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La ciudad va para cuatro años consecutivos en una recesión que no se detiene, por el contrario, se profundiza y pareciera que no tuviera fin.
Desde de 2015 Barrancabermeja, llamada la capital del oro negro, la capital del petróleo o el puerto Petrolero de Colombia u otros adjetivos con que se califican o determinan su sustantiva importancia estratégica para el país, el departamento y la región se haya sumergida en la más profunda crisis del presente siglo.
La ciudad va para cuatro años consecutivos en una recesión que no se detiene, por el contrario, se profundiza y pareciera que no tuviera fin. Una muestra de la gravedad de esta situación se refleja en los indicadores económicos, sociales y ambientales en el año transcurrido en los que todos siguen la tendencia a la baja.
Por ejemplo: la creación de nuevas empresas se redujo en 16,6 por ciento, las empresas en liquidación aumentaron en 30 por ciento, la capacidad instalada se redujo a 62 por ciento quedando a solo 4 puntos porcentuales del periodo más crítico, las ventas bajaron entre 4 por ciento y 8 por ciento según tamaño de empresas y comercio y la aprobación de área de construcción bajó 67,9 por ciento con respecto al año anterior y esto también venía en disminución con respecto a los años anteriores.
Además, el desempleo aumentó como quiera que dejaron de emplearse 2,4 por ciento de personal en las empresas que ya venía en franco deterioro cuando el desempleo en la ciudad se había estimado en más del 20 por ciento, cifras del registro de la Cámara de Comercio de Barrancabermeja. Eso significa que si se sumara aritméticamente tendríamos un 22,4 por ciento de desempleo y llevada esa cifra a la población económicamente activa (PEA), representa más de 30.000 personas desempleadas.
Agregado a lo anterior, los impuestos siguen creciendo como si los trabajadores, empresarios y la gente no estuvieran sufriendo la crisis.
Para el presupuesto de 2019, el municipio estima un aumento de los ingresos con los impuestos prediales y de industria y comercio, además de un IVA del 19 por ciento en vigencia que ahogan los pequeños ingresos de una población cuyo poder de compra va hacia abajo en la misma proporción en la que se profundiza la crisis, todo esto además del mal hábito de creer que van a aumentar los ingresos basado en las proyecciones de un posible aumento el precio del barril de petróleo y no bajarlos cuando estos descienden.
Para completar el cuadro crítico, se vive el deterioro ambiental de los cuerpos de agua que rodean a la ciudad y abastecen el consumo de la población, que de contrapartida, siente cómo la ciénaga San Silvestre se colmata por sedimentos y lixiviados que le vienen de los rellenos sanitarios antiguo y nuevos, así como de la desforestación y la actividad petrolera aguas arriba, lo mismo que con las demás ciénagas, caños, quebradas y humedales que la rodean. Lo que es un privilegio de la naturaleza
se ha convertido en tragedia por la acción antrópica.
Esta crisis se ha presentado en una ciudad cuya producción representa el mayor aporte al Producto Interno Bruto de Santander, con algo más del 68 por ciento del PIB industrial; que procesa el 70 por ciento de los combustibles que consume el país y produce el 60 por ciento de la demanda petroquímica nacional, que en su territorio se encuentra establecido el complejo industrial más grande y desarrollado del país y en su zona rural se localizan campos de significativa producción petrolera que aportan más de 50.000 barriles de petróleo por día, que cuenta actualmente con uno de los más modernos puertos multimodales de América Latina para recibir y despachar grandes cantidades de mercancías y productos industriales, que dispone de más de 124 empresas relacionadas con la industria metalmecánica en máquinas y herramientas, bobinados, mantenimiento predictivo, preventivo, proactivo, montajes industriales y suministros, que tiene más de 1.000 hectáreas de cuerpos de agua, cuyo paisaje atrae a propios y extraños, que su población se nutre de una fortuna cosmopolita como quiera que aquí converge la diversidad cultural del país y otras latitudes atraídas por la otrora riqueza de la industria del petróleo y se quedaron en Barrancabermeja construyendo ciudad.
Lo anterior está soportado en una población superior a 200.000 habitantes según proyección del censo de 2005 y que seguramente el que se está realizando registrará una población significativamente mayor. Población que tiene una de las más calificadas mano de obra del país, reconocida en el extranjero cuando las circunstancias de la vida le exige migrar para ganar el sustento, en el mismo propósito, el sector empresarial local se ha esforzado por mejorar sus competencias empresariales para ofrecer lo mejor. Asimismo, existe una importante oferta de programas de educación superior con más de 10 universidades establecidas en la ciudad y con una privilegiada ubicación geográfica que le ofrece todas las condiciones para desarrollar sus potencialidades.
¿Cómo se explica que teniendo Barrancabermeja todo ese potencial esté sumida en esta profunda crisis?
Esta situación tiene su origen en políticas que han implementado los gobiernos de turno tanto del orden nacional, departamental y municipal que han sostenido la orientación de un modelo económico que en nada consultan el progreso del país ni de la región subyacente, porque las crisis no sobrevienen por sí solas, en muchos casos, las crisis se crean para dar rienda suelta a medidas a las que se le sacan provecho los mismos que las producen, ahí están los bonos de agua de Carrasquilla, el relleno sanitario de Rediba, el caso de Ferticol, la suspensión de la modernización de la refinería PMRB, el complemento alimentario, los niños fantasmas, el fracking y la corruptela que los abriga con el manto oscuro de la impunidad.
Esto no será eterno, llegará el momento en que la gente se conocerá así misma y conocerá a los causantes de sus males y así empezará a cambiar y a resolver esta profunda crisis.