Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Las ciudades y su avance son pieza fundamental en el desarrollo y condicionamiento del sector agrícola. Buena parte de la demanda del sector agrícola parte del consumo del sector urbano y particularmente de las grandes urbes. La mayoría de las agroindustrias están en o alrededor de las ciudades donde hay los recursos técnicos y humanos para su desarrollo. Más aun el tema del agro genera problemas en la seguridad alimentaria de las regiones y del país. La buena o mala distribución, manejo y generación de desechos se da principalmente en las ciudades. Centrales de abasto, supermercados, distribuciones de alimentos, restaurantes y los hogares tienen que interactuar de manera constante con el campo. Sin embargo es poco lo que se habla de las ciudades en la discusión del desarrollo agrícola.
Las ciudades y su avance son pieza fundamental en el desarrollo y condicionamiento del sector agrícola. Buena parte de la demanda del sector agrícola parte del consumo del sector urbano y particularmente de las grandes urbes. La mayoría de las agroindustrias están en o alrededor de las ciudades donde hay los recursos técnicos y humanos para su desarrollo. Más aun el tema del agro genera problemas en la seguridad alimentaria de las regiones y del país. La buena o mala distribución, manejo y generación de desechos se da principalmente en las ciudades. Centrales de abasto, supermercados, distribuciones de alimentos, restaurantes y los hogares tienen que interactuar de manera constante con el campo.
Sin embargo es poco lo que se habla de las ciudades en la discusión del desarrollo agrícola.
¿Los problemas que las centrales de abasto acaso fueron tema de las alcaldías? Tal vez solo la relocalización del mercado de Bazurto en Cartagena pudo haber surgido en los debates de las pasadas elecciones a alcaldes. Los residuos orgánicos, la inseguridad que se genera alrededor y los problemas de congestión producida por la inexistencia de manejos adecuados de la carga proveniente del campo, la informalidad, el incumplimiento de las normas de empaques y sanidad se mezclan con los problemas generales de las ciudades. Y el manejo de las centrales de abasto donde hay participación de las principales alcaldías y el Ministerio de Agricultura sigue marginado y escondido hasta el próximo escándalo por malos manejos, la extorción de los comerciantes o bien la presencia de algún mafioso.
Este artículo es el inicio de una serie que pretende integrar el destino y políticas de ciudades a la discusión del desarrollo agrícola.
Los supermercados como el eje principal de la demanda:
En el ámbito internacional y de acuerdo a la literatura internacional uno de los grandes cambios en la distribución de alimentos desde mediados del siglo pasado ha sido la expansión cada vez mayor de los supermercados y como esto ha cambiado la distribución y calidad de los productos alimenticios[1]. El argumento va más o menos así. Los supermercados tienden a sustituir a los mecanismos tradicionales de distribución de alimentos que son informales e impiden esquemas de regularidad que garanticen la trazabilidad e inocuidad que la ley progresivamente impulsa. Su tamaño hace que fomenten la implementación entre los proveedores agrícolas de esquemas mínimos de trazabilidad y Buenas Prácticas Agrícolas, sobre la base de contratos de proveeduría relativamente estables.
La informalidad que encuentran los supermercados en los países en desarrollo obliga a que los supermercados diseñen mecanismos para promover las Buenas Prácticas Agrícolas y garantizar la inocuidad y trazabilidad de los productos. Pero la fragmentación de los productores, sobre todo de productos verdes, hace poco viable económicamente manejar grupos grandes de proveedores. La solución de los supermercados a ese problema, según la literatura internacional es la concentración en productores de mayor tamaño, con capacidad empresarial, técnica y financiera para hacer los cambios requeridos y la promoción de asociaciones y cooperativas que, como agrupación, puedan garantizar los requerimientos individuales sobre la base del apoyo técnico, administrativo (principalmente documental) y financiero de los productores individuales en algunas regiones.
El caso colombiano no ha sido así. En la siguiente gráfico se presentan las ventas a precios reales de las grandes superficies,[2] se compara con el crecimiento de la población proyectada del censo de 2005 y con el crecimiento del Producto Interno Bruto.
Graf 1 índice de crecimiento real de ventas de alimentos de grandes superficies e hipermercados vs el de la población y el PIB (índice 100 2015)

Lo que quiere decir el cuadro es que las grandes superficies e hipermercados no han aumentado casi sus ventas entre 2005 y 2013, menos que la población y mucho menos que los ingresos de los colombianos, y la tendencia viene desde cuando existen datos (1997). Pero cada día hay más supermercados e hipermercados y llegan a mayor cantidad de ciudades. Así que la estadística no pareciera creíble. Para ver entonces a qué se han dedicado los supermercados veamos que ha pasado con el tipo de productos que están vendiendo.
En el gráfico siguiente se presenta el porcentaje de ventas de los grandes almacenes e hipermercados de acuerdo al tipo de productos. Estos se han dividido entre tres grupos. El que nos interesa que es el de alimentos procesados y verdes, los electrodomésticos, equipos de informática y electrónicos, y el resto de productos entre 1997 y 2013. La explicación posible, según los datos, entonces es que los grandes almacenes e hipermercados han cambiado la composición de sus ventas. Mientras que en 1997 el 42 % de sus ventas eran alimentos, en el 2013 esta proporción ha disminuido a un 18%, mientras que los electrodomésticos, electrónicos y equipos de informática que representaban alrededor del 7% representan el 42% de las ventas en 2013.
Participación % por tipo de producto dentro de las ventas totales de Grandes Superficies

¿Por qué han crecido las ventas de forma marginal en este periodo? Hay dos razones que parecen unas explicaciones viables y que desarrollaremos en artículos posteriores. La primera es que la distribución de productos alimenticios a través de grandes almacenes e hipermercados ha sido en parte sustituida por un crecimiento de la distribución a través de esquemas barriales de ventas de alimentos, y particularmente el crecimiento importante de ventas barriales de productos verdes cuyo exponente mayor es Surtifruver.
La segunda razón ha sido que, debido al crecimiento de los ingresos y la participación mayor de las mujeres en la fuerza de trabajo, ha habido un aumento mucho mayor de las ventas hacia restaurantes que proveen de alimentos a los trabajadores. Los restaurantes formales e informales están aumentando su consumo de alimentos mucho más que los hogares.
Este proceso, poco analizado, ha tenido efectos que no se han medido y que son particularmente relevantes para la política agrícola y urbana. En buena parte de los países donde los supermercados han crecido en su distribución de alimentos las centrales de abasto tienden a perder importancia en la distribución. En Colombia no. En esos mismos países los temas de organización de pequeños para proveer a los grandes almacenes se desarrolló, mientras que en Colombia han sido escasos los esfuerzos y los resultados. Por último los procesos de mejora de los procesos de trazabilidad e inocuidad han venido paralelos con el desarrollo de los grandes supermercados, en Colombia los desarrollos han sido institucionales pero no operativos.
Por el lado de los restaurantes, su crecimiento y demanda ha generado un crecimiento de las grandes cadenas de restaurantes, la venta por teléfono de comida rápida, la generación de zonas importantes de alimentación cercana a los centros de trabajo y el crecimiento de los grandes cáterings de comida. Y pareciera que a estos restaurantes los siguiera proveyendo de alimento las centrales de abasto, sin control de calidad, sin trazabilidad o inocuidad y sobre la base de estructuras de grandes comerciantes que fijan sus precios.
[1] Milligan A. and A.G. Brown editors. The supermarket Revolution in Food: Good, Bad or Ugly for the World´s Farmers, Consumer and Retailers? The Crawford Fund, 2011 Annual parliamentary Conference. Canberra: August 2011; Reardon T. y J. Berdegue. “The Retail-Led Transformation of Agrifood Systems and its Implications for Development Policies”. Rimisp-Latin American Center for Rural Development. 2008;Stiegert K. and DH Kim Editors. Structural Changes in Food Retailing: Six Country Case Studies. Food System Reseach Group. Wisconsin: USA, 2009.
[2] Según el DANE son las empresas dedicadas a la venta minorista con más de 200 empleados y ventas superiores a 7.000 millones de 1995.