Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El siguiente artículo realiza un análisis con relación a la implementación, antecedentes y desafíos de la Alianza Territorial Social y Económica. La Alianza surge como apuesta de articulación entre la cooperativa de excombatientes Coomep y el territorio ancestral de Tacueyó, ubicados en los municipios de Caldono y Toribío en el Norte del Cauca. Además, representa los esfuerzos de las comunidades rurales del departamento del Cauca para contribuir a la construcción de paz territorial e implementación del Acuerdo de Paz.
Inicialmente se propone un acercamiento a los retos de la implementación del Acuerdo de Paz en el norte del Cauca, luego, se resalta la estrategia de diálogo social liderada por el Instituto de Estudios Interculturales de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, que contribuye a la consolidación de estrategia como la Alianza. Finalmente, se presentan recomendaciones que contribuyen al desarrollo rural y construcción de paz territorial.
El Norte del Cauca a los 5 años de la firma del Acuerdo de Paz
En noviembre del presente año se cumplen cinco años de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las Farc-EP. Un proceso que lleva dos mandatos presidenciales y disposiciones y acciones frente al cumplimiento, por lo cual ese hace importante revisar los avances, retos y desafíos de la política de paz, destacando las experiencias significativas que han contribuido a la reconciliación y convivencia.
Algunas de las situaciones que atraviesa la implementación del Acuerdo de Paz para el norte del departamento del Cauca son:
- Reconfiguración del conflicto armado, bajo las disputas de control territorial por las rutas del narcotráfico y de las economías ilegales.
- Vulneración de Derechos Humanos a líderes y lideresas sociales y comunitarios, defensores de derechos humanos y, a personas en proceso de reincorporación.
- Apertura efectiva de los escenarios de participación que sean adecuados y pertinentes con el enfoque étnico, de género y comunitario, por ejemplo, alrededor del Pdet que aún en su diseño e implementación no ha descifrado la ruta efectiva la participación y vinculación de los agentes comunitarios.
- Acuerdos incumplidos frente a la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, logrados de manera individual y colectiva.
- Desarticulación de la institucionalidad para la paz, cada una de ellas buscando el cumplimiento de su misión y con una lucha titánica por pocos recursos, sin una visión integradora de su despliegue territorial. Instituciones como la Agencia de Reincorporación Nacional (ART), Agencia Nacional de Tierras (ANT), Agencia de Renovación del Territorio (ART) y el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición (Sivjrynr) hacen presencia en el territorio. Sin embargo, no es claro el escenario de congruencia en el enfoque reparador y hacia las víctimas que contenía el Acuerdo.
- Acción centralista en la implementación estatal e institucional, el enfoque territorial no ha sido comprendido en todas sus dimensiones, el Estado no está listo para este aspecto. Entre tanto, repercute en serias dificultades de articulación en lo local, regional y nacional en las entidades territoriales.
La lección aprendida de la Alianza: paz y desarrollo territorial
Diálogo social
El Instituto de Estudios Interculturales (IEI) de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali le ha apostado al diálogo social como método y estrategia para la convivencia y la reconciliación. Bajo la premisa de contribuir a los derechos de las comunidades rurales, a través de la creación de puentes de entendimiento entre Estado-Empresa-Comunidad.
Se dinamizan escenarios de encuentro en clave de diálogo bajo dos perspectivas, la negociación y la reconciliación, enfocado en contribuir a la paz con enfoque territorial.
El primer foco de diálogo dirigido a la negociación se enmarca a los ejercicios públicos que permiten la gestión y transformación de conflictos sociales y territoriales, como mesas de interlocución entre Estado-Comunidad y Comunidad-Comunidad, como también, a escenarios de planificación territorial. Es posible destacar, escenarios de encuentro entre las comunidades e instituciones como Agencia de Reincorporación Nacional (ARN) y la Agencia de Renovación del Territorio (ART).
Por otro lado, el segundo foco de diálogo para la reconciliación se convierten en encuentros confidenciales con actores estratégicos que se entienden como “enemigos” u “opuestos”, en clave de quitarse las máscaras, ponerse en los zapatos del “otro” y construir escenarios posibles de transformación de las diferencias por un bien común.
Ambos focos de acción del diálogo funcionan bajo la premisa de resolver los problemas sin la violencia, contribuyendo a la convivencia, en su función principal de poder vivir conjuntamente. Las acciones del diálogo, como lo plante Kahane, contribuyen a tres aspectos:
- Perspectivas y aprendizajes.
- Relaciones y alianzas territoriales.
- Capacidades para colaborar.
Este último se desarrolla en una colaboración elástica a fin de ser transformadora, ayudando a moverse junto y hacia adelante.
Entre tanto, el IEI ha desarrollado y acompañado a facilitar escenarios de negociación como la Mesa Campesina Cima/CNA-Pupsoc/Fenasuagro, Anuc, Mesa Afro, diálogo entre Articulación por la Paz y la ART, Cooperativas de reincorporados con la ARN, entre otros. Y en diálogos para la reconciliación escenarios del Grupo Calima, Valiente es Dialogar, entre otros.
*Desde julio de 2019 a octubre de 2021 la línea de investigación de Desarrollo Rural y Ordenamiento Territorial ha acompañado cerca de 245 espacios de interlocución con la ANT. La línea de investigación de Movimientos Sociales y Construcción de Paz 135 espacios de interlocución entre comunidades, ARN, JEP, UV y ART. Y por parte de la línea de investigación de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y DDHH se han acompañado siete espacios. Las cifras consideran escenarios de Mesas de negociación e interlocución (Estado-Comunidad y Comunidad-Comunidad), diálogos para la reconciliación y, espacios de fortalecimiento de comunidades entre el año 2019 y 2021.
Acompañamiento territorial
El IEI ha acompañado diferentes procesos de las comunidades indígenas de los municipios de Caldono y Toribío. En el caso particular de Caldono, ha trabajado de manera puntual en asuntos relacionados con la firma e implementación del Acuerdo de Paz. Se ha realizado en compañía del Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional -Hegoa, financiado por la Agencia de Vasca de Cooperación para el Desarrollo.
A inicios del año 2016, se dio a conocer el borrador del capítulo 3 del Acuerdo, que contemplaba el fin del conflicto y el acuerdo sobre el proceso de reincorporación de las Farc-EP. Bajo ese contexto, las autoridades indígenas de los resguardos de Pioyá, Pueblo Nuevo, San Lorenzo de Caldono y Tumburao aprobaron la instalación de una Zona Veredal Transitoria de Normalización-Zvtn en su territorio. Allí, el IEI acompañó distintos escenarios que posibilitaron ejercicios de análisis de coyuntura y pedagogía sobre el Acuerdo de Paz.
Posteriormente y como producto de los diálogos de paz, se generaron altas expectativas por parte de las comunidades, respecto a los ejercicios de planeación territorial con enfoque participativo, como sucedió con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet). Así, el cabildo de Pueblo Nuevo, solicitó un acompañamiento permanente por parte del IEI, que se formalizó con la firma de un acuerdo de cooperación entre la Universidad Javeriana y el cabildo de Pueblo Nuevo, nombrado “El acuerdo de la amistad”, cuyo objetivo es aunar esfuerzos humanos y técnicos acordes a la capacidad y funcionalidad institucional, para contribuir en la gestión del plan de vida Nasa, que se viene desarrollando en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz. Los ejes de trabajo planteados son:
- Pedagogía para la construcción de paz y análisis de coyuntura.
- Planeación participativa del desarrollo rural con enfoque territorial.
- Reincorporación económica, fortalecimiento de las iniciativas productivas del cabildo, y articulación de las apuestas comunitarias de producción.
- Diálogo social intercultural para la reconciliación.
- Fortalecimiento de los programas de educación y salud propia.
El IEI en estos municipios ha desarrollado estrategias de fortalecimiento organizativo y formativas relacionadas al Diálogo Social Intercultural. Para el caso de los municipios de Toribío y Caldono, se generó reconociendo algunas amenazas comunes como:
- El resurgimiento de las dinámicas de violencia, presencia de actores armados y, reclutamiento forzado.
- Mínima apuesta de inversión institucional en la subregión (rural) en cuanto a salud, educación/formación, infraestructura.
- Pérdida de reconocimiento de elementos propios como la identidad, gobierno y autonomía. Además, reconocieron como necesidades comunes.
- Fortalecer la autonomía económica de las organizaciones y comunidades.
- Contar con un espacio común que promueva la implementación de modelos de desarrollo alternativos que reconozcan y respeten las cosmovisiones de las comunidades.
- Articulación entre las distintas organizaciones productivas (intercooperación), para el fortalecimiento de sus iniciativas.
- Generación de visiones regionales, a través de la planeación estratégica de los territorios, integrando los distintos actores y superando las visiones sectoriales.
En clave de la estrategia de diálogo social, es posible destaca que ha desarrollado diversos escenarios de acuerdo con el contexto e intereses de los actores, se pueden destacar acciones como:
- Facilitación de espacios de diálogo entre comunidades -indígenas, campesinas y afrocolombianos- (comunidad-comunidad), con el Gobierno nacional (comunidad- sector público), y con el sector privado (comunidad-empresa), para la gestión de conflictos territoriales.
- Diseño y construcción de metodologías de diálogo social para la planificación y gobernanza territorial.
- Apoyo y asesoría en la formulación de políticas públicas para el sector rural.
- Fortalecimiento de capacidades para el diálogo, concertación y negociación para las comunidades rurales y trabajadores del sector público, a través de cursos virtuales, talleres presenciales y diplomados.
Ese proceso de articulación y diálogo llevó a la consolidación de un espacio de articulación social y comunitario del norte del Cauca, denominado como “Plataforma de Organizaciones Comunitarias”. Un escenario que ha permitido bajo el encuentro intercultural indígena como la Acinesias y el Proyecto Nasa, campesino como Ardecan, afrodescendiente desde los Consejos Comunitarios como Rio Timba-Marylopez y la Balsa y, de las personas en proceso de reincorporación en especial de cooperativas como Coomep y Cecoespe, que han buscado estrategias para la planificación conjunta del territorio y, acuerdos económico-productivos de intercooperación para la construcción de paz.
En el año 2017 una mesa de diálogo que se gestó entre el cabildo de Pueblo Nuevo, dos consejos comunitarios de Bueno Aires (Río Timba y Cuenca Cauca) y Ardecan, que buscaba construir propuestas comunes alrededor de temas productivos, en el marco del proceso de construcción de paz, con la intención de presentarla, a lo que en su momento constituía la oficina de la Alta Consejería Presidencial para el Posconflicto.
Este ejercicio fue muy importante, porque constituyó un primer escenario de encuentro entre tres sectores diversos: Indígenas, Afrodescendientes y Campesinos, y en el que lograron generar las primeras conversaciones que permiten identificar que los asuntos relacionados con la producción en los territorios los convocaban a trabajar de manera conjunta.
La Alianza
Es frente a este panorama, y como miembros de la “Plataforma de Organizaciones Comunitarias”, se da origen a la Alianza Territorial Social y Económica entre la cooperativa de excombatientes Coomep y el territorio ancestral de Tacueyó, ubicado en el municipio de Toribío. Es necesario comprender el abordaje histórico con sus causas e implicaciones para entender lo que los ha llevado a esta situación, en términos de dificultades y experiencias.
Entre los años 2016-2017 se presentó una reducción significativa en cifras que constatan la presencia de violencias en el territorio, mientras aumentaba la existencia de iniciativas comunitarias, fruto de los Acuerdos de Paz y se fortalecía la creación de una institucionalidad consecuente con el alcance de la paz. Pese a ello, como se ha podido constatar con el incumplimiento de los acuerdos, desató una oleada de violencia que continúa estando en el orden del día y dificulta los ejercicios políticos, económicos, sociales y culturales en el territorio.
Es allí, que propuestas como la Alianza Territorial Social y Económica entre la Cooperativa de excombatientes de Farc-EP (Coomep) que pertenecen al Espacio Territorial de capacitación y reincorporación Etcr Carlos Perdomo y las autoridades indígenas del territorio ancestral de Tacueyó, son una forma de construir paz y defender los acuerdos en medio del escepticismo que rodea la región. Los Etcr vienen implementándose desde el 15 de agosto del 2017 con normalidad institucional, estos espacios son generadores de procesos formativos y de capacitación que garantizan la reincorporación a la vida civil y se fundamentan en la creación de proyectos productivos de carácter comunitario como el que realiza Coomep.
El proceso llevado a cabo por la Alianza se tejió a la luz de unos encuentros propiciados por parte de la Plataforma de Organizaciones Comunitarias y acompañados por las organizaciones aliadas. Existen varios intereses por parte de otros resguardos de articularse, por ejemplo, el resguardo de Toribio el cual está conociendo la propuesta, revisando y evaluando la posibilidad de acercarse a sus objetivos e ingresar, por ahora, continúa en etapa de estudio. La Alianza establece canales de articulación a nivel económico, político y social, realizando un ejercicio integral de las iniciativas productivas, donde se comprende escenarios de diálogo y consensos para la puesta en marcha de acciones concretas.
En los intercambios de experiencias realizados por la Plataforma de Organizaciones Comunitarias, facilitador por el Instituto Hegoa (Instituto de Estudios sobre el Desarrollo y Cooperación Internacional) con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, y el Instituto de Estudios Interculturales (IEI), se tejieron los caminos para hacer posible una conciliación. En los encuentros con entes internacionales que se llevaron a cabo, se dialogaron los proyectos económicos y sus formas de articulación y relacionamiento, teniendo como eje la construcción de paz y el desarrollo territorial.
Esto permitió los escenarios compartidos y gestados por las organizaciones facilitadoras fue desarrollar un ejercicio de empatía a través de la vida cotidiana, donde el compartir un alimento o bebida se convertía en un elemento trascendental para identificar sus apuestas en común, en especial en el marco de la visita al País Vasco.
Después del intercambio de experiencia, los artífices de la Alianza llegaban al territorio colombiano y emprendieron el reconocimiento del otro, allí ambas comunidades (excombatientes e indígenas) se visitaban, se conocían y tejían ejercicios de confianza en sus áreas de influencia. Es necesario afirmar que, pese a la especialización en el tema productivo en el que se consolidaba la Alianza, esta tenía como objeto el alcance del Buen Vivir en las comunidades.
Desde el análisis realizado por el Instituto Hegoa, el elemento clave fue poder propiciar escenarios donde las comunidades permeadas por el conflicto se encuentren de forma directa, identificándose como un conjunto que es afectado por las mismas problemáticas, las cuales al ser tratadas de forma colectiva son solucionadas y generan un impacto positivo en el territorio.
La Alianza genera ejercicios de intercooperación que permiten a las iniciativas productivas la creación de empresas, no sin antes haber realizado el diagnóstico de los recursos físicos y humanos con los que cuenta cada una de las organizaciones, sus puntos a fortalecer y la articulación necesaria para llevarlo a cabo. La Alianza busca fortalecer la construcción de paz, demostrando la validez en los ejercicios de reincorporación y otorgando a las comunidades indígenas y sectores que habitan la región la posibilidad de ser determinantes en las actividades que se desarrollan en su espacio territorial.
Dónde se desarrolla la Alianza
La Alianza tiene lugar en el territorio ancestral de Tacueyó, perteneciente al grupo de tres resguardos que se ubican en la zona de Toribio, los dos restantes son el resguardo de San Francisco y Toribio. La economía predominante de la región se basa en cultivos de café, caña, frutales y sectores dedicados a la pequeña ganadería. En temas comunitarios se resalta la producción de lácteos y frutos para la fabricación de refrescos, además de la molienda de café.
La zona de Toribío fue el municipio del país con la cifra más alta en hostigamientos realizados por la antigua guerrilla de las Farc-EP en todo el territorio colombiano, la respuesta de la comunidad fue la creación y fortalecimiento de sus organizaciones sociales de base. Tras la firma y negociación se ha abierto un matiz de esperanza para el resurgir de los municipios y resguardos en materia económica y social.
Por otro lado, el municipio de Caldono cuenta con algunas semejanzas respecto a la zona de Toribío, por ejemplo, en temas de cultivo se destaca la producción de caña, café y frutas, además de hacer parte de los 24 municipios que conforman el Pdet Alto Patía y Norte del Cauca. Como rasgo trascendental en este municipio se estableció una Zvtn que se instauró en la vereda San Antonio de los Monos.
Las comunidades que se organizan en el norte del Cauca han comprendido que la paz es una tarea de todos y por eso debe ser construida. Los Acuerdos hicieron posible el diálogo y el encuentro que posibilitaba la gestación de escenarios de confianza con consensos entre los participantes.
La Alianza cuenta con un camino allanado que es la puesta en marcha de los ejercicios de reincorporación adelantados en el departamento del Cauca como resultado de los Acuerdos de Paz. Lo que se busca allí, es identificar los intereses comunes de los integrantes de las dos organizaciones, entendiendo que muchos y muchas son comuneros de la misma región con un lazo en común, basado en las deudas históricas que tiene el Estado con estas comunidades.
En qué consiste la Alianza
De manera práctica la Alianza se basa en la creación y puesta en marcha de dos bio- encadenamientos superintensivos de innovación agropecuaria, los cuales permiten trabajar articuladamente las líneas productivas de las organizaciones. Se espera en un primer momento, contar con el establecimiento de 200 hectáreas de aguacate y 18 piscinas en geomembrana para la producción de trucha arcoíris.
El papel del IEI en el desarrollo de la Alianza es acompañar todos los procesos que ayuden a la implementación de los acuerdos de paz en el territorio, mediante el fortalecimiento de los escenarios de reincorporación y puesta en marcha de formas alternativas a nivel económico, donde el centro de la actividad son los territorios. Contribuye de manera técnica a reforzar los lazos de la Alianza con otros actores territoriales como la institucionalidad para la paz como la ARN. También, contribuye al fortalecimiento de capacidades organizativas de los actores involucrados a través de diplomados, talleres y encuentros.
Se busca que las líneas productivas se encuentren relacionadas; ejemplo de esto son los fertilizantes que aporta la producción de trucha a la producción de aguacate que se realiza en la huerta. Con la ejemplificación anterior, se da cuenta de cómo se produce una economía de circuito o lo denominado, por los participantes de la Alianza, un encadenamiento productivo.
La apuesta que desarrolla la Alianza reduce el consumo de agua para la producción. En el caso de las truchas, ganado porcino y aguacate se necesitará un 10 por ciento de lo que originalmente se utiliza para su producción. Esto se encuentra asociado con las condiciones meteorológicas del departamento del Cauca, en el cual llueve ocho meses en el año, provocando que sea innecesaria la existencia de un sistema de riego. El uso del agua se puede reducir si se logra aplicar la materia orgánica al proceso de compostaje, que permita almacenar la humedad necesaria en los árboles. El objetivo de la estrategia es lograr que en dos meses más, es decir diez meses, se asegure el sistema de riego. Por otro lado, se busca llevar las piscinas a los árboles para fertilizarlos y que cuenten con el agua suficiente para su proceso de producción.
En resultados posibles, la Alianza de forma directa busca beneficiar a 1.500 personas, incluyendo familiares de los integrantes de la cooperativa de excombatientes. En el caso de las comunidades indígenas, pretende favorecer a un número de 3 mil personas aproximadamente de forma indirecta, ya que los proyectos que abarca la comunidad indígena involucran a toda su comunidad, escenario imposible con los excombatientes. La forma de incidir, no es solo en su participación o beneficio por las actividades productivas, sino con la implementación de escenarios de formación para los jóvenes, en los cuales se pueda demostrar que el campo es un espacio que permite vivir dignamente, con ello, alejar el proceso de desplazamiento que se presenta a las ciudades cercanas como Popayán y Cali.
La propuesta económica que crece al interior de la Alianza, tiene un enfoque social y solidario, es una economía pensada para el desarrollo colectivo, comunitario y territorial, su fin no es la satisfacción de un consumo, sino el desarrollo de su población en términos culturales, espirituales y físicos para el logro del Buen vivir en el territorio. Este objetivo se posibilita sembrando la confianza necesaria entre las comunidades, fortaleciendo el compromiso con el tejido social para la defensa del medioambiente y la cosmovisión propia del territorio.
Las personas que lideran la Alianza han reconocido la importancia de construir puentes en alianza con otros actores territoriales, como la institucionalidad pública local y nacional, en cabeza de las alcaldías municipales o la ARN, la academia y, comunidades del territorio que convocan a sumarse al proceso de diálogo e impacto territorial.
Retos
Dar forma a esta Alianza no fue tarea fácil, teniendo en cuenta las tensiones existentes entre ambos grupos y la historia del conflicto armado, la cual, los había separado en dos orillas distintas de la política; por un lado, la acción armada que desarrollaban los excombatientes, y por el otro, la defensa del territorio que adelantaban los resguardos indígenas de forma no violenta y regidos por su jurisdicción propia. Para las comunidades indígenas, parecía imposible y difícil soñar un trabajo con personas que pertenecieron a un actor armado, ya que sus pueblos habían sido víctimas de estos en diversos momentos de la historia, de modo que, para las comunidades indígenas se trataba de chocar con la memoria de su gente y sus territorios. Pese al panorama anterior, se entiende que el único camino que traerá un desarrollo y avance para la población es la construcción de paz a través del diálogo, convirtiéndose en la herramienta de concertación que toma protagonismo sobre la guerra y la violencia.
Para la cooperativa de excombatientes, sus integrantes en la acción armada y ahora en la vida civil, han estado comprometidos con el desarrollo territorial y comunitario. Lo que se ha modificado es el tránsito de la guerra al proceso de reincorporación; por esta razón, su apuesta debe fortalecerse en la práctica cotidiana. Pero existe otro elemento de vital importancia en el proceso, el cual consiste en la aceptación de culpas y su papel dentro del conflicto, algunas veces con desenlaces negativos en los contextos que operaban. Para el grupo de excombatientes fue necesario realizar esa reflexión, entendiendo que en la guerra sucedieron hechos que no son justificables. Pero el proceso de reflexión no sólo se establece desde una vía, para el grupo de comuneros pasaba por entender que personas pertenecientes al territorio, algunas a sus propias comunidades, habían optado por el camino armado. Lo que permite la Alianza es ver la humanidad del otro, sus objetivos y trabajos por el desarrollo de la comunidad. Estas jornadas de diálogo y concertación fueron acompañadas por las organizaciones garantes.
Muchas de las personas que estaban vinculadas a la guerra pertenecían a familias de la región; por consiguiente, algunos excombatientes en proceso de reincorporación decidieron volver a sus territorios, encontrando que existía un número importante de exguerrilleros que pertenecían a la población indígena, por ese motivo, verlos como un ser distinto, el cual había sido invisibilizado por la guerra, era un prejuicio que se debía superar. La guerra con su marcha indeleble en el territorio y sus comunidades es la encargada de ocultar los rostros de los distintos actores partícipes en el conflicto.
Pese a las diferentes visiones entre los dos actores involucrados, el compromiso por la paz y el desarrollo territorial prevaleció en medio de las dificultades, a través de la generación de confianza en escenarios como las Zonas Veredales Transitorias de Reincorporación. Allí se empezó a gestar la posibilidad de intercambiar ideas, conocer propuestas y dejar atrás la violencia de los fusiles, aceptando que el comportamiento bélico asumido en una parte de su vida, había afectado la vida de las comunidades. El interés por el Buen Vivir, la fortaleza transmitida en los diferentes escenarios de resistencia social servía de aliciente para continuar gestando procesos territoriales. Por eso, la Alianza se crea para ser respaldada por las comunidades a través de la presentación de iniciativas que permitan vigorizar el tejido social y orienten los procesos de intercooperación al desarrollo colectivo y la satisfacción de la vida digna. En el progreso de la iniciativa los actores territoriales defienden la implementación de los acuerdos y la construcción de paz, este papel se asume, ya que los organismos institucionales han sido ajenos al cumplimiento, que por ley tendrían que respaldar.
Pero la situación de conflictividad, no se ve únicamente entre los actores políticos y sociales, ya que en temas económicos los modelos de producción que convergen en la zona, pensar en un proceso colectivo complejo, donde la agroindustria, la producción comunitaria y las economías ilegales tienen presencia. Por este motivo, se vislumbra una apuesta que logra la acogida de la población, en la cual se puede sembrar esperanza y se inicia una articulación permanente con las agendas políticas e institucionales, permitiendo que la Alianza obtenga el respaldo deseado y sea un ejemplo en materia de reincorporación social y económica.
Para entender el proceso de reincorporación, se debe profundizar en su contenido, no se trata únicamente en que los exguerrilleros tengan un tránsito a la vida civil de forma adecuada, sino que las comunidades y el territorio superen los niveles de atraso a los cuales se han visto expuestos. En el proceso de desarrollo de la Alianza, fue necesario un diagnóstico objetivo de la realidad del territorio, teniendo en cuenta sus necesidades, ventajas y los agentes que repercuten en su desarrollo.
En las comunidades indígenas el proceso de reincorporación se convirtió en una esperanza para la construcción de paz sin la presencia de factores externos armados en el territorio. De esta manera se explica su participación e interés en el proceso de elaboración de la Alianza con la cooperativa Coomep.
Pese a esto, los prejuicios que debían ser combatidos para el avance de la Alianza no cesaban y pasaban al análisis en el interior de los procesos y sus dinámicas de interrelación. La preocupación se trasladaba a la posibilidad de negociación con instituciones públicas y privadas; por esa razón, una de las ideas apremiantes en este proceso de florecimiento consistía en buscar canales de articulación con los diferentes sectores.
Para el caso de los excombatientes, lo anterior se manifestó en la posibilidad de contar con el apoyo de la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN); una entidad del Estado que busca promover y apoyar los procesos de desmovilización, pero allí no se detiene el tema. Respecto a proyectos productivos, existe relación con la Corporación Regional del Cauca, la cual ha apoyado iniciativas a las cooperativas de excombatientes para la obtención de sus certificados de producción.
Además de ello, en el campo académico, de capacitación y formación se ha contado con el acompañamiento de la Universidad Javeriana de Cali a través del IEI y su apuesta por el desarrollo de una Economía Social y Solidaria (ESS) o de las prácticas económicas alternativas con incidencia en la región y, la generación de mecanismos de diálogo para la gestión de conflictos.
Un debate necesario que se proyecta en medio de estas apreciaciones consiste en plantear el carácter empresarial en las actividades económicas desarrolladas por las diferentes líneas productivas. Dejando atrás la noción que las ubica como simples proyectos, la apuesta de este proceso es a largo plazo y establece la posibilidad de que las propuestas cuenten con financiación adecuada y sean vistos como ejercicios que buscan incidir de forma permanente en la planeación y el desarrollo territorial.
La disputa para que la Alianza sea reconocida como empresa comunitaria debe fortalecerse, para ello es necesario seguir elaborando relacionamientos de diferente índole para hacer a los proyectos sustentables en el tiempo y con principios solidarios. La herramienta clave para la consecución de esta tarea es la intercooperación que se desarrolla en los postulados de la ESS. El IEI se ha convertido en un cómplice clave en esta iniciativa, ya que, no pretende beneficiarse política o económicamente, sino que busca brindar las herramientas para que sea posible la construcción de procesos de acompañamiento. Se trata entonces de ofrecer las herramientas teóricas para la construcción de un plan de trabajo que será recogido por los intereses de los integrantes de la Alianza, en clave de la construcción de paz, el desarrollo y la reconciliación.
El trabajo académico se convierte en un puente para propiciar acompañamientos a nivel formativo y técnico, los cuales profundizan los ejercicios que se han adelantado en el territorio, preparando a las comunidades para los nuevos desafíos con los que se puedan encontrar en la implementación y desarrollo de sus propuestas.
Conclusiones
- Tras la firma del Acuerdo de Paz en noviembre del 2016 y, los retos fundamentales para su implementación, por parte del gobierno, la violencia que se ha desatado contra los firmantes de la paz es muestra de que el país ha entrado en un nuevo ciclo de guerra.
- La reconfiguración del conflicto armado, se convierte en factor determinante en el crecimiento de grupos armados de toda índole, así que, el cumplimiento de los puntos del Acuerdo de Paz se convierte en la principal herramienta para la disminución de la violencia en el país y el departamento.
- Los ejercicios Pdet, resultado del Acuerdo de Paz, plantean varios retos para la institucionalidad, los excombatientes, las organizaciones sociales y la sociedad en general. Es necesario demostrar la validez de los ejercicios, teniendo en cuenta las propuestas aportadas por las comunidades, las cuales deben ser contenidas en ejercicios de planificación para el desarrollo territorial y la construcción de paz.
- La Plataforma de Organizaciones Comunitarias, el Instituto Hegoa y el IEI son parte activa en la gestación y proceso de interlocución para el fortalecimiento de la Alianza, sirviendo de puente de mediación y diálogo entre el resguardo de Tacueyó y la cooperativa de excombatientes Coomep. Lo anterior en aras de apoyar las iniciativas de paz en la región y fortalecer los ejercicios de intercooperación ligados a la economía social y solidaria.
- El ejercicio llevado a cabo en la Alianza responde a un interés productivo y económico, que, a su vez, hace parte de una apuesta integral por el desarrollo territorial y la conquista del Buen Vivir de las comunidades.
- La Alianza se convierte en un proyecto que da validez al Acuerdo de Paz, demostrando que partes contrarias en un conflicto, pueden tejer redes para el avance colectivo y comunitario, donde se reconozca la responsabilidad política en acciones de afectación, pero a su vez, se acepte la reconciliación como motor para el desarrollo de la vida. Es un ejemplo tangible de los triunfos de la paz territorial en clave del desarrollo rural.
- Las propuestas productivas que se encadenan al interior de la Alianza se asocian con los planteamientos de la ESS buscando una incidencia territorial vinculada al cumplimiento de logros colectivos, donde la visión del trabajo se aleje de la creación de un producto y sea reemplazada por la idea de un trabajo digno, en el cual los ciclos económicos están en constante relación a través de la defensa del medioambiente y el respeto de las relaciones humanas.
- El trabajo de la Alianza, no se detiene con esta iniciativa, a través de la Plataforma de Organizaciones comunitarias, espera nutrirse con más participantes y propuestas productivas.
- Para la Alianza es fundamental contar con la participación y acompañamiento de la ARN, en clave de la comprensión de los retos que tienen las rutas de normalización a nivel territorial con enfoque comunitario y étnico, pues ha sido efectiva la comprensión de las dinámicas territoriales en aras de la construcción de puentes de entendimiento con diversos aliados territoriales.
Indígenas y excombatientes emprendiendo unidos por la paz.
Esta columna fue escrita en coautoría con Óscar Camilo Beltrán.