Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Luego de leer las diferentes propuestas “agrarias” de las campañas presidenciales, salta a la vista que no todos entienden lo mismo por el mundo rural. Sin embargo, a continuación intentare analizarlas buscando encontrar puntos de dialogo y contradicción.
Duque y la presunción de la buena fe en la propiedad
La propuesta de Iván Duque, puede leerse en el siguiente enlace. Estos planteamientos son los mas escuetos y discretos en comparación con las otras campañas. Las 8 propuestas de Duque carecen de una evaluación del sector, y los datos que soportan sus afirmaciones son prácticamente inexistentes. La anterior conclusión no es solo mía, tal y como puede constatarse en el juicioso trabajo comparativo del Observatorio Rural de la Universidad de la Salle, bajo la coordinación de su director Jaime Forero.
Duque, al igual que la totalidad de candidatos manifiesta una preocupación por impulsar la producción y el consumo interno de alimentos. Sin embargo, sus propuestas están claramente dirigidas a promocionar la agricultura a gran escala. Bajo ese postulado la institucionalidad del sector rural será puesta en función de la estabilidad jurídica, protección de la propiedad privada, y buscará estimular la integración de pequeños productores con esquemas agroindustriales. Así mismo, se piensa modernizar y tecnificar al Ministerio de Agricultura, con un enfoque claro en el desarrollo de cadenas de valor agroindustriales y el aprovechamiento de mercados internacionales. En consonancia con el anterior planteamiento, las ZIDRES ocupan un lugar central en la propuesta, así como la excepción indiscriminada de impuestos a los grandes productores y agroindustriales.
Evidentemente, quedan fuera del anterior planteamiento los derechos de los campesinos sin tierra, de los pequeños productores de agricultura familiar y, sobre todo, quedan excluidos los derechos constitucionales de las comunidades étnicas. Consecuente con su doctrina política y, en contravía de los acuerdos de paz, Iván Duque solamente se preocupa por el acceso a la tierra para la agroindustria; tal y como puede observarse en la siguiente sentencia: “Transformaremos el campo con articulación de agroindustria con pequeños productores, seguridad jurídica a la inversión productiva, y protección a la propiedad (titulación transparente) y el acceso a la tierra (tenencia de buena fe) [subrayado y cursivas mías]. Es preocupante, la “tenencia de buena fe”, la cual tendería a boicotear tanto la ley de restitución de victimas, como el espíritu mismo de la Reforma Rural Integral.
Vargas Lleras y el modelo ZIDRES
El programa agrario de Vargas Lleras, es descargable en el siguiente enlace. La propuesta de Lleras -al igual que la de Ivan Duque- propone una modernización rural dirigida a impulsar la agricultura a gran escala; pero a diferencia del candidato del Centro Democrático, sus planteamientos son mucho más sustentados. Dicho lo anterior, luego de leer el texto de Vargas Lleras, pareciera que para él no existen problemas ambientales ni de conflictos en el uso del suelo rural. Su versión del campo es una despensa de producción. El centro de su propuesta es una Política de Estado Agropecuaria y Rural a 2030. Leyendo entre líneas, los elementos estructurantes de esta Política de Estado 2030, se acercan mucho al funesto proyecto de Reforma a la Ley 160 que actualmente el gobierno de Santos prepara para presentar en el Congreso.
El programa de Vargas Lleras busca consolidar un modelo agropecuario, empresarial, asociativo, tecnificado y moderno, enfocado en la mejora de la productividad y la competitividad. Al igual que su homologo del Centro Democrático, Vargas Lleras busca desarrollar unos derechos de propiedad afines con el modelo agroindustrial y de las Zidres. Por la misma vía de Duque, se realizaran importantes excepciones tributarias a la agroindustria: deducción del 30 % del impuesto de renta para inversiones de capital en el campo; así como la recuperación anticipada del IVA por 5 años a favor de nuevos proyectos durante la etapa preoperativa. De manera preocupante, esta propuesta de gobierno plantea eliminar cualquier resquicio de participación local en las decisiones de peso sobre los territorios al plantear: “Eliminar las modificaciones excepcionales que hay en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), que permiten cambiar el uso del suelo arbitrariamente en detrimento de las actividades rurales”.
El candidato de Mejor Vargas Lleras, también propone capacitar a 200 mil mujeres, como una política de equidad de genero. Lo anterior puede ser bastante discutible, si se observa que el enfoque es aparentemente productivista, buscando proletarizar a la mujer rural, lo cual esta muy lejos de comprender las luchas históricas de las mujeres rurales en torno a sus derechos sobre la propiedad de la tierra, y el reconocimiento de la economía del cuidado. Los campesinos sin tierra y los pequeños propietarios claramente ocupan un lugar marginal en su propuesta. En este ámbito se promueve un modelo de arriendo de la tierra para pequeños productores, lo cual ya se intento en los inicios de la Ley 160, y fracasó de manera contundente. Del mismo modo, se plantea anular por ser incomoda, para facilitar la concentración de la propiedad, el modelo de distribución de tierra por Unidades Agrícolas Familiares – UAF. El conjunto de propuestas de Vargas Lleras muy próximas a las de Duque, tienen como protagonista preponderante a las ZIDRES. Y aunque no lo dicen de manera manifiesta, si es perceptible la determinación de asfixiar cualquier iniciativa que pretenda mejorar la inequidad rampante en la distribución de la tierra productiva de la ruralidad.
Fajardo y la Educación Rural
La propuesta de Fajardo, descargable en el siguiente enlace, esta muy bien sustentada y realmente es muy completa en materia de educación rural, abordando tanto las posibilidades de su promoción como su diversificación. De manera permanente Fajardo pone el acento en la cooperación entre la pequeña, mediana y gran producción. Sin embargo, no se menciona como hacer para que los grandes no se aprovechen de los pequeños, algo común en nuestra historia agraria. Por la misma vía Fajardo se compromete incondicionalmente con el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria, obviando el desbalance que este sistema plantea para el pequeño cultivador multi-activo frente aquel que se dedica al monocultivo o esta anclado a los cluster productivos consolidados. De manera similar a Duque se propone la utilización de la tecnología en los contextos rurales, promoviendo el uso rural de pagos electrónicos, sin embargo, no se tiene en cuenta la brecha tecnológica y de conectividad existente entre los contextos urbanos, los rurales y los campesinos que habitan más allá de la frontera agropecuaria. Igualmente coinciden Fajardo y Duque en la búsqueda de implementar seguros sobre la producción agraria, planteando todo el peso de la ecuación, en el acceso a información sobre el cambio climático y los Big Data de la producción. La aproximación anterior, es por lo menos incompleta, cuando el gran problema de los seguros rurales para la población más vulnerable, es la inestabilidad y volatilidad de los precios reinante sobre los cultivos primarios.
Al igual que De La Calle, Fajardo enuncia respetar los sistemas productivos ancestrales pero no se compromete en nada concreto con las comunidades étnicas. Es llamativo que contando con la poderosa UTL del senador Robledo, el programa de Fajardo no fije ninguna posición frente a los temas espinosos del ordenamiento territorial rural como las ZIDRES, los territorios étnicos y las Zonas de Reserva Campesina – ZRC.
De La Calle y la clase media rural
Esta propuesta, descargable en el siguiente enlace, parte de una evaluación muy juiciosa de la ruralidad colombiana en 4 ítems principales: acceso a la tierra, productividad, pobreza y presencia del Estado. En consonancia con los lineamientos de la Misión rural, es muy acertada la propuesta de enfoque diferencial para el diseño de las políticas territoriales para impulsar el desarrollo del campo colombiano. Así mismo, aunque no dice como, se plantea adoptar enfoques diferenciales para grupos minoritarios como las comunidades afrodescendientes, indígenas o ROM. En mi criterio la principal apuesta del programa rural del candidato Liberal es lograr consolidar una verdadera clase media rural.
En armonia con el anterior objetivo, su propuesta le apuesta por focalizarse en los agricultores familiares. De La Calle, le otorga una importancia muy merecida a la implementación del catastro multiproposito, buscando desarrollar la Reforma Rural Integral; así mismo anuncia que buscará que sea una realidad el cumplimiento de la función social de la propiedad. Es muy afortunada su aproximación al desarrollo rural proponiendo que la promoción de bienes públicos redunden en posibilidades de desarrollo integral para el territorio, en vez de concentrarse en subsidios reactivos a individuos como respuesta a problemas originados en la falta de planeación.
A pesar que la propuesta de ordenamiento territorial del candidato Liberal se sustenta en la conservación del medio ambiente y el agua, al igual que Fajardo no desarrolla ninguna iniciativa frente a las expectativas territoriales de las comunidades étnicas, ni las territorialidades campesinas como las Zonas de Reserva Campesina. En el mismo item, sorprende que no mencione manifiestamente, cual seria su posición frente a las ZIDRES, aunque se menciona muy escuetamente concesiones de 10 años a Zonas de Desarrollo Económico. Una carencia sorprendente para este candidato, dada su retorica de campaña, es la ausencia de integración entre su programa agrario con los diseños y mecanismos rurales de la Paz. De esta manera brillan por su ausencia el papel que tendrán los PDTs, y tampoco pude encontrar en su programa agrario una referencia explicita a cómo manejar la problemática de los cultivos de uso ilícito.
Posteriormente a la publicación de este texto, la campaña del candidato De La Calle, me hizo llegar un texto adicional en el que se esboza en detalle su propuesta para reformular y fortalecer el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos – PNIS. En dicho documento se propone desarrollar la sustitución como un asunto de desarrollo y no solo de seguridad. En este sentido, la propuesta es que el acercamiento policivo se focalice en los carteles del narcotráfico y no en los cultivadores. Como se verá a continuación, las propuestas del candidato Liberal permiten establecer puentes de dialogo con las aproximaciones de Gustavo Petro.
Petro: la producción de alimentos y la transformación del latifundio improductivo
La propuesta del candidato de la Colombia humana, se encuentra descargable en el siguiente link:
Tal y como puede leerse, dicha propuesta parte de doce puntos de diagnostico relevantes de la ruralidad colombiana, los cuales van desde los derechos incompletos de las comunidades étnicas y campesinas, el acceso e informalidad de la propiedad rural, la provisión de bienes y servicios, la producción de alimentos, las economías ilícitas y la tributación rural.
En cuanto a sus programas de gobierno vale la pena remarcar el compromiso con la diversidad étnica y cultural de la nación, plasmado en la promesa de cumplir con los requerimientos de titulación colectiva indígena y afrocolombiana; así como con la promoción de los derechos colectivos y las territorialidades campesinas. La estrategia territorial busca asegurar un fuerte componente intercultural en la medida que plantea avanzar en los derechos de las comunidades sin distinciones que generen discriminación, jerarquización o desarraigo entre las culturas rurales. En cuanto a los programas de acceso a tierra, plantea reforzar la Agencia Nacional de Tierras – ANT con oficinas territoriales adicionales en aquellos Departamentos donde los conflictos, la adjudicación y la formalización de tierras son más urgentes. Lo anterior, busca hacer realidad las metas de adjudicación y formalización de la Reforma Rural Integral. Así mismo, y en franca contradicción con las propuestas de Vargas Lleras e Iván Duque, la Colombia humana plantea retirar el proyecto de Ley presentado por el Gobierno Nacional para reformar la Ley 160 de 1994 y que de paso modifica sustancialmente el Decreto Ley 902 que le da vida al punto no 1 del Acuerdo de Paz.
Frente a las ZIDRES, Petro propone que el Gobierno Nacional vigilé con especial atención que las alianzas y contratos establecidos en su implementación, sean realmente equitativas para los campesinos, y que su diseño no atente contra la sustentabilidad ambiental en áreas particularmente sensibles.
Para Petro, al igual que para De La Calle y Fajardo el Catastro Multiproposito es la pieza clave de la modernización agraria del país. Igualmente importante, es la propuesta permanentemente aplazada de crear una Jurisdicción Rural e Intercultural como parte de Rama Judicial y la jurisdicción contencioso administrativa para la administración de justicia en el ámbito de los territorios de las comunidades rurales. En este sentido el programa de Petro se pronuncia decididamente sobre el tratamiento de los cultivos de uso ilícito, proyectando dejar de lado el acercamiento punitivo sobre los cultivadores, en tanto representantes del eslabón mas débil de la cadena. Por el contrario, propone ampliar la participación comunitaria y el enfoque sistémico de la sustitución; buscando concentrar los esfuerzos policivos en la persecución de las estructuras narcotraficantes que transforman y comercializan.
Frente a las propuestas de desarrollo rural y producción de alimentos, Petro formula un acercamiento técnico que busque incentivar la diversificación productiva intra-predial desde una visión asociativa y regional. Así mismo, buscando que la economía campesina sea sostenible plantea como sine qua non la construcción o el mejoramiento de al menos 5 mil kilómetros de vías secundarias y terciarias que permitan reducir los costos de intermediación de los productos, así como la construcción de infraestructura productiva para potenciar la productividad de las comunidades rurales y la generación de valor agregado en la producción agropecuaria. En consonancia con la búsqueda de asegurar mejores canales de comercialización de los alimentos, este programa agrario propone revitalizar los mercados campesinos; así como la creación de un Plan permanente de compras públicas para productos campesinos.
Petro no da por sentadas las bondades del actual Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria, más bien plantea transitar de un enfoque de «asistencia técnica» a uno de «extensión agropecuaria» en tanto ésta, además de involucrar apoyos técnicos puntuales para las labores agropecuarias, incluye también acciones de generación y transferencia de tecnología, respetuosos de los conocimientos ancestrales y culturales y de las tecnologías propias de las comunidades. Así mismo, respecto al «Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria (SNIA)», se propone que -sin descuidar los Centros de Investigación ya establecidos- la investigación en ciencia y tecnología deberá focalizarse en los pequeños propietarios, así como en los cultivos transitorios como el maíz, la papa, el arroz, las hortalizas, las frutas y las verduras que son la base de la alimentación y el mercado interno nacional. Idéntico camino de focalización poblacional se propone para el Banco Agrario y Finagro.
Por último, pero no menos llamativo, se propone una tributación rural diferencial que desestimule el latifundio y penalice el uso inadecuado del suelo. El mejoramiento del catastro será la base para desestimular el latifundio improductivo, a través de un impuesto predial fortalecido, cuyas tarifas crecientes en función del área de los terrenos y las condiciones de producción de la tierra que se articulen con la vocación del suelo. En la misma dirección se manifiesta que la determinación de los avalúos rurales tendrá en cuenta el uso agrícola histórico, y no solo el valor de transacciones ligadas a prácticas especulativas. Lo anterior permitirá que los campesinos cultiven alimentos cerca de la ciudad y que los avalúos de sus predios sean bajos, mientras que los predios vecinos con usos no agrícolas sean más altos. Así se beneficia a quienes viven del agro y habitan en el predio.
Conclusiones: ordenamientos en tensión
Luego de este ejercicio, es manifiesta una división entre las 5 propuestas analizadas. De un lado, las propuestas de Petro, Fajardo y De La Calle tienen varios puntos de encuentro. Mientras que de otro lado, idéntico fenómeno sucede en el corazón de las propuestas de Vargas Lleras y de Iván Duque.
Así las cosas, es evidente que las propuestas agrarias de Duque y Vargas Lleras mantienen innegables similitudes en torno a un enfoque productivista vinculado poderosamente a la producción agroindustrial y la gran propiedad. Lo anterior podría significar un incremento en el PIB rural y en la balanza comercial de las exportaciones, pero indefectiblemente nos condenaría a ser un país productor de materias primas, y con preocupantes impactos tanto ambientales como sociales, directamente asociados al afianzamiento de los modelos de enclave productivo.
En las antípodas de los anteriores planteamientos, encontramos los programas de las campañas de Petro, Fajardo y De La Calle. Estos tres candidatos, a su modo y con evidentes matices, coinciden en sus balances agrarios en cuanto a: la inequidad de la propiedad rural productiva, las brechas sociales entre el campo y la ciudad, la provisión y cobertura de servicios esenciales, así como en la existencia de conflictos agrarios por el uso y la vocación del suelo. Igualmente, estos candidatos parecerían coincidir en varias propuestas como: la necesidad de implementar el Catastro Multiproposito, la promoción de los derechos integrales de las mujeres rurales, y la asociatividad como estrategia de fortalecimiento de los pequeños productores.