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A la pregunta sobre si estaría dispuesto a aumentar la edad de pensión, Sergio Fajardo respondió que sí. Desde ese momento ha recibido un rechazo generalizado en las redes sociales. ¿Por qué? Porque en Colombia gana el que calle o mienta, lo importante es primero ser elegido. Sin embargo, no todo está perdido.
Por estos últimos días las redes sociales se volcaron hacia un comentario que realizó el candidato a la presidencia de Colombia por el movimiento Compromisio Ciudadano, Sergio Fajardo en el programa Opina Bogotá del Canal Capital. Fajardo le dijo a Érika Fontalvo y Yesid Lancheros que de llegar a ser presidente, subiría la edad de pensión. Así fue su intervención:
#EXCLUSIVO: Sergio Fajardo (@sergio_fajardo) reveló en #OpinaBogotá que de llegar a ser presidente aumentaría la edad para la pensión ? pic.twitter.com/Ydg4O7NKxV
— Canal Capital (@CanalCapital) December 1, 2017
De inmediato, un gran número de personas utilizaron Twitter y Facebook para manifestar su desacuerdo con la propuesta. Muchos incluso afirman que han decidido replantear su decisión de apoyarlo en la carrera por la presidencia. Fajardo cometió uno de los pecados capitales de las contiendas electorales colombianas: ser transparente con lo que piensa.
Las elecciones son concursos de popularidad
Los colombianos odian a los políticos, así que gana el menos impopular. Basta con pensar en las últimas elecciones para identificar las lecciones de los ganadores. Juan Manuel Santos fue reelegido en 2014, no porque fuera considerado la mejor opción, sino porque era la menos peor. En el caso de las últimas elecciones de la Alcaldia de Bogotá, los capitalinos no eligieron a Clara como un rechazo a la continuación de la izquierda, no eligieron a Pacho Santos como un rechazo al Uribismo y al final la pelea fue entre Enrique Peñalosa y Rafael Pardo. Muchos dejaron de votar por Pardo símplemente porque no es una persona carismática y otros porque se dejaron llevar de la muy buena campaña publicitaria que le dio la imagen a Peñalosa como el hombre visionario que salvaría a Bogotá mientras que Pardo fue más aterrizado y solo proponía organizar las cosas.
Recordemos también cómo ganó Juan Manuel Santos en 2010. Por un lado se presentó como el más firme candidato para continuar el proyecto de Álvaro Uribe y por otro, se aprovechó de las salidas en falso de Antana Mockus para hacerlo ver como la peor opción. Todos recordamos ese día en que Juan Manuel Santos le dijo en un debate a Mockus que firmaría en mármol que no subiría los impuestos. Lo que no recordamos fue que Mockus dijo que para él, sí era importante subir impuestos y que también era partidario de mantener el impuesto del cuatro por mil temporalmente para luego pasar a un desmonte gradual.
Hoy, siete años después, todos criticamos a Juan Manuel Santos por su hipocresía y nos preguntamos cómo fuimos capaces de comernos semejante cuento. No recordamos que hace siete años nos preguntábamos cómo era posible que fuéramos a votar por alguien como Mockus, quien al final perdió muchos votos por ser transparente en sus propuestas. Tristemente Fajardo le sigue los pasos.
¿Cómo se ganan las elecciones en Colombia? Claramente no por las propuestas
Una de las muchas razones por las cuales muchos bogotanos reclaman una revocatoria del mandato de Enrique Peñalosa es por su proyecto urbanístico en la Reserva Thomas van der Hammen. Independiente de las discusiones técnicas sobre los efectos del proyectos, es igual o peor de grave que Peñalosa nunca haya mencionado en sus propuestas que en su proyecto urbanístico intervendría la reserva. Una búsqueda sencilla en Google en el periodo de un año anterior a la elección de Bogotá (25 de octubre de 2014 – 25 de octubre de 2015) da cuenta de la inexistente referencia de la campaña de Peñalosa hacia la reserva.
Eso sí, hay un artículo de El Espectador del 13 de octubre de 2015 en donde días antes de las elecciones, Peñalosa contesta varias preguntas de sus contendientes. En una de ellas, Clara López le pregunta sobre si considera mejor urbanizar la reserva en vez de plantar árboles como ella propone y Peñalosa responde que “(e)s bueno recordar que casi la totalidad de la reserva Van der Hammen no tiene foresta, sino potreros con vacas” y que “(e)n cambio, la reserva forestal que Bogotá tiene en sus cerros la hace una de las ciudades más privilegiadas del mundo. Trabajaremos para proteger aún más los cerros y páramos (…).” Peñalosa evadió completamente la pregunta y una vez elegido si le manifestó a sus ciudadanos la intención de urbanizar esa zona que hoy está protegida. ¿Por qué no dijo desde el comienzo que iba a intervenir la reserva?, ¿podemos ser tan ingenuos como para pensar que Peñalosa se levantó el 26 de octubre y se le ocurrió justo ese día que lo mejor sería urbanizar la Reserva Thomas van der Hammen? Lo sabía, pero claramente prefirió callar.
Los candidatos tienen una respuesta para todo, pero nunca una respuesta sencilla y clara. Basta con mirar la entrevista que también le hizo Opina Bogotá al precandidato del Centro Democrático, Iván Duque sobre las pensiones. El senador respondió que el problema no está en la edad sino en cómo lograr un sistema más equitativo. Claro, suena bien, pero básicamente eso fue lo que respondió Santos en ese famoso debate sobre los impuestos, cuando respondió que la clave no estaba en aumentar tarifas sino en aumentar el recaudo. ¿Al final qué sucedió? Que aumentar el recaudo resulta ser una tarea bastante compleja, así que es más realista pasar una reforma tributaria y aumentar impuestos. Lo mismo va a suceder en las pensiones, pues es mucho más lograble aumentar la edad que “hacer el sistema más equitativo”. Eso sí, después de lo que pasó con Fajardo, tengan seguro que nadie se va a atrever a decir que la edad de la pensión debe aumentarse.
Para llegar al poder es mejor callar, es mejor responder con evasivas. La clave para ganar las elecciones pareciera ser una especie de “preocúpese por ganar y después si diga y haga lo que quiera, igual ya qué importa si no lo pueden sacar.” Desafortunadamente así fue como se logró el acuerdo con las FARC. Muchos uribistas viven molestos con Santos porque traicionó las banderas de la Seguridad Democrática y porque gracias a ellos fue elegido. Tienen razón. Pero Santos fue lo suficientemente astuto como para quedarse callado, ganar y luego sacar un proyecto político que seguramente cocinaba desde hacía muchos años antes de llegar a ser presidente. Yo estoy a favor del acuerdo, pero me parece devastador para una democracia que las verdaderas políticas públicas que definirán el curso del país pasen totalmente desapercibidas en la discusión democrática y que nosotros como electorado incentivemos a los políticos a callar o a mentir.
¿Fajardo debió quedarse callado?
No. Fajardo tiene que ser consistente con su proyecto político y uno de los elementos centrales de su campaña ha sido hacer la política de otra forma. Hablar con claridad sobre su postura frente a la edad de pensión es sin duda alguna una muestra de que no quiere llegar a la presidencia sobre un programa popular pero irrealizable. Eso sí, deberá recordar una de las lecciones de la campaña del 2010 que le costaron muchos puntos a Antanas Mockus: una vez dicho algo, no puede regresar.
Mockus vivió momentos muy difíciles en su campaña cuando confesó que no creía en un dios, pero luego dijo que sí. Al comienzo dijo que apoyaba el matrimonio de parejas del mismo sexo pero luego dio a entender que no necesariamente apoyaba esa propuesta. Dijo que pagaría un millón de pesos a los médicos y por supuesto luego tuvo que retractarse. Las salidas en falso debilitaron su campaña, pero en gran parte fueron errores porque siempre se retractaba con tal de intentar acomodarse a la ola mediática. Fajardo es mucho mejor que Mockus en ese sentido, así que espero que se mantenga en su posición sobre la edad, así muchos no estén de acuerdo.
La oportunidad de oro para Fajardo está en recordarle a los colombianos precisamente cómo esa estrategia de callar o decorar las propuestas es lo que nos manteniene con un inconformismo permanenten con los políticos que prometen una cosa y luego hacen otra. En vez de retractarse o evitar el tema, lo mejor que podría ser es invitar a que más bien le preguntemos a los demás candidatos sobre sus posturas frente a la edad de pensión y no parar ahí. Hay que preguntarles a todos qué opinan de las EPS, de la situación en las cárceles, de la calidad de la educación, de Ser Pilo Paga, de los programas de alimentación escolar, etc, etc.
¿Alguien por favor quiere pensar en las propuestas?
Hay que llevar la discusión sobre las propuestas, en vez de estar preguntándoles qué harían si los apoya Timochenko o si van a hacer trizas los acuerdos. Esas cosas ya las sabemos. Lo que no tenemos ni idea es cómo van a afrontar los verdaderos y más pertinentes problemas del país como la desigualdad y la falta de oportunidades. Aún cuando sea perjudicial para su popularidad, Fajardo está logrando algo que él mismo ha propuesto, que se hable de los programas. Hay que continuar así.
Mi sugerencia a todos los entrevistadores y moderadores es que le pregunten a los candidatos si están dispuestos a renunciar si no llegan a cumplir lo que prometen. Les aseguro que en esos momentos saldrán todas las excusas habidas y por haber para en últimas decir que eso que prometen en realidad no es tan cierto. Esas excusas serán luego los argumentos para contradecirse una vez lleguen a la Casa de Nariño y ese día nos preguntaremos cómo fuimos de idiotas como para elegirlos.