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El Premio Nobel de Paz de este año es un llamado a la acción para que todos los países redoblen sus esfuerzos en la erradicación del hambre, la desnutrición y la pobreza.
El pasado 9 de octubre, el comité noruego galardonó al Programa Mundial de Alimentos con el Premio Nobel de Paz “por sus esfuerzos para combatir el hambre y sus contribuciones para mejorar las condiciones para la paz en áreas afectadas por conflictos, y por actuar como fuerza impulsora para prevenir el uso del hambre como una herramienta para la guerra y el conflicto”. En su comunicado, el comité noruego también resaltó que la asistencia alimentaria para mejorar la seguridad alimentaria no solo previene el hambre sino también mejora las perspectivas para la paz y la estabilidad.
El galardón es un reconocimiento no solo a la importancia de la asistencia humanitaria y la provisión de alimentos durante las crisis, sino también a la centralidad del multilateralismo en un mundo interconectado, pues muestra que la cooperación y solidaridad internacional pueden salvar vidas y contribuir a la construcción de condiciones para el desarrollo sostenible.
El Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), una de las agencias de la las Naciones Unidas (ONU) fundada en 1961, es la organización humanitaria más grande del mundo trabajando en temas de asistencia alimentaria en situaciones de emergencia y promoviendo la seguridad alimentaria.
El WFP ha prestado asistencia humanitaria históricamente en diversos contextos, incluyendo catástrofes ambientales y conflictos armados. Sus mayores áreas de operación son las zonas de conflicto, donde las personas son tres veces más proclives a sufrir de desnutrición que en zonas sin conflicto. Durante 2019, el WFP brindó asistencia alimentaria a 100 millones de personas en 88 países víctimas de inseguridad alimentaria y hambre.
Hambre e inseguridad alimentaria en el mundo
El reciente informe sobre Crisis Alimentarias en el Mundo, presentado por WFP, mostró que durante 2019 más de 135 millones de personas sufrieron de hambre crónica, situación que se verá agudizada en 2020 por la pandemia global. Nuevas estimaciones calculan que a finales de este año unas 265 millones de personas estarán en situación de inseguridad alimentaria aguda, es decir, 130 millones más que en 2019.
En este contexto, el WFP ha liderado esfuerzos por la cooperación multilateral para aunar esfuerzos internacionales que permitan dar respuestas integrales y efectivas a la crisis. En marzo pasado, en momentos en que el covid estaba tomando dimensiones globales, los directores de la FAO, la Organización Mundial de la Salud y el WFP alertaron sobre el incremento de la inseguridad alimentaria e hicieron un llamado urgente a la cooperación internacional y la solidaridad entre los países para que se mantuvieran los flujos en la cadena de abastecimiento de alimentos, y a que los países compartan información clara y oportuna sobre comercio, producción, consumo y existencia de alimentos.
La importante labor del Programa Mundial de Alimentos en Colombia
El Programa Mundial de Alimentos ha hecho presencia en Colombia desde 1969 y cumple una labor destacada en la atención a personas y comunidades en situaciones de crisis, que van desde emergencias ambientales, migración y violencia.
En su más reciente informe de gestión en el país, el WFP reporta haber prestado asistencia a 284.995 personas en junio de 2020. Así mismo, desde el comienzo de la crisis del covid, reporta haber recibido solicitud de asistencia de emergencia de 1.2 millones de personas en 13 departamentos del país.
El WFP ha cumplido un papel importante en la migración de venezolanos a Colombia, y es que la situación de los migrantes en temas de alimentación es bastante grave. Una encuesta realizada por varias agencias de cooperación internacional mostró que el 92 por ciento de los migrantes afirman que su necesidad más urgente es la alimentación, y solo el 26 por ciento de ellos afirman poder consumir alimentos tres veces al día.
Solo en junio de este año el WFP asistió a más de 185.000 migrantes en zona de frontera, incluyendo a quienes estaban retornando a Venezuela. El apoyo incluyó brindar alimentos calientes, servicios de salud y albergues temporales. Ante la crisis ocasionada por la pandemia del covid, la organización a hecho transferencias monetarias a 45.000 personas entre colombianos y migrantes en pobreza extrema.
En el departamento de Amazonas, donde la crisis ha afectado profundamente a las comunidades de la región, el WFP envió un equipo para evaluar la situación. Hasta la fecha del informe se habían asistido a 5.000 personas, y estaba planeando brindar transferencias monetarias a 10.000 personas de las zonas urbanas y rurales de Leticia y Puerto Nariño.
El derecho a la alimentación, clave en el Acuerdo de Paz
Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno Colombiano y las Farc, también muestra la centralidad de la alimentación en la construcción de paz. El primer capítulo del acuerdo, la Reforma Rural Integral, tiene un aparte sobre el derecho a la alimentación, donde se establece el objetivo de “garantizar de manera progresiva el derecho humano a la alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada”. Por eso contiene planes nacionales, departamentales y municipales para la lucha contra el hambre, la desnutrición y el mejoramiento de la seguridad alimentaria, no solo de la población rural, sino también de la población en general.
Todo el capítulo de la Reforma Rural Integral, incluyendo el acceso a tierras, los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, y los Planes Nacionales (vías, conectividad, comercialización, entre otros), busca impactar positivamente en la garantía del derecho a la alimentación como condición básica para la construcción de paz.
El Premio de este año es un reconocimiento a la labor humanitaria del Programa Mundial de Alimentos que a través de su trabajo nos muestra que mientras haya hambre, las condiciones para la construcción de paz serán limitadas. Pero sobre todo, el Premio Nobel de Paz de este año es un llamado a la acción para que todos los países redoblen sus esfuerzos en la erradicación del hambre, la desnutrición y la pobreza.