Isagen.jpg

Entiendo los mamertos como aquellos que están dispuestos a manipularlo todo para tener la razón, pero fracasan en el intento. En su columna, Yanovich intentó manipular la información, pero fracasó en el intento. El artículo se debe seguir llamando “Isagén y los mamertos.”

En su última columna, titulada “Isagén y los mamertos”, el columnista de la revista Dinero, David Yanovich, hace un muy desafortunado intento de explicar la diferencia entre lo público y lo que es del Estado. (Vea columna: Isagén y los mamertos http://www.dinero.com/edicion-impresa/opinion/articulo/articulo-de-david-yanovich-sobre-la-benta-de-isagen/218310)

Empieza la columna citando un tuit de la ex senadora Piedad Córdoba, en el que afirma que con la venta de Isagén, el país entendió la necesidad de defender lo público. Sin embargo, el columnista considera que la ex senadora tiene razón, en cuanto a que asume un mundo sin restricciones, pues Isagén, según él, no es público.

Para Yanovich, la diferencia entre lo público y lo privado, por demás acertada, es que de un bien público se pueden beneficiar, sin exclusión, todos los ciudadanos, mientras que de uno privado, nadie distinto a su propietario puede obtener beneficios. Según lo anterior, entiende el columnista que por el Estado ser el dueño de las acciones de Isagén, no quiere decir que todos podamos beneficiarnos de ello (sic), pues el único beneficiario de ello es el Ministerio de Hacienda.

Sin embargo, sépase que al un bien ser del Estado, como el caso de Isagén, inexorablemente los beneficios que obtenga dicha empresa están destinados a satisfacer las necesidades de todos los ciudadanos.

Usemos un silogismo sencillo: Los dividendos que genere Isagén van al Ministerio de Hacienda; del ministerio de Hacienda salen los recursos destinados a satisfacer las necesidades de los colombianos; por tanto, Isagén es un bien público, pues los beneficios que genere van satisfacer necesidades públicas.

Sin embargo, la anterior precisión resulta redundante si se tiene la columna a la que nos referimos: En ella, el columnista pone el ejemplo de que si para hacer 1.000 colegios se hace necesario vender Isagén (que es de propiedad del Estado, no de los colombianos), pues hay que venderla y construir los mil colegios que sólo el Estado puede construir para satisfacer necesidades públicas.

A excepción de la física cuántica, la lógica más elemental no enseña que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Eso debería notarse en el escrito de Yanovich, pues si se vende Isagén, según su teoría, los dineros seguirían siendo del Estado y no tendría porqué construir colegios que satisfagan necesidades públicas, pues esos dineros tampoco serían públicos.

Así las cosas, los bienes públicos son todos aquellos bienes destinados a satisfacer las necesidades de los ciudadanos, sin discriminación a que los mismos ciudadanos tengan un control directo sobre el manejo de esos bienes.

Por otro lado, si lo que quería Yanovich era caracterizar a los Mamertos, lo logró, incluso con una ironía accidental. Entiendo los mamertos como aquellos que están dispuestos a manipularlo todo para tener la razón, pero fracasan en el intento. En su columna, Yanovich intentó manipular la información, pero fracasó en el intento. El artículo se debe seguir llamando “Isagén y los mamertos.”

@diegogallardot

Todo a medias, incluso medio abogado. Con gustos diversos y ni qué decir de la ideología.