Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El reto ahora no solo es recuperar el terreno perdido, sino también acelerar el paso. Reducir la pobreza en las zonas rurales, en todas sus dimensiones y con énfasis en mujer rural, debe ser una prioridad en el periodo de recuperación.
Después de haber logrado avances significativos en materia de reducción de la pobreza en los últimos años, Colombia y el mundo se enfrentan a retos mayúsculos. El informe 2020 del Índice Global de Pobreza Multidimensional producido por la Universidad de Oxford y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estima que puede haber un retroceso mundial de 5 a 9 años, lo que empujaría a unas 490 millones de personas a la pobreza multidimensional. Las estimaciones más recientes del Banco Mundial indican que entre 70 y 100 millones de personas a nivel global podrían caer en la pobreza extrema. En Colombia, el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes estima que con un aumento del 15 por ciento, unas 7.3 millones de personas podrían ingresar a la pobreza monetaria.
En este contexto, el Dane presentó hace unas semanas su nueva radiografía de la pobreza multidimensional en Colombia, y a diferencia del año anterior, esta vez la pobreza bajó a nivel nacional, así como en las ciudades y en las zonas rurales. Pero como dijo el economista Roberto Angulo recientemente en una entrevista, estos datos fueron “antes del impacto del meteorito de la pandemia”. Los avances y el ritmo que se habían logrado en materia de reducción de la pobreza están en riesgo de sufrir grandes retrocesos.
Estos son algunos puntos clave del informe del DANE:
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La pobreza rural se redujo más que en las ciudades y que el promedio nacional.
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Las áreas con mejor desempeño fueron educación, salud y servicios públicos.
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Nariño, Valle del Cauca y Atlántico fueron los departamentos que más aportaron a la reducción de la pobreza multidimensional: 73 por ciento de las personas que salieron de la pobreza vienen de esos 3 departamentos.
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Los hogares con jefatura de mujer rural son las más pobres.
Aunque alta, la pobreza rural mejoraba
El informe del Dane muestra que la pobreza sigue siendo más alta en las zonas rurales (34,5 por ciento), casi tres veces más que en las ciudades (12,3 por ciento) y el doble del promedio nacional (17,5 por ciento).
En medio de estas cifras, que no dejan de ser dramáticas para el campo, hay que resaltar algunos aspectos positivos, por ejemplo, que la pobreza rural en este último año se redujo a un mayor ritmo que la pobreza nacional y la pobreza en las ciudades.
Mientras que la pobreza se redujo 1,6 puntos a nivel nacional y 0.9 puntos en las ciudades, en las zonas rurales tuvo una reducción de 4,1 puntos porcentuales. Esta reducción, aunque modesta, mostraba pasos en la dirección correcta.
Los indicadores que mejoraron
Las dimensiones con mayores reducciones en la ruralidad estuvieron en las áreas de educación, salud y servicios públicos.
De los 15 indicadores que se miden en la pobreza multidimensional, 11 tuvieron algún tipo de mejoramiento en las zonas rurales. De estos indicadores siete mejoraron más de un punto porcentual y cuatro lograron mejorar más de dos puntos porcentuales. Entre esos se destacan reducciones en rezago escolar (-3 por ciento), alcantarillado (-2.3 por ciento), acceso a la salud (-2.4 por ciento) y analfabetismo (2.1 por ciento).
Pero aunque mejoraron, estos indicadores siguen siendo altos comparados con el promedio nacional y las ciudades y siguen mostrando la enorme brecha que hay que reducir entre las zonas urbanas y rurales.
Los indicadores que siguieron igual o empeoraron
A pesar de los avances, hay indicadores que poco se movieron o que empeoraron.
Entre estos está el trabajo informal, que aumentó un punto decimal y quedó en 90.6 por ciento. Esto es un porcentaje altísimo que está 23 puntos por encima de las zonas urbanas y 17 puntos por encima del promedio nacional.
Preocupa también el lento avance del indicador que mide el acceso a agua potable, que solo mejoró tres décimas y sigue siendo alto, mostrando que más del 40 por ciento de las personas en zonas rurales no tiene acceso a agua potable.
El bajo logro educativo sigue por encima del 77 por ciento y el desempleo de larga duración aumentó un punto porcentual.
Brechas urbano-rurales
Las brechas entre las zonas urbanas y las rurales siguen siendo altas, en algunos casos abismales. De los 15 indicadores que mide la pobreza multidimensional, estos son algunos en los que las personas que viven en zonas rurales están más rezagadas.
Dos tercios de los departamentos por encima del promedio nacional
Del total de departamentos en Colombia, dos tercios registran niveles de pobreza por encima del promedio nacional. Los cinco departamentos con más pobreza multidimensional son Vaupés, Vichada, Guanía, La Guajira y Chocó.
Los departamentos con mayores ritmos de reducción de la pobreza 2018-2019
El informe del Dane no ofrece desagregación urbano-rural para sus resultados por departamentos, de manera que esta parte analiza el total de la pobreza multidimensional.
Entre 2018 y 2019, un total de 615 mil personas salieron de la pobreza multidimensional a nivel nacional. Pero solo entre tres departamentos, Nariño, Valle del Cauca y Atlántico, salieron 451 mil personas de la pobreza multidimensional. Es decir, el 73 por ciento del total de reducción de la pobreza la aportaron esos tres departamentos.
Entre este grupo de departamentos es importante resaltar a Nariño donde en un año hubo una reducción porcentual de la pobreza de 11 puntos. ¿Qué programas y acciones se implementaron allí? ¿Cómo se logró acelerar el ritmo de reducción de la pobreza en un año? Es muy importante que se realicen análisis que muestren la inversión social durante 2018-2019 y ver qué lecciones se pueden aprender de este departamento del sur de Colombia.
Los que empeoraron
En el último año en Vichada y Guanía la pobreza tuvo un aumento pronunciado, pasando de 63.5 por ciento a 72.2 por ciento y de 60.6 por ciento a 67.0 por ciento respectivamente. Esto resulta preocupante y es clave analizar qué pasó en estos departamentos para que el aumento de la pobreza fuera tan pronunciado.
Bogotá, zona del país con la pobreza multidimensional más baja, tuvo un aumento de tres puntos porcentuales. Un análisis de esta situación fue realizado por Roberto Angulo en una entrevista reciente.
Hogares con mujeres rurales cabeza de hogar: los más pobres
Si miramos la incidencia de la pobreza multidimensional comparando hogares con jefatura femenina y masculina, podemos ver que los hogares con jefatura femenina tienen una mayor incidencia de la pobreza (18.9 por ciento) que en los hogares en los que los hombres son la cabeza del hogar (16.6 por ciento).
Una desagregación entre hogares urbanos y rurales muestra que la incidencia de la pobreza multidimensional en aquellos en los que la mujer es la cabeza de hogar en las zonas rurales es casi tres veces mayor (38.8 por ciento) que para los hogares con jefatura femenina en el área urbana (14.8 por ciento) y es cuatro veces la incidencia de pobreza para hogares con jefatura masculina en el área urbana o cabeceras municipales (10.6 por ciento).
La mirada a las regiones no ofrece desagregación geográfica urbano-rural, pero se mantiene el patrón que los hogares con jefatura femenina son más pobres comparado con los hogares con jefatura masculina. En la mayoría de las regiones, se observa que la diferencia entre los niveles de pobreza de los hogares de jefatura femenina y masculina es entre 1 y 4 puntos porcentuales, los casos donde la diferencia es más alta se presentan en la región Pacífica y Valle del Cauca donde es 4 y 7 puntos porcentuales más alta para hogares con jefatura femenina.
La desigualdad que sufre la mujer rural no es algo nuevo. Ya se viene reportando desde hace años en múltiples informes. Estos nuevos datos del Dane confirman la tendencia y nos da una mirada actualizada a este problema que constituye a su vez un llamado urgente a la acción.
Posibles retrocesos y el camino por delante
La pobreza multidimensional a nivel rural mostró avances hacia su reducción en áreas importantes, Pero ante la pandemia del Covid-19 enfrenta su mayor desafío. Por una parte, se puede perder el terreno que se había ganado recientemente. De otra parte, existe la premura de avanzar a mayores ritmos de reducción de la pobreza en comparación con los años anteriores.
Es muy posible que haya retrocesos en indicadores en los que se venía avanzando, por ejemplo, en asistencia escolar y desempleo de larga duración. Así mismo, los indicadores como el trabajo informal que ya eran altos antes de la crisis son susceptibles de empeorar y precarizar aún más las condiciones de las zonas rurales del país.
No sabemos impacto exacto de la pandemia, pero un retroceso hipotético de cinco años, es decir a las cifras de 2015, podría dejar la pobreza rural por encima del 40 por ciento lo cual sería devastador para el campo colombiano. Esperemos que este no sea el escenario.
El Índice de Pobreza Multidimensional brinda una carta de navegación, que, aunque no es la única, ofrece información valiosa sobre los componentes que tenían avances positivos, y en los que se podría avanzar más rápidamente en el periodo pospandemia. También ofrece información sobre los componentes que tuvieron retrocesos o avanzaron muy poco en los últimos años. Estas son áreas que se tienen que evaluar con el objetivo de corregir el rumbo y producir mejores resultados en el corto y mediano plazo.
Gracias a la capacidad estadística que se ha desarrollado en el país durante los últimos años, hoy podemos saber dónde están geográficamente los más pobres, quiénes tienen mayores niveles de pobreza, y cuáles son las dimensiones e indicadores que más necesitan atención. El informe 2019 sobre pobreza multidimensional del Dane es un ejemplo de esto.
Ahora está en manos del gobierno nacional y de los gobiernos locales, no solo adelantar acciones para la recuperación del terreno perdido, sino también avanzar de manera decidida con acciones que permitan acelerar el ritmo de programas de superación de la pobreza. Reducir la pobreza en las zonas rurales, en todas sus dimensiones y con énfasis en mujer rural, debe ser una prioridad en el periodo de recuperación socioeconómica.