La reforma pensional que presentó el Gobierno de Petro implica que dejemos de ahorrar para la vejez y comencemos a endeudar más al Estado a través del sistema pensional para financiar el consumo en retiro de los futuros pensionados. Propone además gastar los recursos que entrarían de ese “préstamo” hoy en un mayor subsidio a los adultos mayores que no lograron el requisito de pensión. Dado el alto endeudamiento actual del Estado ¿por qué  propone dejar de ahorrar para el retiro el Gobierno de Petro?

Parte de la razón es que la alternativa de ahorro, administrada actualmente por las AFP privadas, ha pagado pensiones cercanas al 30% del ingreso promedio antes del retiro de cada persona (a menos que la pensión sea cercana a la mínima de 1SMLV), financiado a partir de aportes netos de 11,5% del salario, mientras que en el régimen de Colpensiones (RPM) la pensión es entre 60-65% de los ingresos, por un nivel de aportes individuales similares. 

Detrás de tamaña brecha de beneficios está la diferencia de aportes adicionales que pone el Estado sacados de impuestos generales, para financiar las pensiones del RPM. En ese último régimen, además de los aportes que hace cada individuo para financiar su retiro, el Estado paga con impuestos generales todo lo que falte para lograr esa tasa de reemplazo de entre 60-65% que fija la regla de beneficios del RPM. Esto consiste en endeudar al Estado con los afiliados al RPM a una tasa de alrededor de 10% real y además asumir el costo implícito de los retornos que se dejan de ganar, pues esos aportes no se invierten.

En la alternativa del sistema de ahorros, el Estado hoy no pone aportes adicionales, lo cual explica en buena parte la gran brecha de beneficios entre regímenes. Sin embargo, en un sistema fondeado/capitalizado los aportes pueden estar totalmente invertidos durante cerca de 30 años antes del retiro y en menor proporción durante los años de jubilación. El resultado de esa inversión de largo plazo es que cerca del 60% de cada peso de pensión proviene de los retornos que dichos aportes generan durante esos periodos de acumulación y jubilación (asumiendo 3,5% de rentabilidad real anual y 21 años de retiro). 

En contraste, en un sistema de reparto como el RPM, 0% de los pesos que se pagan en pensiones son financiados con retornos (100% con aportes, versus cerca de 40% con capitalización). Por esa razón, en el sistema de reparto financiar cada peso de pensión cuesta alrededor de 2,5 veces más pesos de aportes que en dicho sistema de ahorro. 

Por supuesto, si los aportes del Estado que provienen de impuestos generales como el IVA y que se gastan hoy en pensiones se invirtieran y acumularan retornos durante varias décadas, en lugar de gastarlos el mismo año, el sistema sería mucho más eficiente y la plata alcanzaría para mucho más. En Chile entendieron eso, y la reforma que propuso el Gobierno de Gabriel Boric rompe el debate puramente ideológico al abrir la posibilidad que el administrador de los ahorros de cada persona pueda ser público o privado (según escoja cada quien), y en lugar de dejar de ahorrar, como propone el Gobierno Petro, el de Boric mantiene el principio de ahorrar e invertir los aportes a pensiones, e incluso busca aumentar en el largo plazo (después de la transición) los aportes ahorrados en 60% respecto a los actuales. 

En efecto, el aumento propuesto de 6 puntos porcentuales del salario entraría parte a cuentas individuales y parte a un fondo colectivo para generar retornos que se distribuirán de manera solidaria y redistributiva, sumándose a los 10 puntos de salario que hoy se ahorran y se seguirán ahorrando en cuentas individuales.

Ambas reformas pensionales, la presentada por el Gobierno Boric y la del Gobierno Petro buscan aumentar el monto del ingreso base no contributivo existente en ambos países con el objetivo de disminuir la pobreza en adultos mayores. Un objetivo fundamental del sistema pensional y del Estado. 

La gran diferencia es que en Chile se busca financiar ese ingreso solidario no contributivo con impuestos generales, mediante una reforma tributaria que están pasando contemporáneamente a la pensional, y que tuvo en cuenta dicho objetivo. En cambio, el Gobierno Petro no tuvo en cuenta dicho objetivo en su reforma tributaria, y pretende financiar el aumento en el subsidio no contributivo a partir de los aportes a pensiones que hoy se vienen ahorrando. Esto implicaría multiplicar el déficit y el pasivo pensional a mediano y largo plazo. Es decir, endeudar al Estado a una tasa implícita extremadamente alta, y que dejemos de ahorrar para la vejez. Lo opuesto de lo que busca la reforma que presentó el Gobierno progresista de Chile.

@mantillagdaniel

Es profesor de finanzas en la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes. Estudió ingeniería industrial en la Universidad de los Andes , una maestría en finanzas y se doctoró en finanzas en la Edhec Business School. Sus áreas de interés son sistemas de pensiones, soluciones óptimas...