Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Este artículo fue escrito en co-autoría con Guibor Camargo y Andrés Peña Galindo*.
La migración interna por desplazamiento en Colombia generó cambios en las zonas urbanas del país. Esto lo podemos afirmar a partir de un estudio que realizamos seis investigadores de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos y de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad del Rosario: Guibor Camargo, profesional en Desarrollo Urbano y joven investigador de la Facultad de Economía; Andrés Peña Galindo y Andrés Miguel Sampayo candidatos a Doctor en Estudios Políticos e Internacionales.
También por Francisco Escobedo profesor de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas hasta finales de agosto, ahora staff del US Forest Service, Pacific Southwest Research Station de California; Fernando Carriazo y Alejando Feged Rivadeneira, profesores de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos. La investigación fue publicada en el journal académico PlosOne en noviembre de 2020 y puede ser consultada en su totalidad aquí.
La pregunta por los flujos migratorios por desplazamiento forzado en Colombia genera diversas hipótesis. En referencia a la llegada de nuevas poblaciones, el desplazamiento forzado puede afectar las zonas rurales o urbanas. Dicha afectación, además, puede generar ampliaciones territoriales o incrementar la concentración de población en zonas determinadas.
La falta de claridad frente a cuál de estos efectos es preponderante para el caso colombiano impide encauzar planificaciones y proponer políticas públicas adecuadas, lo que en definitiva llega a transformarse en una doble victimización de quienes han sufrido los flagelos de la guerra de manera directa.
Por ese motivo nos dimos a la tarea de observar la fase final de la migración forzada en Colombia. Es decir, la llegada de los desplazados a las zonas urbanas generan cambios, y se debe procurar que esos cambios lleguen con desarrollo, pero han faltado acciones por parte del Estado, que muchas veces no dan respuesta a sus ciudadanos. En ese ejercicio, el principal hallazgo fue la comprobación de una de las hipótesis señaladas: las migraciones forzadas afectan las zonas urbanas generando ampliación de dichos territorios (ver mapa interactivo).
Adicionalmente, encontramos que el impacto relativo de la migración forzada sobre el crecimiento de las ciudades no ha sido el mismo a lo largo del tiempo ni el mismo a lo ancho de la geografía del país. En ese sentido, detectamos que la migración forzada es especialmente importante para entender el crecimiento de las ciudades colombianas durante los años 90, y que en algunas áreas metropolitanas el peso de la migración forzada en los cambios urbanos es menos relevante que en otras.
Por ejemplo, pareciera que el desplazamiento forzado es más relevante para entender el crecimiento de áreas metropolitanas como la de Cali, Bucaramanga y Cúcuta, que para analizar los cambios territoriales en el Valle de Aburrá. Quizás, esto pueda ayudar a comprender diferencias tanto en las políticas y prácticas locales de ordenamiento territorial, como en la cultura urbana de las diversas ciudades receptoras de migrantes.
Por lo anterior, aún quedan interrogantes por resolver, dirigidos a zonas específicas en periodos de tiempo particulares, frente a los cuales el desplazamiento forzado no resulta ser una variable suficiente para explicar el crecimiento urbano.
La clave está en entender que (primero): ¡Sí! La migración forzada ha sido determinante en el proceso de expansión urbana y cambio territorial en Colombia. ¡Pero pilas! (segundo), este proceso no ha sido igual para todas las regiones, y las culturas (caleña, paisa, rola, costeña, santandereana, etc.) cuentan una historia diferente en las que el conflicto armado transformó sus ciudades y contextos.

En el gráfico anterior (parte de los hallazgos de la investigación) las barras señalan el tamaño de los efectos, es decir la expansión urbana a causa del desplazamiento forzado en las áreas metropolitanas observadas. Las “x”, “o” y “+”, indican la significancia para cada periodo de tiempo (p-value), en los que valores menores a 0.1 representan efectos estadísticamente significativos.
Ahora bien, es interesante que durante el segundo periodo de tiempo, en general, el desplazamiento forzado tuvo efectos poco significativos en el crecimiento urbano de las 7 principales áreas metropolitanas del país (a excepción de Cúcuta), pero sí lo tuvo en el resto del territorio nacional (p-value <0.1). Esto podría estar evidenciando dos posibles fenómenos o posibilidades: la primera posibilidad, que la migración forzada durante el segundo periodo de tiempo (1999 – 2006), se instaló en las periferias porosas de ciudades creadas durante la expansión del primer periodo (1991 – 1998), ubicándose en las zonas no ocupadas de los bordes urbanos hasta entonces poco densos.
La segunda posibilidad, es que si bien las migración forzada aparentemente tuvo un gran impacto sobre las grandes ciudades en los años 90, puede que al conocerse las condiciones de reticencia institucional, pobreza y miseria que enfrentan los migrantes en estos territorios, hubiese un cambio de patrón favoreciendo las migraciones hacia ciudades intermedias.
En el gráfico a continuación se muestra la transformación descrita. Hay un crecimiento de las zonas periféricas, a partir del segundo periodo, mientras que en el primer periodo el crecimiento se da en las grandes ciudades. Finalmente en el último periodo observado el crecimiento se da en diversas zonas del país.

¿Cómo llegamos al hallazgo? Tomamos 4 bases de datos, que son, intensidad lumínica nocturna del Defense Meteorological Satellite Program (DMSP)/ Operational Line-Scan System (OLS) y de la Global Forest Watch (versión 2017) y las bases de datos del RUV, (Registro Único de Víctimas) y los Censo Dane 2005 y 2018. Además miramos su comportamiento entre 1991 y 2013. Como variable de interés se tomó el crecimiento porcentual de la mancha lumínica de los asentamientos humanos en los tres periodos descritos previamente (de 1991 a 1998, de 1999 a 2006 y de 2007 al 2013).
Finalmente, como principal variable explicativa utilizamos los “flujos migratorios derivados del desplazamiento forzado”, los cuales representan el aporte al crecimiento demográfico de cada municipio por la migración forzada. Se tuvieron en cuenta otras variables de control como el porcentaje de población urbana en cada momento del tiempo, la distancia a las capitales departamentales y porcentaje de deforestación.
Adicionalmente, observamos los modelos matemáticos sobre la relación de vecindad de los procesos de urbanización entre los distintos municipios del país y los diferentes niveles de relación que hay entre desplazamiento forzado y la expansión urbana entre regiones y áreas metropolitanas. Para hacerse una idea sencilla, buscamos ver cómo la migración forzosa causaría un efecto en las zonas urbanas colombianas.
En conclusión, la investigación desarrollada es un aporte a la discusión sobre el origen de las periferias urbanas en el país, sobre los cambios estructurales en la geografía de la violencia y su efecto en la formación de las ciudades colombianas. La intención de encontrar los cambios en la configuración de las zonas del territorio nacional permite brindar herramientas para la elaboración de políticas públicas acordes a las necesidades de la población desplazada por la violencia.
Tanto la historia registrada sobre el crecimiento de las ciudades, como los datos acerca de la migración a causa de la violencia, permiten dilucidar espacios geográficos en los cuales resulta tan importante, como urgente, focalizar estrategias de desarrollo y control. Nunca sobra aclarar que se esperan nuevas indagaciones sobre los temas acá tratados para profundizar, corregir, replantear o robustecer los hallazgos registrados.
Agradecemos a la Universidad del Rosario el apoyo brindado, que nos permitió llevar a cabo esta investigación.
*Andrés Peña Galindo, candidato a doctor en Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario, @quepenaandres
Guibor Camargo, Gestor Urbano y estudiante de la maestría en Economía de la Universidad del Rosario, @GuiborCamargo
Andrés Miguel Sampayo, @asampayo