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Esta columna lleva el mismo título de la canción vallenata de Silvestre Dangond y la ranchera de Vicente Fernández, pero a diferencia de ellos, no va dedicada al amor.

Esta columna lleva el mismo título de la canción vallenata de Silvestre Dangond y la ranchera de Vicente Fernández, pero a diferencia de ellos, que la dedican al amor, la quiero dedicar al problema que se vive en las calles de Bucaramanga y en muchas ciudades de Colombia.

Hace unos días la policía presentó la desarticulación de la banda denominada “los lobos” dedicada a hurtar objetos a adultos mayores en el centro de Bucaramanga, lo que sin duda, es un motivo más para felicitar a la institución por seguir dando resultados en pro de la seguridad, pero que al mismo tiempo, nos hace reflexionar.

Los videos publicados por los medios de comunicación que muestran claramente el proceder de la banda llaman  la atención de la ciudadanía, pues “los lobos” no lo hacían de noche o a quienes “daban papaya”, sino frente a los transeúntes.

Lo más triste, es que quienes presencian el acto delictivo no hacen nada; Pasan por el lado de las víctimas seguramente pensando “menos mal no me robaron a mí” e inclusive, en uno de los videos, se evidencia como tumban al suelo a una de sus víctimas y el resto de ciudadanos lo esquivan, sin ayudarlo, siendo completamente indiferentes.

Claro está, el problema de inseguridad en Bucaramanga también se sufre por la falta de denuncia y de articulación entre la policía, la administración municipal y la ciudadanía. A pesar de que Santander tiene una de las tasas de homicidio más bajas del país, los ciudadanos no se están sintiendo seguros y eso debe prender las alarmas de las autoridades.

La última Encuesta de Percepción Ciudadana realizada para el programa Bucaramanga Cómo Vamos, arrojó que los bumangueses no se sienten seguros ni en la ciudad, ni en el barrio, pero a la vez, es donde los ciudadanos menos dicen haber sido víctimas de delitos, después de Floridablanca. ¡Que paradoja!

Por lo anterior, es importante realizar encuentros comunitarios con la participación de la administración municipal, despejar la ocupación indebida del espacio público, controlarlos establecimientos de comercio, fortalecer las redes de apoyo y las labores de inteligencia para la desarticulación de más bandas delictivas, y aunque la comunidad reclame mayor pie de fuerza en la calle, se debe explicar que eso no significa necesariamente más seguridad, sino que por el contrario, quiere decir que “algo está pasando” o que hay inseguridad, lo que puede genera un efecto no deseado.

El llamado de hoy es, en primer lugar, para el Ingeniero Rodolfo: el ejercicio de la autoridad de policía como primera autoridad del municipio, a través de la secretaría de interior, debe ser tan contundente, como la lucha contra la corrupción que lidera en el país; y en segundo lugar, para los bumangueses: denuncien las situaciones que alteren su tranquilidad y la de sus vecinos, sientan a la autoridad como un aliado, dejen la indiferencia a un lado y aporten a construir una ciudad para todos, porque como dijo Mahatma Gandhi: “Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”.