las organizaciones campesinas y el sector privado deben constituir una triple hélice de trabajo conjunto para que la producción de los pequeños productores llegue a los mercados con menores costos y mayor diversidad de productos.

Es coordinador en desarrollo rural y ordenamiento territorial del Instituto de Estudios Interculturales - Universidad Javeriana de Cali. Estudió antropología en la Universidad Nacional de Colombia, una maestría en sociedades latinoamericanas de la Universidad Sorbonne Paris III y se doctoró en sociología...