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La Contraloría imputa la responsabilidad fiscal por más de US$ 2.400 millones para directivos y cinco compañías multinacionales involucradas en Reficar y trata de recuperar la cartera de los colombianos, pero ¿cuál es el alcance de la medida? ¿A quienes salvaron?

La Refinería de Cartagena -Reficar no sólo es lo que nos muestran en los videos institucionales, con un piano de fondo y un storytelling que conmueve. Es la historia de uno de los desfalcos y malos manejos administrativos más grandes en la historia del país. Por suerte, la Contraloría imputa la responsabilidad fiscal para directivos y cinco compañías multinacionales para la ejecución del proyecto y trata de recuperar la cartera de los colombianos, pero ¿cuál es el alcance de la medida? ¿A quienes salvaron?

En 2007 comenzó el proceso de la modernización de Reficar. Las expectativas eran construir una megaobra, que partiría la historia de la ingeniería de Colombia en dos y aumentar su capacidad de refinación, para satisfacer el suministro de combustible nacional con el procesamiento de crudo mayormente de los Llanos Orientales. Pero también para recibir 1/3 de su capacidad de crudos importados a través del puerto.

La aspiración era duplicar entonces la producción de la antigua refinería de 80.000 barriles por día a 165.000 barriles, a través de 31 unidades como parte del complejo, con un costo inicial que empezó con cerca de 3.770 millones de dólares programados, pero que terminó en un bochornoso total de US$ 8.326. Un sobrecosto de casi 4.500 millones USD. Todo esto además en un escenario a mediano plazo en donde seguramente el crudo de los Llanos, del cual se abastece Reficar se acabe en unos seis años, según estimaciones de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y ministerios.

Reficar se nutrió de los altos precios que venían con la racha de 2012, barriles por encima de los 105 USD. El complejo entonces era como la nueva inversión del tío rico que se dejó deslumbrar por los gastos innecesarios subvencionados por una renta, que se fue achicando a finales de 2014 con la llegada de la crisis. Los caprichos le fueron saliendo caro al proyecto, pero antes de parar, había que llevar la obra a buen puerto sin importar que primara el “sobre la marcha”, antes que la planeación comercial y estratégica.

De los caprichos que suenan son Chicago Bridge & Iron, quien fue elegida para el proyecto de ingeniería y las compras, una constructora que nunca había hecho una refinería en su vida y a la cual se le pagó 1 millón de dólares por una póliza de cumplimiento del contrato. A CB&I se le acusa de otorgar dobles pagos y maquinarias descompuestas. También saltan otras irregularidades, donde la Contraloría expuso que gran parte del sobrecosto, 3.500 de los 4.500 millones de dólares fueron por contratación adicional de mano de obra para tratar de terminar “a tiempo”. Además del lucro cesante por la operación y comercialización y por los tiempos incumplidos en la entrega de la Refinería, también  aparecen facturas de gastos de lujos como autos, bebidas y spas.

Ahora la Contraloría espera recuperar unos $2.400 millones de dólares a través de una serie de imputaciones de cargos a socios estratégicos, multinacionales y exdirectivos. Los que están en la mira son:

CBI AMERICAS LTD.,

CHICAGO BRIDGE & IRON COMPANY (CB&I) UK LIMITED

CBI COLOMBIANA S.A.,

FOSTER WHEELER USA CORPORATION y

PROCESS CONSULTANTS, INC.

Las multinacionales contratistas

Los miembros de la Junta Directiva de Reficar:

Javier Genaro Gutiérrez Pemberthy, expresidente de ECOPETROL.

Pedro Alonso Rosales Navarro, exvicepresidente ejecutivo del Downstream de la matriz ECOPETROL S.A.

Diana Calixto, ex Jefe de la Unidad Corporativa de Filiales de ECOPETROL S.A.

Hernando José Gómz, miembro independiente como ex director del Departamento Nacional de Planeación –DNP.

Henry Medina Gonzalez.

Uriel Salazar Duque.

Natalia Gutiérrez Jaramillo.

Astrid Martinez.

Carlos Gustavo Arrieta.

Ahora, 16 procesos fueron archivados a miembros de la Junta directiva de Ecopetrol, por asegurar el financiamiento de la obra hasta su terminación:

Mauricio Cárdenas Santamaría, Juan Carlos Echeverry, Carlos Rodado Noriega, Fabio Echeverri Correa, Federico Rengifo Vélez, Joaquín Moreno Uribe, Mauricio Santamaría, Tomás González Estrada, Jorge Pinzón Sánchez, Horacio Ferreira R, Roberto Steiner Sampedro, Luis Fernando Ramírez Acuña, Amilkar Acosta, Luis Carlos Villegas Echeverri, Ana Fernanda Maiguashca Olano y Gonzalo Restrepo.

El caso de Reficar es un ejemplo perfecto para ilustrar el oscurantismo y la falta de transparencia de la gestión de las megaobras en el país. No sólo pasó con CB&I, también fueron las construcciones de Odebrecht, con incesantes coimas en su haber.

Es posible que la racha de los precios del sector no se repita, y que una apuesta para mejorar la visión energética nacional, con la magnitud de la construcción de lo que habría podido ser el Metro de Bogotá, esté manchada por un cúmulo desgarrador para los colombianos llena de malas decisiones, despilfarro, corrupción y falta de planeación.

Y no sólo eso, los posibles responsables como Felipe Laverde Concha y Reyes Reynoso, ex cabezas de la Refinería, están en detención domiciliaria y Reynoso seguía trabajando con Ecopetrol, y devengando más de 50 millones de pesos como gerente de operaciones de la estatal, alegando un derecho al trabajo a pesar del involucramiento en el escándalo.

Para mayor información sobre impactos sociales y económicos del sector petrolero en colombia, visite www.crudotransparente.com

Politólogo de la Universidad de los Andes y Master en periodismo del Clarín con una investigación sobre luchas sociales en entornos digitales, por proyectos petroleros no convencionales, fracking. Especialista de la facultad de comunicación de la Universidad Javeriana en Televisión. Mis intereses...