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Lo que nos dejan los resultados electorales del 25 de octubre en Colombia.
Los comicios del domingo pasado dejan para la región una serie de conclusiones cuyo impacto podrá solamente ser evaluado en el mediano plazo, cuando se empiece a hacer el balance de las gestiones de quienes esta semana fueron elegidos para tomar las decisiones que en lo público determinarán el futuro de este territorio.
1. Las maquinarias no son invencibles, pero derrotarlas no necesariamente garantiza el éxito de la gestión del vencedor: Los casos particulares de Bucaramanga, Cali y Medellín, donde fueron derrotados sorpresivamente el Partido Liberal y el Centro Democrático, demuestran que el voto de opinión en las grandes ciudades es en ocasiones determinante. En Cali, Maurice Armitage, derrotó como estaba previsto al candidato liberal y al ex vicepresidente Angelino Garzón. Federico Gutiérrez, en representación del fajardismo, era superado en todas las encuestas por el candidato del senador Uribe, pero el domingo salió victorioso por solo nueve mil votos. En Bucaramanga, Rodolfo Hernández, con el apoyo del expresidente antioqueño, pero también de Claudia López –interesante paradoja- derrotó por 4.500 votos a Ibáñez, que contaba con todo la aplanadora liberal a su favor.
Si bien los casos de Armitage y Hernández no son los de políticos con experiencia en lo público, el de Gutiérrez sí lo es. Los nuevos alcaldes de Cali y Bucaramanga son primíparos en el arte de gobernar los destinos de los ciudadanos y tomar decisiones públicas, mientras “Fico” ha sido consejero municipal, concejal en dos períodos, presidente de dicha corporación en 2008 y candidato a la alcaldía de Medellín en 2011. Son perfiles distintos, pero que representan un mismo fenómeno de rechazo a las estructuras tradicionales de poder en las regiones.
Sin embargo, los partidos políticos siguen aceitando las maquinarias y tienen una incidencia definitiva en los resultados electorales regionales. El tamal y los mercados siguen decidiendo elecciones de manera mayoritaria en Colombia. Que hayan sido vencidas, a pesar de la euforia post-votación que se vive en estas ciudades, no significa que lo nuevo siempre sea mejor o que sea garantía de una buena gestión pública con todo lo que ella exige y conlleva.
Conclusión: Optimismo moderado. En dos de las tres principales ciudades del país perdió la maquinaria. Se rompió un paradigma, se marcó quizás un hito, pero falta mucho. La victoria del voto de opinión no siempre garantiza, por sí sola, administraciones eficientes. Gobernar es exponencialmente más difícil que ganar elecciones.
2. Tavera es gobernador a pesar de Bucaramanga y sus deudas con la justicia: Didier Tavera que, como dijo La Silla Santander, tiene tres investigaciones penales en curso en la actualidad -que podrán resolverse antes de diciembre de 2019-, resultó elegido como gobernador de Santander a pesar de haber sido derrotado vergonzosamente en la capital del departamento. El candidato, ahora apoyado por Serpa, obtuvo el 31,5% de los votos contra el 23% de los obtenidos por Leonidas Gómez, outsider que reivindicaba la política hecha con transparencia y que se constituyó en la gran sorpresa de la contienda en Santander al derrotar a los candidatos de los Aguilar.
Sin embargo, en Bucaramanga Gómez derrotó a Tavera por más de 13 puntos porcentuales, unos 35.000 votos. En la capital, Leonidas obtuvo 24.000 votos más que el alcalde electo. Todo un fenómeno electoral.
Primera conclusión: Pesimismo. A Tavera lo eligieron las maquinarias provinciales que siguen pesando más en el rompecabezas electoral santandereano. Leonidas solo ganó en el Área Metropolitana y Los Santos, donde ha desarrollado su actividad empresarial reciente. Tavera ganó en Barrancabermeja y en otros 64 municipios del departamento. Barrió.
Segunda conclusión: Esperanza. Leonidas Gómez es hoy el fenómeno electoral más importante de Santander. No solo derrotó a los candidatos del clan Aguilar, sino que obtuvo más votos en Bucaramanga que quien resultó siendo elegido alcalde. En esta coyuntura debería aprovechar para hacer una oposición inteligente desde lo político y una veeduría técnicamente soportada, para aprender más sobre lo público y la gestión y administración de lo departamental, lo que se constituyó su punto débil en esta candidatura: la falta de experiencia política. Su gran reto es hacerse visible y viable en Barrancabermeja y el resto del departamento. De no ser así, por ser este un país de electores amnésicos, desaparecerá y dejaría de ser una opción legítima para reemplazar a quien lo derrotó. La estrategia es convertirse en cuatro años en un actor político relevante más allá de lo electoral, donde ya probó ser un fenómeno sorprendente.
3. Serpa ganó una elección, pero perdió el bigote y su credibilidad: El costo político que pagará Serpa por haber apoyado a candidatos como Luis Pérez en Antioquia, contradictor del Partido Liberal por su cercanía con Uribe y enlodado por los liberales por su relación con “Don Efra”, así como a Didier Tavera en Santander, a quien él mismo había derrotado cuando fue elegido gobernador en 2007, podría ser el fin, no solo de su bigote, sino también de su prolífica y larga carrera política.
Si algo había capitalizado en su favor el codirector del Partido Liberal después de su vinculación al Proceso 8.000, fue la imagen de un político leal a las causas que defendía –más allá de que los ciudadanos las compartiéramos o no-. Por eso le quedó muy mal apoyar a personajes a quienes o él directamente o su partido habían acusado en 2007 de ser corruptos, por decir lo menos. Es tan incoherente, desde el punto de vista discursivo, como si hoy apoyara públicamente a Andrés Pastrana.
Conclusión: El sistema hace agua. Cuando los partidos, en cabeza de personajes como Serpa, dejan de ser referentes ideológicos y se convierten en dispensadores de avales, corren el riesgo de aliarse con el enemigo y, mucho más grave, de perder su coherencia propositiva. Por eso hoy es necesaria una reforma política seria y profunda: más de 800 candidaturas por firmas en todo el país indican que los partidos deben cambiar estructuralmente para no desaparecer. Deben entender que son más que un trapo rojo y que un logotipo en un tarjetón. Deben ser repositorios de ideas y ejecutores de progreso.
4. Los Aguilar no fueron derrotados. Perdieron solos: A pesar de haber ocupado los dos últimos puestos en la carrera por la gobernación de Santander, el clan Aguilar sumó 390.000 votos entre Sánchez y Díaz. Si las disputas políticas intrafamiliares hubieran sido resueltas, el gobernador no hubiera sido Tavera.
Conclusión: Cautela. En Santander, la mayoría de quienes votaron (el 39%), preferían para gobernador a un candidato respaldado por los Aguilar. Perdieron solo por su torpeza política. Para diseñar y ejecutar estrategias electorales no son tan eficientes como para otras cosas.
5. Disminuyó la polarización en el país: Se debilitaron la izquierda extrema y la derecha, representada por el Centro Democrático. Los colombianos demostraron desplazarse ideológicamente hacia opciones de centro, en detrimento de ideas ubicadas en cualquiera de los dos extremos del espectro político. El Polo y los Progresistas fueron derrotados estruendosamente en Bogotá, su principal fortín electoral y el Centro Democrático en Bogotá y Medellín.
En Santander, el Polo no obtuvo alcaldías, aunque su apoyo a Leonidas le da réditos políticos en el mediano plazo y entra al Concejo de Bucaramanga con Jorge Flórez. Sigue sin ser una fuerza relevante en el departamento. Por su parte, el Centro Democrático obtuvo solo tres alcaldías con candidato propio: Rionegro, San Vicente y California.
Conclusión: Ganó el centro, pero no el Democrático.
6. Cedió la abstención pero se disparó el voto en blanco en Bucaramanga: En Bucaramanga el voto en blanco le ganó al candidato con menos votos, Sergio Isnardo Muñoz, para terminar representando casi el 13% del potencial electoral, más de 5 puntos porcentuales por encima de lo alcanzado en 2011, comportamiento distinto al de la elección de gobernador.
Por su parte, tanto en la capital como en Santander, la participación aumentó. Por los candidatos a la gobernación se depositaron casi 54 mil votos más que en 2011 y por la alcaldía casi 25 mil más que hace cuatro años.
Conclusión: Los santandereanos participaron más, pero en Bucaramanga mostraron su inconformismo. Durante los últimos 15 años el voto en blanco nunca había sido tan alto en nuestra ciudad.
7. Negociación política como elemento fundamental de gobernabilidad: Con la victoria de Hernández y Tavera y la conformación de Concejo y Asamblea, queda evidente que el Legislativo no da, en ninguno de los casos, garantías de apoyo a los elegidos en el Ejecutivo. Hernández tendrá que gobernar con un Concejo mayoritariamente liberal y Tavera solo contará con dos escuderos de su partido en la Asamblea.
Conclusión: El puesto clave de los próximos gabinetes será, más que nunca, la cartera de Interior. De la relación que se logre establecer con los órganos legislativos dependerá en gran medida la capacidad de gestión de los gobernantes elegidos.
Imagen tomada de: http://www.eluniversal.com.co/sites/default/files/styles/610×400/public/201503/elecciones_colombia.jpg?itok=yGL9jmhV