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Finaliza la festividad cultural más grande de Cúcuta, la Fiesta del Libro (fliC) en su versión número 18; un evento que llegó para refrescar los agitados días por el sector político y la dinámica fronteriza de la Perla del Norte.
Voces Híbridas, Migración y Mundo Digital trajeron a Cúcuta reconocidos escritores colombianos como Héctor Abad Faciolince, William Ospina, Yolanda Reyes y Santiago Gamboa, y mujeres con trayectoria e incidencia política como Ángela María Robledo y María Fernanda Carrascal.
También hubo espacio para la verdad. En la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero se acondicionó un pabellón en memoria de las víctimas del conflicto armado de Norte de Santander con el fin de reconocer sus voces y contribuir al proceso de no repetición que adelanta el país.
Una vez más, Cúcuta fue el epicentro del arte y la literatura que albergó múltiples expresiones y manifestaciones culturales necesarias para la transformación de una sociedad que enfrenta grandes retos en materia de derechos humanos y se encuentra en un contexto de posconflicto.
Sin embargo, me queda el sinsabor si realmente es “una fiesta para todas y todos”, como lo afirmó don Julio García Herreros, director de la Biblioteca Pública. Me pregunto si las familias de veredas como Banco de Arena, Guamalito, Palmarito, San Faustino o las víctimas del conflicto armado que residen en Cormoranes y personas del anillo vial occidental pudieron escuchar los Artefactos Narrativos de los que habló Héctor Abad Faciolince o la lucha de las mujeres y las personas jóvenes a los que se refirió Ángela María Robledo.
¿Las niñas y niños de El Pórtico habrán podido ver los talleres dirigidos a la infancia en la página de Facebook de la Biblioteca? ¿Habrán sido partícipes los infantes de Aniversario Uno, siglo XXI o del barrio Belén de las actividades lúdicas de la exposición del Centro de Memoria Histórica?
Antes de sacar cualquier conclusión es necesario aterrizar los costos que le puede implicar a una familia de cuatro integrantes de las torres de Cormoranes, por ejemplo, llegar hasta la Biblioteca Pública. El pasaje tiene un valor de $2.400 pesos, teniendo en cuenta la ida y vuelta, necesitarían $19.200 pesos movilizarse. A esto le podríamos sumar, saliendo barato, unos $10.000 pesos para comer y beber algo por el calor tan fuerte en nuestra ciudad por estos días. En otras palabras, asistir a la Fiesta del Libro de Cúcuta (fliC) le podría costar entre $20.000 y $30.000 mil pesos a una familia, como mínimo.
Esta cantidad puede ser el ingreso de dos días de trabajo promedio para quienes laboran como comerciantes o informales, que son aproximadamente el 70% de la población trabajadora de nuestra ciudad. Es así que, una vez más, la cultura pareciera rezagada a la sociedad con privilegios o cercana al centro o Caobos.
Así que, sin desconocer los esfuerzos de la Biblioteca Pública, Secretaría de Cultura, instituciones educativas y organizaciones civiles por fortalecer y hacer más grande la Fiesta del Libro, se requiere mayor inversión pública y privada para poder llevar estos eventos presenciales a las distintas comunas y barrios de Cúcuta.
Se necesita aumentar las posibilidades para que la fliC esté al alcance de todas y todos, porque es a través de la promoción de las artes, la literatura, el folclore y la cultura que podemos arrebatarles a la violencia y el conflicto armado, a nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, tanto de la zona urbana como rural.