Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
La reducción de la pobreza rural en medio de una de las peores crisis socioeconómicas del país suscita varias reflexiones que requieren de un debate amplio de cara al futuro.
En medio del devastador impacto que deja la pandemia en materia de pobreza monetaria, la buena noticia fue la reducción de la pobreza rural. A nivel nacional, la pobreza rural pasó de 47.5 % a 42.9 % y la pobreza monetaria extrema rural pasó de 19.3 % a 18.2 %. ¿Qué factores explican que mientras la pobreza aumentó de manera pronunciada en las ciudades, se redujera en el campo? ¿Qué preguntas y reflexiones dejan estas cifras? Con el ánimo de ampliar el análisis, comparto 10 reflexiones para el debate.
1. El campo brilló en medio de la pandemia
Las restricciones de confinamiento y movilidad del Gobierno nacional y gobiernos locales no aplicaron para la agricultura y la producción de alimentos. Es decir que desde que empezaron las restricciones en marzo del año pasado, el campo no ha parado de producir. Esto se reflejó en tres aspectos principales. Primero, el abastecimiento de alimentos se ha mantenido constante durante toda la pandemia. Segundo, el sector agropecuario apalancó la agricultura y fue el sector con mayor crecimiento, terminando el 2020 con una contribución de 2,8 % mientras que el PIB para toda la economía fue de -6,8 %. Tercero, el sector agropecuario también brilló en materia de exportaciones con un aumento de 6,9 % durante el 2020. Todos estos elementos hicieron que el campo brillara en medio de la pandemia. Estos resultados también se deben a los programas del Ministerio de Agricultura como “Juntos por el Campo” que han hecho frente a la crisis a través de la inversión y apoyo en maquinaria, crédito y apoyo directo a los sectores productivos.
2. Ayudas institucionales para hacer frente a la pandemia
Una de las explicaciones del Dane es que las ayudas institucionales también contribuyeron a la disminución de la pobreza rural. Los programas sociales coordinados por Prosperidad Social vienen realizando transferencias monetarias a población en situación de pobreza en todo el país, tanto en zonas urbanas como rurales. A raíz de la pandemia y como medida de mitigación a los efectos negativos, el Gobierno nacional realizó pagos extraordinarios a esas mismas poblaciones y también a población identificada como vulnerable a través del programa Ingreso Solidario. Prosperidad Social reporta que durante 2020 se invirtieron más de 12,3 billones de pesos en giros de programas de transferencias monetarias, llegando a más de 8 millones de hogares beneficiarios.
El Dane indica que de no haber ayudas institucionales la pobreza hubiese podido aumentar considerablemente. Esto muestra que, si bien hay una reducción de la pobreza, no se puede afirmar que esta sea sostenible en el tiempo en la ausencia de las ayudas institucionales. Aunque estas ayudas contribuyen a la mitigación de los impactos de la pobreza, continúa siendo imperativo la implementación de iniciativas sostenibles de generación de ingresos, provisión de bienes públicos y servicios sociales que ayuden de manea integral a la superación de la pobreza y a la construcción de condiciones para el desarrollo sostenible.
3. ¿La Reforma Rural Integral está mostrando resultados de su implementación?
La Reforma Rural Integral —el primer punto del Acuerdo de Paz— viene implementado programas en las zonas rurales del país que comprenden desde aspectos productivos, hasta la provisión de bienes públicos. Como lo discutí en un artículo anterior, el Plan Marco de Implementación —principal herramienta de planeación y acción del Acuerdo de Paz— se propuso reducir en un 50 por ciento la pobreza multidimensional y erradicar la pobreza extrema.
En ese contexto y dando cumplimiento a los compromisos del Acuerdo Final, el Gobierno nacional a través de sus ministerios y agencias viene ejecutando proyectos que van desde vivienda rural, riego, vías y conectividad, hasta desarrollo productivo y comercialización agrícola. Estos proyectos, programas y planes intersectoriales se vienen implementando con especial énfasis en los 170 municipios —los más pobres y afectados por la violencia en el país— donde se desarrollan los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial. Aunque muchos de estos proyectos no han avanzado al ritmo y cobertura con los que fueron planeados inicialmente, es posible que casi cinco años después de la firma del Acuerdo se estén empezando a ver algunos resultados en varios frentes, incluyendo la reducción de la pobreza rural.
4. La mujer rural sigue siendo más pobre
Las buenas noticias de la reducción de la pobreza rural no son tan buenas para las mujeres. En las zonas rurales los hogares con jefatura femenina son los mas pobres. El informe del Dane indica que el 47 % de los hogares con jefatura femenina en las zonas rurales son pobres, en comparación con los hogares con jefatura masculina que representan el 41,5 %. Ese porcentaje para las mujeres rurales es superior al de las ciudades y al promedio nacional. Esta es una tendencia que ya se venía presentando en años anteriores y que no cambió para el 2020. Es por esto que los programas de reducción de la pobreza —que se tienen que reforzar integralmente— deben priorizar a la mujer rural, pues son quienes más se están quedando atrás.
5. A pesar del incremento a nivel nacional, Chocó y Cauca redujeron la pobreza. ¿Qué pasó en esos departamentos?
En medio de las malas noticias del incremento pronunciado de la pobreza a nivel nacional, no debemos ignorar los departamentos que en el último año redujeron sus niveles de pobreza monetaria (Caquetá, Cauca, Chocó y Nariño) y monetaria extrema (Chocó y Cauca). ¿Qué pasó en estos departamentos y cómo lograron disminuir la pobreza de su población en plena crisis? Aún más, ¿en qué condiciones se disminuyó la pobreza en especial cuando hay un recrudecimiento de la violencia en varios de estos departamentos? Otra pregunta, ¿en qué medida las economías ilegales están influyendo en los niveles de ingreso de la población de estos departamentos? El informe del Dane no nos brinda este nivel de detalle, pero es clave analizar qué tipo de acciones se han tomado en estos departamentos para la reducción de la pobreza, así como la forma en que se han implementado los programas sociales en estos territorios del país. Es mucho lo que se podría aprender de estos departamentos en materia de reducción de la pobreza y de hacerle frente a la crisis ocasionada por la pandemia.
6. ¿Puede una visita prolongada a la finca de descanso reducir la pobreza rural?
Varias personas han puesto en el debate la hipótesis de que la migración de personas de las ciudades, principalmente de estratos altos, hacia las zonas de rurales durante varios meses de 2020 podría tener un impacto en la estimación de los niveles de pobreza. Esto es más difícil de comprobar. La metodología usada por el Dane no brinda elementos suficientes para afirmar lo uno o lo otro. Este es un tema que podría influir, pero se necesita más análisis para poder llegar a conclusiones.
7. La pobreza monetaria ofrece una visión parcial. Ahora falta la medición de la pobreza multidimensional 2020
No debemos olvidar que la pobreza monetaria —aunque ofrece una perspectiva importante— solo ofrece una visión parcial. Todavía falta que el Dane calcule y publique la pobreza multidimensional para 2020 para poder tener una fotografía más completa. Una actualización de la pobreza multidimensional nos permitirá conocer los efectos de la pandemia sobre los indicadores de salud, educación y condiciones de la niñez y juventud, todos de absoluta relevancia para las acciones estratégicas que se implementen en el periodo de recuperación. Como lo analicé el año pasado, en 2019 la pobreza multidimensional rural venía disminuyendo. Ahora tenemos que estar pendientes de la publicación de las cifras para 2020. El Dane todavía no ha anunciado cuándo se publicarán estas cifras.
8. Hay que resaltar el liderazgo del Dane
Es importante destacar la labor y liderazgo del Dane. La rigurosidad de su trabajo y la capacidad de adaptación en medio de la pandemia permitieron continuar su trabajo para estimar las cifras de pobreza y hoy le permiten al país contar con información clave para navegar la crisis.
Las cifras sobre pobreza monetaria no son las únicas que se han producido desde el Dane. Por ejemplo, La Encuesta Pulso Social ha venido ofreciendo periódicamente valiosa información sobre confianza del consumidor, bienestar subjetivo, redes de apoyo de los hogares y bienestar de los hogares que cuentan con niños, niñas y adolescentes. En otras palabras, el liderazgo político no puede tener como excusa la falta de información sobre la situación socioeconómica del país en materia estadística. El Dane está produciendo información relevante, periódica y rigurosa que contribuye a priorizar, focalizar y canalizar las inversiones sociales.
9. Más allá de los números, hay personas
Aunque estamos hablando de números y estadísticas, no debemos olvidar que más allá de todo esto hay personas y familias sufriendo, pasando por las condiciones más difíciles. A pesar de la reducción de la pobreza rural, 3,5 millones de personas entraron a la pobreza a nivel nacional. Esto debe motivarnos como país a hacer todo lo que esté en nuestras manos para recuperar el terreno perdido y acelerar el paso de reducción de la pobreza, con una empatía profunda con las personas más afectadas.
10. Con mejor información, fortalecer la acción y el liderazgo
Los retos para la recuperación socioeconómica del país son enormes, pero el campo colombiano mostró su resiliencia, aunque falta mucho camino por recorrer. Ahora que tenemos las cifras y una mejor idea de los impactos, lo importante es fortalecer la acción decidida y el liderazgo para recuperarnos como país del golpe de la pandemia. Para esto es clave recoger los aprendizajes y convertirlos en acciones de reducción de la pobreza. Aunque las ayudas institucionales contribuyen a contener una peor situación, es de vital importancia la implementación de acciones que sean sostenibles, tales como los compromisos de la Reforma Rural Integral del Acuerdo Final. Los compromisos allí contenidos, promueven transformaciones estructurales con impactos positivos en el corto, mediano y largo plazo para la población rural del país.
El 2020 mostró la gran potencialidad que tiene el sector agropecuario para la economía colombiana y es allí donde residen varias de las soluciones para avanzar hacia la erradicación de la pobreza y la generación de condiciones para el desarrollo sostenible.