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Se mantiene la focalización territorial, pero se subordinan a la política de estabilización
Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet) son el instrumento del acuerdo de paz para poner en práctica las múltiples y urgentes recomendaciones sobre el enfoque territorial del desarrollo rural que se repiten una y otra vez en los discursos de política pública rural. Más allá del Acuerdo, el desarrollo rural es una agenda de país y es una prioridad en las zonas más afectadas por el conflicto. Ahora bien ¿Qué sabemos hasta ahora sobre el papel que tendrán los Pdet en los próximos 4 años de gobierno del presidente Iván Duque?
Una característica de los documentos de política publicados a la fecha por el Gobierno es la preponderante mención de los Pdet como un mecanismo de focalización territorial. Esto es positivo porque se mantienen los 170 municipios focalizados en el marco del Pdet como foco de intervención. Sin embargo, hace falta saber cuál será el sentido de esta focalización.
En efecto, los documentos de política disponibles no incluyen referencias específicas a los PDET para hablar de programas, o instrumentos para la financiación de intervenciones concretas en territorio. La pregunta es entonces ¿cuáles son las acciones concretas asociadas a los Pdet que serán puestas en marcha en estos municipios focalizados? La Alta Consejería para la Estabilización y Consolidación (antes Alta Consejería para el Posconflicto) en cabeza de Emilio Archila, ha expresado el compromiso del Gobierno nacional con la transformación de estos territorios, pero la estrategia de inversión y desarrollo no ha sido explícita.
Ni las bases del Plan Nacional de Desarrollo (PND), ni su articulado explican cómo el Gobierno pondrá en marcha los Pdet que hoy generan grandes expectativas en los territorios.
Para entender qué dice el PND de los Pdet hay que referirse a otro documento de política: la Política de Estabilización: “Paz con legalidad” publicada por el gobierno el año pasado. La política de estabilización se refiere directamente a los Pdet cuando crea un mecanismo de articulación denominado Hoja de Ruta que los rebasa mediante la articulación de diferentes instrumentos de planeación tales como los Pdet, el Plan Nacional Integral de Sustitución (Pnis), el Plan Marco de Implementación (PMI), Planes Integrales de Restitución Colectiva (Pirc) y los Planes Nacionales Sectoriales. Por esta razón, la mención del articulado del PND a la Hoja de Ruta que hace el Artículo 143 se puede entender como una referencia tangencial a la implementación de los Pdet:
El Artículo 143 crea la hoja de ruta “para la implementación de la política de estabilización como una herramienta que articule los instrumentos derivados del Acuerdo Final, con los planes y programas sectoriales y territoriales, así como con los mecanismos de financiación y de ejecución para garantizar la concurrencia de entidades, de recursos y consolidar la acción coordinada del Gobierno nacional, las autoridades locales y la cooperación internacional, entre otros, en los 170 municipios que componen las 16 subregiones Pdet…”. (Articulado del PND 2018 – 2022, versión para discusión en Congreso).
El Artículo 143 además establece que la Hoja de Ruta deberá tener un acuerdo de inversión y un cronograma de ejecución anualizado por cada subregión Pdet. Establece además que estos acuerdos deben identificar responsables, fuentes de financiación y recursos apropiados en las entidades de diferentes niveles territoriales (nacional y regional) reflejando competencias y autonomía propias.
Según el documento, la Hoja de Ruta permitirá tener una visión de largo plazo y una gestión articulada para la planeación de los 16 Pdet. Tal estrategia de articulación y armonización es necesaria pues es cierto que existen hoy múltiples planes e intervenciones en estos territorios que se traslapan. Sin embrago, hacen falta definiciones claras sobre fuentes de financiación concretas y destinaciones específicas para cada uno de estos instrumentos de planeación y desarrollo. Dejar la implementación de los Pdet como un elemento más dentro de la Hoja de Ruta supone el riesgo de que los compromisos se diluyan en un escenario de escasos recursos y múltiples demandas.
La razón de ser de los Pdet es el reconocimiento de que la política pública tradicional tiene problemas para llegar a estas zonas rurales más apartadas y con mayores retos. Si el objetivo de la Hoja de Ruta es netamente de articular las acciones tradicionales del Estado, se corre el mismo riesgo de incumplir. Si desde la Alta Consejería para la Estabilización existe un verdadero compromiso con la transformación de estos territorios, la Hoja de Ruta y sus referencias en el PND merecen mayor especificidad frente a mecanismos concretos de financiación y ejecución.