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Estamos en un contexto mundial de incertidumbre y Colombia no se queda atrás en este ámbito. El precio del Brent esta cayendo a cifras alarmantes y el Gobierno debe tomar medidas en este escenario de crisis por el bienestar de las finanzas de la Nación.

El lunes 9 de marzo del 2020 la economía mundial se vio enfrentada a un escenario dramático como consecuencia de la caída del precio del crudo. El Brent para ese día cayó un 22 por ciento, pasando de U$ 45 a US$ 32,52; un desplome que no se producía desde hace casi 30 años.

Este colapso tiene varias razones, la principal fue el rechazo de Rusia a la iniciativa, liderada por Arabia Saudita, de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) de recortar la producción en 1,5 millones de barriles ante la reducción de la demanda como consecuencia del Covid-19.

Para contextualizar, los 14 miembros de la Opep y sus 10 aliados (en el que sobresale Rusia) desde el 2017 vienen coordinando la reducción voluntaria de producción en 1,2 millones de barriles de crudo por día,  con el fin de recuperar los precios del petróleo que cayeron a US $ 30 en el 2016. La estrategia funcionó y terminando febrero esta organización planteó una extensión de los recortes hasta fines del 2020.

De esa manera,  el país árabe le propuso a Rusia ampliar ese recorte a 1,5 millones de barriles dado el contexto global y los socios extra solo deberían soportar  un tercio de este recorte; sin embargo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, rechazó tal propuesta ya que según el mandatario esta clase de reducción en la producción favorecía a Estados Unidos,  que en la última década se ha convertido en el mayor productor mundial de petróleo gracias a la explotación de sus yacimientos no convencionales.

A raíz de lo anterior, la respuesta de Arabia Saudita fue transcendental. Cambió su estrategia al anunciar que rebajaría sus precios de venta y llegó a ofrecer entre US$ 4 y US$ 6 el barril y lejos de adoptar los recortes pactados, aumentó su producción por encima de los 10 millones de barriles al día para hacerle frente a la decisión rusa y a la producción de los Estados Unidos. No se puede olvidar que los sauditas tienen una capacidad instalada para producir  más de 12 millones de barriles de petróleo diarios, lo que le permite aumentar o reducir con facilidad los límites diarios de extracción, a comparación de otros productores.

Esta nueva disputa del petróleo, basada en la producción, puede traer consecuencias  notables a las economías dependientes a este hidrocarburo, ya que el mundo se está enfrentando a un panorama en el que habrá mayor extracción, con una demanda que no crecerá al mismo ritmo, lo que ocasionará que el precio de compra tienda a seguir bajando. Esto podría afectar a países de la región como Venezuela, Colombia y Ecuador, debido a que sus ingresos fiscales dependen de sus exportaciones de crudo.

En este escenario, Colombia enfrenta una situación difícil al ser el petróleo su principal fuente de ingresos de divisas. Entre el 2011 y 2018 la contribución de este sector en las exportaciones totales ha estado entre 33 por ciento y 55 por ciento por año, y la Inversión Extranjera Directa (IED) ha sido entre el 11,5 por ciento y 47,9 por ciento. Además, el Ministerio de Hacienda, según el Plan Financiero de 2020, calculó los ingresos producto de la renta petrolera con un precio Brent promedio de US$ 60, de continuar a la baja agravaría la situación fiscal del país.

El contexto anterior deja un panorama incierto para la industria de los hidrocarburos en Colombia, si se tiene en cuenta  que Ecopetrol exporta 392 000 barriles por día de petróleo, con un barril en 35 dólares y un dólar por encima de 3 800, el país se enfrenta a una situación difícil con este desplome.

Como se puede notar la guerra del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita no tiene un aparente fin y su desarrollo puede dejar impactos negativos en naciones dependientes del petróleo como Colombia. Estamos en un escenario de incertidumbre y todo depende de la respuesta de estos gobiernos frente a la crisis. Cualquier decisión que se tome por parte de estos puede generar grandes cambios en el mercado de los hidrocarburos, lo que no permite tener certeza sobre lo que pasará en la industria.

El llamado es para que cualquier decisión que se tome desde el Gobierno Nacional se haga con prudencia, contemplando los posibles escenarios, pensando que los ingresos de la industria para este año pueden disminuir  y considerando “planes B” para que en el futuro estas disputas internacionales tengan el menor impacto posible para la economía nacional.

Para mayor información sobre el sector de hidrocarburos en Colombia, visite: www.crudotransparente.com

Contexto

Es investigadora en temas de transición enérgetica. Fue investigadora nacional de la organización Crudo Transparente. Estudió ciencia política en la Pontificia Universidad Javeriana. Sus área principal de interés es el impacto que tiene para las comunidades el desarrollo de las actividades de...