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¿Cómo sería una Colombia sin hidrocarburos?

¿Cómo sería una Colombia sin hidrocarburos? Una Colombia sin petróleo es algo que podría pasar en 5 años aproximadamente. Los diferentes gremios, agencias del estado y empresas buscan rápidamente nuevos hallazgos para levantar el inventario que actualmente ronda en unos 1700 millones de barriles. Hay que reconocer que la industria vive un tiempo de prueba y es aún más difícil mantener la autosuficiencia energética, ya que para 2020, los precios pronosticados por la firma Goldman Sachs se mantendrían entre 50 y 60 dólares, lejos de la bonanza.

60 dólares entonces alertan al brazo financiero de la industria, para permitir nuevas inversiones en el sector, la exploración y las nuevas reservas siguen en una suerte de cuerda floja. Recordemos que durante 2016, a corte de octubre, sólo se perforaron 13 pozos exploratorios y para 2017, pese a la recesión, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) espera más de 500 pozos de exploración para este año.

Ahora las expectativas de incrementar esa reserva es el foco del gobierno en offshore (costa afuera) y fracking, proyectos que enfrentan la resistencia de comunidades valientes y grupos de la defensa del agua y territorio, por los efectos al ambiente y la salud. Pero por otro lado, el gobierno espera incorporar nuevos inventarios para ser autosuficiente por unos 15 años más en petróleo y 50 años si hablamos de gas, si se emplea la técnica del fracturamiento hidráulico. Este escenario deja un país dividido, como entre bandos; los que a favor esperan llenar al país de hidrocarburos y los que esperan, vía manifestaciones y movilizaciones civiles la cancelación de dichos proyectos en su territorio, no hay concertaciones nacionales ni una visión conjunta para el desarrollo. Nuevamente parece que la defensa de la vida y la energía entran en una especie de maniqueísmo clásico, en una batalla arquetípica. 

Durante 1975 a 1986 Colombia perdió su autosuficiencia petrolera y más que todo importó petróleo antes de encontrar los grandes campos de Caño-Limón y Cusiana. ¿Pero realmente es tan nefasto que Colombia sea un importador, que compremos y no se desarrolle dicha industria? Gobiernos como Costa Rica lo decidieron y apostaron a una marca verde de país. Entonces, qué pasaría, si por ejemplo, durante los últimos 5 años Colombia hubiera sido un país sin petróleo

Es claro que el petróleo mueve la economía del país. Si pensamos por ejemplo en cifras de empleo antes que se agudizara la crisis, Dinero habla de cerca de 110.000 empleos, en 2015, que generó el sector. Los empleos directos, indirectos, calificados y no calificados entrarían en una suerte de vacío y las implicaciones serían críticas, si de la noche a la mañana, no se pueden reemplazar las apuestas del gobierno y si ni a lo lejos se asoman industria verdes o alternativas, ya que aún no juegan un peso en el PIB. 

Colombia no se ha preparado lo suficiente para cortar con la dependencia petrolera, en empleo e ingresos, ya que aún se mantiene fija en gobernar su subsuelo vía explotación y las otras industrias acompañan o son complementarias a esta actividad, pero hasta el momento no la suplen. Recordemos que esas 110.000 personas empleadas representan casi la totalidad de una ciudad capital como Quibdó.

Una menor renta es la hidra del gobierno. Es ese monstruo de tantas cabezas, que sustentó la pasada reforma tributaria, porque al Estado se le disminuyó considerablemente el ingreso por la crisis internacional del petróleo. Cabe señalar que para el desarrollo de los más de 1.000 municipios se han captado 21 billones de pesos, con el nuevo Sistema General de Regalías para proyectos de inversión, y según el DNP se esperan 14 billones para este bienio. Muchos son los recursos que han recibido los municipios petroleros y no petroleros y muchas las obras que se han financiado, pero también muchos son elefantes blancos y el sistema, del cual se nutren mafias corruptas, se pone en duda y la susceptibilidad a mejorar es enorme.   

Entonces, la renta del país seguramente sería captada a través de endurecer los impuestos y de promover otras industrias que tributen más. Ahora bien, algunos municipios sobre todo en Norte de Santander sentirían un tipo de desamparo institucional ya que en muchas regiones del Catatumbo es la empresa petrolera la que ha llevado desarrollo como: servicios públicos, salud y vías a la gente debido a sus diferentes programas de inversión social. Lea: Ecopetrol es nuestro papá: paternalismo petrolero y vacío estatal en el Catatumbo y Reforma Tributaria: oportunidades y desventajas.

Parar la industria parece entonces un golpe a la estructura social, financiera, económica, comunitaria y sindical de la nación. Pese a sus dificultades, por sobre todo la corrupción y falta de transparencia, hay otra cara. Si el país queda sin petróleo comercial, sería también un duro momento para sus trabajadores y familias, pozos y refinerías. Falta entonces coordinar un punto de giro en donde el país reconozca formas innovadoras y alternativas de pensar su matriz energética y su economía, pero hay que valorar los logros de la industria y no “al caído caerle”, cuando los precios del barril no son tan prometedores. 

Para más información del sector extractivo en Colombia visite: www.crudotransparente.com

Politólogo de la Universidad de los Andes y Master en periodismo del Clarín con una investigación sobre luchas sociales en entornos digitales, por proyectos petroleros no convencionales, fracking. Especialista de la facultad de comunicación de la Universidad Javeriana en Televisión. Mis intereses...