Se cumplió la “profecía” de Gustavo Duncan sobre el hastío democrático en el país. Llegaron a segunda vuelta las candidaturas que usaron de manera más profusa el populismo como arma política. Como lo mencioné en mi última columna, ganaron las emociones, en medio una transición política desordenada, en donde los partidos políticos -incluyendo los minoritarios- mostraron la dura crisis por la que atraviesan y fueron los grandes derrotados

La lucha encarnizada por los votos del cambio pronostica un voto-finish, que va a determinar mucho de lo que será el nuevo gobierno. Solo a una semana de haberse dado la primera vuelta, se vive una fuerte confrontación entre las campañas, pero, también, ya comienzan a avizorarse señales de lo que viene.

¿Quiénes encabezarían los nuevos gobiernos y con qué plataformas programáticas y agenda de país tendrá el nuevo presidente?

La realineación de las fuerzas –como era de esperarse en segunda vuelta- nos muestra nuevos cambios en las dinámicas y muchas paradojas.

Por un lado, a la campaña de Rodolfo Hernández le ha tocado reconstruir y dar bandazos con toda su plataforma programática. Primero, el apoyo desde el primer día de Federico Gutiérrez lo obligó casi que inmediatamente a señalar 20 grandes retos que lo diferencian del Uribismo, para evitar la estigmatización con el expresidente.

Y después, con el intento de llegada del grupo de Fajardo, sus propuestas quisieron ser sometidas a un cambio extremo, con lo cual le tocó salir a ponerle freno a la fajardoneta que quería llegar pisando fuerte y con condiciones muy complejas.

Le ha costado menos trabajo a Petro con las llegadas a su campaña. Se nota que hay una campaña más estructurada y consistente. Aunque sigue generando preocupaciones y dudas, las nuevas adhesiones parecen complementar su equipo y fortalecer sus propuestas.

La señal en una reciente entrevista en el tiempo, de que su equipo económico estaría conformado por: Ocampo, Cecilia López y Alejando Gaviria; y también, la idea que las principales reformas serán consensuadas envía un mensaje positivo sin renunciar a su esencia.

Parece tener una mejor reacción la campaña de Petro que tiene más experiencia y muchísima más estructura política. Rodolfo, al ser un “outsider” con menos consistencia programática, tiene más dificultades para recibir apoyos y absorber la gran votación que puede conquistar.

Ángel Becassino salió a explicar que su estrategia en materia programática y política es un poco de ensayo y error, y que en primera vuelta usaron la indignación ciudadana como principal herramienta.

El reto para ambas candidaturas es gigantesco. Llegamos a una campaña en medio de una fuerte agitación de las emociones alrededor del cambio. Petro pasó a ser lo más institucional, frente a un candidato antisistema y que parece no tener otra opción que profundizar su discurso, pero sin asistir a debates.

Aunque Petro puede dirimir mejor los apoyos, Hernández tiene más posibilidades con los mensajes directos a la ciudadanía. ¿Qué pesará más? ¿Las señales de estabilidad institucional o el discurso antisistema?

Es profesor universitario y promotor del desaroollo en temas de fortalecimiento democrático y ciudadanía. Estudió economía en la Universidad del Atlántico y una especialización en cooperación internacional.