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Debemos construir con las comunidades urbanas, rurales, campesinas y de pescadores del Magdalena Medio, Santander y Colombia una Política Ambiental donde se garantice la permanencia de los magdalénicos en la ribera del Valle Medio del río Magdalena para los próximos 100 años.
El Magdalena Medio colombiano es una región con una gran dicotomía, se ha configurado como territorio y moldeado el carácter de sus habitantes, generando enormes riquezas y bienestar social a los colombianos gracias a la extracción y refinación de hidrocarburos y otras actividades extractivas. Desde 1918 gracias a la movilización social por reivindicar la soberanía del petróleo se generaron ciertas presiones para garantizar un mínimo de dignidad para las obreros de la naciente industria petrolera, para 1950 con la creación de Ecopetrol hasta inicios del siglo XXI, Barrancabermeja vivió un cierto “Estado de Bienestar” donde se garantizó salud, educación y recreación a todos sus empleados, así mismo aportaba en infraestructura al municipio beneficiando también al grueso de la población barranqueña y del Magdalena Medio, al punto que se configuraban y se creaban pueblos alrededor del petróleo. Pero también en el Magdalena Medio y en Barrancabermeja se conocen las adversidades debido a que lleva décadas conviviendo con los impactos ambientales, evidenciados en el detrimento de la salud humana de sus habitantes más vulnerables.
En este sentido, vemos el caso de anencefalia que se reprodujo en los medios de comunicación nacional en los primeros días de febrero de 2017 en Barrancabermeja, hecho que refuerza las preocupaciones y las denuncias que han realizado los integrantes del GEAM (Grupo de Estudios Sociales, Extractivos y Ambientales del Magdalena Medio) y la Corporación Yariguíes sobre el lamentable estado de la ciénaga San Silvestre, existe presencia de metales pesados según un estudio realizado por la UPB sede Bucaramanga, ampliamente conocido gracias a la labor de Marquin Macías despedido de Aguas de Barrancabermeja por exigir la publicación de este documento, y en general existe un deterioro ambiental en nuestro entorno, aire, tierra y agua con altos niveles de contaminación.
Con ese panorama, debemos construir con las comunidades urbanas, rurales, campesinas y de pescadores del Magdalena Medio, Santander y Colombia una Política Ambiental donde se garantice la permanencia de los magdalénicos en la ribera del Valle Medio del río Magdalena para los próximos 100 años, es urgente invertir los recursos que hoy se van en cemento, como los parques, malecones y canchas que sí se debe mejorar pero con proporcionalidad, y darle la importancia que se merece en mejorar la calidad de agua para los magdalénicos, en buscar controles y mitigar los olores ofensivos que se presentan continuamente sobre el Puerto Petrolero, así como también estudiar y analizar los pastos y la tierra de nuestros corregimientos y veredas, invertir en la preservación ambiental, buscar una excelente calidad de agua que dé más bienestar social que las obras suntuosas.
Una política ambiental inmediata, es pensar y estructurar un proyecto donde los 80 mil millones de pesos que quieren despilfarrar en el supuesto ‘Parque Nacional del Petróleo, el Agua y la Energía”, se ejecuten mejor en obras para analizar, intervenir y mitigar los impactos ambientales del extractivismo en Barrancabermeja.
Y como lo dijo el Papa Bergoglio es “Imprescindible la acción de cada Estado como garante del acceso universal al agua segura y de calidad”[1]
@omsampayo