Me decía un amigo hace algunos años que los anuncios políticos desde la costa Caribe tienen una especial connotación para el país: siempre terminan siendo noticia nacional y simbolizan la apuesta electoral de una región en donde hacer política siempre ha sido complejo.

Por eso, me parece que, el lugar escogido por German Vargas Lleras para hacer su declaración de guerra política contra el gobierno Petro fue Barranquilla. Además, lo hizo en un lugar atestado de gente llevada por el clan Char a un evento en Soledad. Es una muestra de poder que anuncia que van a por todas en las elecciones locales.

En esa reunión, además del beso de mano de Joao Herrera a “Don” Fuad Char -agradeciendo su apoyo para la alcaldía de Soledad- Cambio Radical anunció su alianza para las elecciones locales con el partido liberal. Eso indicaría que ya está lista la fórmula con Eduardo Verano quien estaría esperando que Alex Char, candidato por tercera vez a la alcaldía de Barranquilla, le alce la mano públicamente.

Sería, para ambos, la tercera carrera a cargos uninominales en la ciudad y el departamento. La alianza de los “repitentes” que busca continuar con la tenaza de concentración del poder en alcaldía y gobernación que viene desde hace 2 gobiernos.

Deja muchas dudas en la democracia local la repitencia de liderazgos y la consolidación de un eterno yo con yo ¿Qué tipo de democracia tenemos en el Atlántico y Barranquilla?

En el pronunciamiento de Soledad, Vargas Lleras también anunció promover un frente común en el Congreso para oponerse a las reformas presentadas por el actual gobierno, perfilando su talante antireformas y de derecha.

¿Vargas Lleras comienza a perfilar la campaña presidencial? ¿Apoyándose en los errores de Petro, aspira a representar a la derecha antireformista para que todo siga igual?

La apuesta es clara y busca llenar el vacío de la oposición apuntalado en los errores del gobierno: en el atascamiento de las reformas en el Congreso y la falta de estrategia electoral en los territorios.

Vargas se quiere quedar con el desencanto de algunos sectores de la sociedad, con el arranque del gobierno y los votos de octubre. ¿Le saldrá la tacada?

Por lo pronto, la cosa pinta difícil en el Congreso, donde no se priorizaron las reformas, se percibe poco liderazgo y ya comienza a darse un fuerte desgaste.

Igual pasa en la organización de las elecciones, en las que alfiles locales como en Cali y Medellín tienen graves problemas de aceptación, y el desorden en el resto del país es ¡patético!

En Barranquilla, por ejemplo, no aparecen candidatos de peso, muchos de ellos son “caramelos repetidos”. Pero, además, no hay conciencia del fuerte impacto que tuvo el escándalo del hijo del presidente, en el que está involucrado un candidato a la gobernación que dice ir hasta el final de las elecciones.

En vez de ayudar a equilibrar la balanza, se le atraviesan a los nuevos liderazgos. Y en lugar de aunar esfuerzos, como en la gobernación, con un candidato distinto al de la hegemonía y que puede dar la pelea, se oponen -paradójicamente- al cambio.

Es muy difícil, sin democracia local y con fuego amigo desde lo “alternativo”.

Sin modificaciones en las dinámicas del gobierno en el Congreso, y sin señales en los territorios que inviten a construir escenarios que propicien la transición política en las próximas elecciones, parte del plan de Vargas Lleras puede dar resultados.

Mientras los partidos tradicionales enfilan sus baterías a las locales y fortalecen sus apuestas, los partidos alternativos no tienen una agenda clara y parecen improvisar en los territorios.

Es profesor universitario y promotor del desaroollo en temas de fortalecimiento democrático y ciudadanía. Estudió economía en la Universidad del Atlántico y una especialización en cooperación internacional.