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´Populismo´ se ha vuelto el insulto de moda en la campaña presidencial. ¿Pero cómo diferenciar un candidato populista de uno no populista? Aquí presento un ´populímetro´, o instrumento para medirle el nivel de populismo a la mayoría de candidatos en la contienda.
En estas elecciones presidenciales estamos hablando de populismo más que nunca. Los candidatos se acusan mutuamente de ser populistas, se habla de populismo de derecha y de izquierda y se sugiere que el sinónimo de populismo es Venezuela. Populismo se ha vuelto un término tan abusado y politizado, que su uso dice más bien poco.
Hay que aclarar un poco la confusión: ¿qué en concreto es el populismo? ¿Cómo identificar un candidato populista de uno no populista? Y ¿qué tan populistas son los candidatos presidenciales? En este artículo sugiero unos criterios para armar un “Populímetro Presidencial” y presento un ranking de la mayoría de candidatos presidenciales de más a menos populista.
¿Qué es populismo? Los académicos no se ponen del todo de acuerdo, pero la definición que tiene más aceptación hoy en día es bastante minimalista. Populismo es una retórica o estrategia que divide la sociedad entre pueblo puro y élite corrupta. Un líder populista es aquél que se presenta como el que encarna o representa la voluntad del pueblo de forma directa, sin mediaciones ni instituciones de por medio.
Populismo se refiere así a un estilo de hacer política, y viene en toda suerte de ideologías, colores y épocas. Como la oposición oligarquía – pueblo es lo único que tienen en común los populistas, los académicos están en contra de identificar un tipo específico de programas o políticas públicas como populistas. En otras palabras, un líder se hace populista por su retórica, más no por sus programas. Los programas de los populistas pueden ser de derecha, de izquierda, de centro, o de cualquier índole.
Para construir el Populímetro Presidencial tuve en cuenta los siguientes criterios:
¿El candidato divide la sociedad entre élite corrupta y pueblo?
¿El candidato propone que ejecutará la voluntad del pueblo y acabará con la élite corrupta / oligarquía / clase política?
¿El candidato sugiere vínculos directos entre él y el pueblo? ¿Se identifica a él mismo como el pueblo?
Con base en estos criterios revisé las cuentas de twitter, discursos y entrevistas de varios candidatos presidenciales. A continuación presento mi Populímetro Presidencial.
Primer puesto: Alejandro Ordoñez
Ordoñez divide la sociedad entre pueblo y gobierno corrupto. Su noción de élite es bastante estrecha: se limita a los “bandidos” que gobiernan con Santos y a algunas instituciones del estado.

Ordoñez se pinta como el líder que mejor expresa el “hastío” y los “principios” de un homogéneo “pueblo colombiano”: cuando Ordoñez dice que “la mayor parte de los colombianos piensa igual que yo”, “sé que Colombia me apoya”, se imagina a un pueblo uniforme que se expresa a través suyo.


Para Ordoñez, su triunfo electoral significa que “el pueblo gana” y que se realizará “la justicia que el pueblo exige”. Entre él y el pueblo no hay mediación, ni tampoco operan los límites de las instituciones, ya que “yo hago lo que digo”. El populismo de Ordoñez también se refleja en su convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, donde sin intermediaciones se realizará “la voluntad del pueblo”.


Ordoñez cumple con todos los criterios para identificar la retórica populista. Divide la sociedad entre élite y pueblo, y se representa como el que hará realidad la voluntad popular. Supera a Petro en el populímetro por el tono mesiánico de su campaña. A través suyo se “salvará Colombia” en “la batalla final de la democracia”.

Segundo Puesto: Gustavo Petro
El Populímetro Presidencial también alcanza altas temperaturas con Gustavo Petro. Los candidatos en la contienda señalan las políticas propuestas por Petro como populistas, algo que él niega rotundamente.

Pero como anoté anteriormente, Petro es populista no por los programas por él sugeridos (educación superior gratuita, expropiación del latifundio improductivo, fomento a las empresas nacionales), sino por su retórica y estilo de hacer política.
Petro cumple de sobra con el primer criterio para identificar un populista: opone al pueblo o “las gentes del común” con la élite o clase política, y establece la superioridad del pueblo frente a las élites.

Según Petro, la élite no es simplemente corrupta como establece el libro populista, sino que es “mafiosa, para narcotraficante, criminal y fraudulenta”. Petro pide la “movilización multitudinaria” para, a través suyo, “derrotar” y “reformar” dichas elites. Su promesa es realizar la voluntad del pueblo y reformar el establecimiento.

En sus discursos de plaza pùblica, Petro sostiene que la nación es un contrato social entre personas, pero que en Colombia el pueblo no ha sido invitado a hacer parte de ese contrato. Para Petro, el contrato social detrás de la nación colombiana se limita a “los ricos que van a los clubes”. A través suyo, el pueblo hará parte de la nación colombiana.
Para derrocar a la “clase política corrupta”, Petro propone una Asamblea Nacional Constituyente que “devuelva” el estado a “las gentes”. Con dicha Asamblea, se ejecutará directamente la voluntad del pueblo pues permitirá las reformas sociales. La convocatoria a la Asamblea es populista porque ésta no se propone para reformar la institucionalidad democrática, sino para ejecutar, sin intermediación, la voluntad del pueblo.

Por el antagonismo entre pueblo y élites, y la expresión de la voluntad popular a través suyo, Petro queda de segundo en el Populímetro Presidencial.
Tercer Puesto: Sergio Fajardo.
En la Coalición Colombia que lidera Sergio Fajardo ha hecho carrera el eslogan de acabar con “los mismos con las mismas”, para referirse a una pequeña y uniforme elite tradicional. El centro de la retórica fajardista consiste en identificar a la clase política como causante de los peores males del país: la corrupción y el clientelismo. Pero a diferencia de Ordoñez y Petro, Fajardo no establece un antagonismo entre élites y pueblo. De hecho la palabra pueblo aparece poco en las declaraciones de Fajardo. Dicho candidato no se identifica como el que encarna el pueblo.
El populismo de Fajardo es más menguado que el de los candidatos analizados anteriormente, pero esto no quiere decir que no haya nada de populismo en su retórica. El centro de la retórica y programa de Fajardo consiste en el remplazo de la élite corrupta. Como dijo el candidato en entrevista al New York Times, “derrotaremos a los mismos de siempre, ya está bueno”.

Cuarto puesto: empate entre Iván Duque y Germán Vargas Lleras
El cuarto puesto en el Populímetro Presidencial es un empate entre estos dos candidatos. Ninguno de los dos le jala mucho a la oposición pueblo – elite. Prácticamente ningún tweet de estos candidatos contiene las palabras pueblo, elite, o clase política. Ambos están dedicados a mostrar a Petro como un populista que va a llevar al país a Venezuela.
Iván Duque presenta una retórica más centrada en la lucha contra la corrupción que la de Vargas Lleras. Pero para ambos candidatos, la corrupción no se resuelve remplazando la clase política, sino con medidas concretas, como el acabar con el cartel del único proponente, sanciones para los corruptos, habilitar la denuncia ciudadana, y endurecer los castigos y las penas. Ni Duque ni Vargas Lleras se presentan como los traductores de la voluntad general. Lo más cercano a la noción de “pueblo” en German Vargas consiste en insistir que las manifestaciones multitudinarias en diversas ciudades demuestran que el pueblo está con él. Entretanto, Duque alude al pueblo únicamente cuando habla en contra de las FARC, pues las FARC se “burlan” del pueblo colombiano.
El populímetro de Duque y Vargas Lleras no tiene en cuenta los partidos que los acompañan. Tal vez su calificación subiría si tomáramos en cuenta las declaraciones de otros líderes del uribismo y de Cambio Radical.

En conclusión, Ordoñez es el candidato más populista pues divide a Colombia entre la mayoría que está con él y el gobierno corrupto, propone mecanismos para ejecutar la voluntad del pueblo de forma directa como la Constituyente, y se muestra como un líder mesiánico que salvará a Colombia. Petro es también muy populista en su discurso, pues opone a la élite contra el pueblo y se presenta como el que va a encarnar los intereses de las gentes. Coincide con Ordoñez en la propuesta de la Constituyente. Fajardo es menos populista porque no opone a la elite contra el pueblo ni se presenta como el que encarna el interés del pueblo, pero si insiste en la necesidad de derrotar a la clase política tradicional. Duque y Vargas Lleras ni oponen al pueblo con las elites, ni proponen cambiar o derrotar la clase política tradicional.
Este Populímetro Presidencial demuestra que se puede ser populista en la izquierda, el centro y la derecha y que candidatos en polos tan opuestos como Ordoñez y Petro terminan pareciéndose, puesto que recurren a similares contenidos populistas en sus discursos. No en vano son los únicos que insisten en la importancia de una Asamblea Nacional Constituyente. Y si bien vimos que no se puede llamar populista a toda propuesta popular que hagan los candidatos, el populímetro nos muestra que el antagonismo elite – pueblo está cogiendo mucha fuerza en el panorama político colombiano.
@silvia_otero85