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Avianca es un símbolo, pero a la fecha debe más de 5 mil millones de dólares, tiene escándalos de corrupción y en Colombia, Satena podría asumir el rol asumiendo rutas, empleados, equipos y logística. Es una oportunidad de oro para expandir lo público.

Avianca es un símbolo para Colombia y una marca que nos representa como país, aún cuando los dueños sean extranjeros y desde la época de Efromovich venga de capa caída hasta llegar a una renegociación de la deuda por 5000 millones de dólares. 

Lo cierto es que antes de iniciar todo este camino tortuoso del covid-19 que puso en jaque a todas las aerolíneas del mundo ya se había iniciado una investigación en contra de ejecutivos de la compañía por exigír dinero a Airbus para ayudar en el cierre del negocio de compra de 100 aviones de esa marca en 2015.

Nosotros como país hemos visto cómo se reduce cada vez más el número de activos de valor que son de propiedad pública y que en momentos como estos vendrían bien para inyectar en la economía el dinamismo que necesita para no caer en una catástrofe financiera sin precedentes en el tiempo moderno.

Seguramente Avianca buscará salvamento, y no es tiempo de darlo, es tiempo de garantizar una entrega de sus rutas al gobierno colombiano que podría expandir la operación de Satena como el nuevo gran operador de las rutas de mayor valor, inicialmente un marco nacional y luego en un contexto internacional una vez se restablezcan las operaciones de vuelos internacionales (no sabemos cuándo).

Lo cierto es que Avianca no podrá cumplir a sus acreedores y en vez de un salvamento público sería una entrega ordenada y pacifica a favor de la empresa industrial y comercial del Estado, así mismo si el marco contractual lo permite Satena podría negociar con los acreedores condiciones favorables de compra o leasing para la flota de Avianca, incluyendo a un costo razonable la adquisición marcaria.

La compra de activos estratégicos permitiría renegociar pasivos con acreedores, salvar puestos de trabajo y la expansión de la capacidad pública de operar servicios estratégicos diversificando la fuente de ingresos nacionales que de ninguna manera pueden ser a costa de nuevos tributos.

El marco constitucional permite este tipo de adquisiciones, aunque un marco legal específico funcionaría muy bien para la enajenación forzosa de activos estratégicos amenazados por la crisis financiera mundial, y la crisis de las empresas que como Avianca han obrado de manera previa con irresponsabilidad frente a su actividad económica.

Si no se puede comprar la propiedad marcaria, y los negocios con los acreedores de la compañía no son posibles, la tarea es lograr la expansión de Satena y el fortalecimiento de la empresa  que remplazaría en paquetería y flujo de pasajeros a Avianca, y podría crecer según la demanda, que al principio será baja, pero paulatinamente y con el tiempo volverá a niveles acostumabrados, hecho que sucederá por lo menos en una década, tiempo suficiente para fortalecer operativamente la compañía.

Los planes de rescate financiero deben ser sectorizados, y aunque suena completamente impopular, como tanto admiran a los coreanos el rescate se debe centrar donde exista una ventaja comparativa relativa o donde se quiera impulsar un determinado sector con mayor capacidad de subsistencia en el tiempo.

El sector aeronáutico, metalmecánica o agricultura podrían tener más sentido aprovechando mercados marginales y la necesidad de una reorganización del comercio internacional que exigirá el cierre de mercados para favorecer el empleo interno en una básica medida de proteccionismo cuyo principal referente hoy día es el mismo EEUU.

Siguiendo el trabajo del profesor Ricardo Hausmann de la Universidad de Harvard, la verdadera apuesta debería centrarse en la industrialización total del potencial agrícola nacional, la creación propia de maquinarias y tecnologías para la producción y la generación de conexiones lógicas de cadenas de valor apalancadas financieramente por el Estado en aquellos casos donde resulten estratégicas para el desarrollo de la nación.

Seguir defendiendo el libre cambio es seguir condenando a nuestro empresariado a su aniquilación total porque rápidamente las capacidades industriales de los países desarrollados saturarán sus mercados y defenderán con violencia el acceso a mercados de países pobres como el nuestro, inhibiendo por décadas la actividad empresarial nacional, agravando el endeudamiento y el empobrecimiento general de nuestra sociedad.

Esta lección debe enseñarnos que no podemos ser un país importador intensivo y que en las manos de los comerciantes no puede estar el desarrollo de la economía, tiene que estar en manos de los industriales. No podemos seguir confiando nuestra economía a los revendedores de humo, productor nacional, es garantía y seguridad de tener empleo nacional, tributos y una capacidad de incidencia en la sociedad a través de la verdadera innovación, con unas universidades listas a ofrecer el conocimiento que demandan las industrias, graduando ingenieros y no empleados, necesitamos para el progreso de nuestra sociedad verdaderos seres de ciencia.

Así que conclusión, si Avianca quiere la plata pública para su salvamento pues tendrá que convertirse en un activo público y se deberá hacer una buena gestión de deuda, de lo contrario que Satena se gane su espacio como la aerolínea insignia del país, operada por la fuerza aérea como hasta el día de hoy le ha servido al país.