Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El escenario de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia está en crisis, pero ciudadanos y ciudadanas en Medellín y Bogotá deciden salir a las calles con un mensaje contundente: #SeguimosPorLaPaz
Cuando Iván Márquez le anunció al mundo, a través de un video en YouTube, que nace una nueva guerrilla producto de lo que él denomina en su intervención “la traición al Acuerdo de Paz” firmado en el 2016, la opinión pública mostró su profunda preocupación con la posibilidad del nuevo escalamiento del conflicto armado interno en Colombia.
Esta afirmación tiene sustento, por ejemplo, en el informe que presentó un grupo de congresistas independientes y de oposición a comienzos de agosto, evidenció las falencias del Gobierno Nacional en la implementación de lo pactado en La Habana: el 57% de las normas que debía expedir en Congreso de la República para la materializar el Acuerdo de Paz no se han expedido; el Fondo de Tierras entregó menos del 8% de tierras que lo que ha debido entregar al año; en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET, de los cuales se establecieron 16 en el país, se invirtió el año pasado el 1,2% de lo que se debió haber invertido para sacarlos adelante; los homicidios aumentaron 1,5% en estos municipios PDET, si se compara el último año de mandato de Santos con el primer año del Presidente Duque; y en la reincorporación, tan sólo el 17% de los excombatientes está participando en un proyecto productivo.
Pero el fenómeno de disidencia de miembros de las Farc no es nuevo. Desde el 2016, el Frente 1° había expresado su inconformidad frente a lo pactado en el Acuerdo de Paz de La Habana, tomando distancia del resto de la organización, como contó ayer El Colombiano. Además, los distanciamientos no responden a una única razón. Intereses económicos por parte de algunos grupos disidentes que están asentados principalmente en Antioquia se distancian de la posición política manifestada por Márquez y otros dirigentes guerrilleros frente a la implementación del Acuerdo de Paz en el video compartido ayer.
Lo que ocurre es que, según datos de la Agencia Nacional de Reincorporación, de los 13.202 excombatientes acreditados por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz que ingresaron al proceso, no se conoce el paradero de 179, lo que significa que más del 98% sigue comprometido con la Paz, aún conociendo las dificultades con la implementación del Acuerdo de La Habana.
Así, lo que hace Márquez, junto a Santrich es una pataleta más que una manifestación política, que como toda pataleta infantil, no termina teniendo fundamentos claros pero sí efectos devastadores. La posibilidad de que sea usada esta disidencia como caballo de batalla de grupos político-electorales de derecha, críticos a la implementación del Acuerdo, es sólo uno de sus efectos. Como se mencionó también en La Silla Vacía, el gobierno Maduro podría estar intentando desestabilizar la implementación del Acuerdo de Paz para desviar la atención en Colombia hacia el conflicto armado interno, y evitar que las fuerzas armadas del país puedan servirle al gobierno de EEUU para llevar a cabo una intrusión militar a territorio venezolano.
Con ese escenario de zozobra, Colombia mantiene la esperanza. Grupos de ciudadanos y ciudadanas en Medellín y Bogotá decidieron parar sus ciudades para rechazar la decisión de las disidencias de las Farc. Ayer en la tarde, se hizo una Cadena Humana por la Paz en Medellín, en el sector del Poblado; en Bogotá se tomaron varias estaciones de Transmilenio y otros lugares emblemáticos con el mensaje #PareLaGuerra, y #SeguimosPorLaPaz.
En su mensaje: “Somos los hijos de un país en guerra, no queremos ser los papás de un país en guerra”, buscaron invitar a través de estas dos acciones simbólicas a la ciudadanía en general a que reconozca su responsabilidad y compromiso con la implementación del Acuerdo de Paz, pero además, en la protección y el acompañamiento a los ex combatientes que sí permanecen en el proceso de reincorporación y que buscan construir junto al resto de Colombia un país en Paz.
Por otro lado, se le hace la exigencia al Gobierno Nacional y a los disidentes de las Farc a que resuelvan de manera negociada el conflicto y actúen bajo la protección fundamental de la vida digna en la implementación de lo acordado en La Habana. Para conocer más: http://derechoanoobedecer.com/seguimosporlapaz/
Para terminar, un mensaje: Si soñamos con un país en paz, seamos cada uno de nosotros voceros de esa paz que soñamos. Una paz donde la dignidad humana sea el fundamento para encontrarnos.