Mucho se ha escrito —desde posiciones diferentes— sobre una renta básica para cualquier individuo. En la segunda mitad del siglo XX, Friedman (1962) y Hayek (1973), por una parte, y Van Parijs (1995), por otra parte, estuvieron a favor de esta política. En los últimos años, Abhijit Banerjee y Esther Duflo, quienes recibieron el Premio Nobel de Economía en 2019, también propusieron transferencias monetarias no condicionadas (Tmnc), junto con otras políticas, para enfrentar la crisis sanitaria y económica por el covid. Y los gobiernos (incluidos los latinoamericanos) lo hicieron de esta forma, pues respondieron con recursos al sistema de salud, transferencias a los hogares y ayuda a las empresas. A primera vista, esta parece ser una política acertada para atacar las trampas de pobreza. Con una renta básica un individuo podría consumir suficientes calorías y micronutrientes para mejorar su productividad y también llegar a un nivel de salud y educación con los que eluda la pobreza. 

Pero, antes y durante la crisis por el covid, ¿qué tan efectivas han sido estas transferencias?

Antes de la crisis

Dentro de las transferencias monetarias, se encuentran las Tmnc y las transferencias monetarias condicionadas (TMC). En las TMC no solo se hace una transferencia, sino que se exigen unos objetivos mínimos en salud y educación en los niños de los hogares beneficiarios.

En las últimas dos décadas ha crecido el interés en este tipo de transferencias. Para 1997, solo tres países contaban con TMC (México, Brasil y Bangladesh), pero para 2008, eran 27 países y para 2014, eran 52 países. Este cambio seguramente se debe a la implementación de evaluaciones que estiman de manera creíble el impacto de estos programas —la revolución de la credibilidad, según Angrist y Pischke—.

Una de las primeras evaluaciones fue la del programa Progresa en México, que tenía como fin reducir la pobreza por medio del aumento del capital humano (educación y salud) de los niños. En este programa, las madres pobres de zonas rurales con hijos entre tercer y noveno grado recibieron una transferencia cada dos meses para que sus hijos asistieran a los colegios, que, a su vez, fue mayor para las niñas que para los niños para evitar que la matrícula de las niñas quedara por detrás de la de los niños. Asimismo, se hizo por etapas y sus efectos se obtuvieron comparando a los niños que fueron elegidos al azar en la primera etapa con los que no lo fueron. Entre los resultados estuvo un incremento de 0,66 en los años de escolaridad.

Otras evaluaciones de corto plazo de estos programas, tales como Bolsa Alimentação en Brasil, Familias en Acción en Colombia, BDH en Ecuador, Praf en Honduras, Oportunidades en México y RPS en Nicaragua, han encontrado: aumentos del consumo per cápita y de la alimentación al pasar a alimentos ricos en proteínas, reducciones de la brecha de pobreza y aumentos en el uso de servicios de educación y salud.

Ahora, otras evaluaciones de largo plazo de estos programas han encontrado caídas en las tasas de arresto, reducciones del embarazo adolescente, caídas en las tasas de deserción de la educación secundaria y aumentos en la matrícula a educación superior. No obstante, a pesar de la condicionalidad, estos resultados también se han encontrado en las Tmnc. En algunos casos, incluso, los resultados han sido mayores para las Tmnc que para las TMC.

En la parte de las objeciones a las transferencias, es común que se argumente que reducen la oferta de trabajo, pues, en principio, las personas trabajan para conseguir ingresos. De tal manera, a mayores ingresos, las personas reducirán su oferta de trabajo. Pero no es así. No se ha encontrado ningún impacto en la participación de los adultos y sí una disminución de la participación de los niños en el mercado laboral. Si se desagrega entre hombres y mujeres, algunas evaluaciones muestran que las mujeres aumentan su participación en el mercado laboral. Tampoco hay efectos sobre las horas trabajadas. En general, estos programas cubrieron hasta el 20% del consumo de los hogares, por lo que queda espacio para estudiar los efectos que tienen transferencias con montos mayores.

Ahora, durante la crisis por el covid, ¿qué tan efectivas han sido estas transferencias?

Durante la crisis

En este caso, las evaluaciones vienen de dos programas en Colombia. El primero es el programa Compensación del IVA, una Tmnc de $75.000 pesos colombianos —55,6 dólares estadounidenses paridad de poder adquisitivo (PPA) (los dólares necesarios para comprar los mismos bienes en países diferentes)— que se dio aproximadamente cada ocho semanas. Para estimar el impacto se usó un ensayo controlado aleatorio (ECA), de manera que, una vez se aleatoriza y se lleva a cabo el programa, fue comparado el grupo tratamiento (el que recibe el programa) con el grupo de control (el que no lo recibe).

Los resultados fueron aumentos de la salud financiera, la inversión en educación y el apoyo a programas de emergencia y efectos nulos en la seguridad alimentaria y en la confianza hacia la capacidad del Estado. En los resultados de mediano plazo se mantienen los aumentos de la salud financiera y los efectos nulos en seguridad alimentaria. Por otra parte, se encuentran reducciones en la participación laboral de las mujeres que no son jefes de hogar, que viven en zonas rurales y que tienen un jefe de hogar con educación primaria o menos, sin tener, sin embargo, efectos en ingresos y pobreza.

El segundo es el programa Ingreso Solidario, una TMC de $160.000 pesos colombianos —121 dólares estadounidenses PPA— que se dio al menos una vez entre abril de 2020 y el mismo mes de 2021 a familias que no fueran beneficiarias de otros programas de transferencias. Para este se usó una regresión discontinua. A partir del puntaje del Sisbén IV, el punto de corte se elige por el riesgo de caer en pobreza. Si alrededor de este umbral los hogares son suficientemente similares y si los hogares no tienen la opción de escoger a qué lado del umbral estarán, se puede estimar el impacto comparando a los hogares eligibles con los no elegibles cerca al punto de corte.

En este programa hubo efectos positivos sobre los ingresos de los hogares —principalmente los más afectados por esta crisis—, el consumo de alimentos —solo para los más afectados—, los gastos en limpieza, salud y educación y la inclusión financiera. Por otra parte, no hubo efectos sobre la violencia doméstica y tampoco en la participación en el mercado laboral.

Ambas investigaciones hacen parte de las primeras evaluaciones de impacto de las transferencias en esta crisis junto con Banerjee y otros. Esto puede ser positivo o negativo.

Por un lado, puede ser positivo debido a que se evalúan los programas, lo que puede ser un primer paso para ver qué funciona y qué no y, por lo tanto, para hacer mejores políticas. Pero eso no es todo el camino para hacer mejores políticas y queda la tarea de integrar resultados y políticas.

Por otro lado, puede ser negativo debido a que no fue ético establecer un grupo tratamiento y un grupo control o imponer unos criterios que excluyeran a algunas familias de estas transferencias en medio de una crisis en la que todas debieron recibir ayudas sociales. Al tener los resultados —efectos positivos tanto en las Tmnc (Compensación del IVA) como en las TMC (Ingreso Solidario)—, el Gobierno colombiano debía expandir estos programas a todas las personas elegibles. Acertadamente, la Ley de Inversión Social abrió la posibilidad de modificar los criterios de focalización para incluir a quienes no fueran beneficiarios de Ingreso Solidario y se encontraran en pobreza extrema.

Conclusiones

¿Qué hacer para reducir o evitar la pobreza? Esta es una pregunta que deben responder las personas para exigir y los gobiernos para llevar a cabo políticas. Por lo pronto, tanto las Tmnc como las TMC parecen buenos instrumentos. No obstante, los efectos de las Tmnc pueden ser mayores que los de las TMC, por lo que pueden ser un mejor instrumento. De tal forma, hay argumentos suficientes para exigir una renta básica para cualquier individuo. Asimismo, en todo momento, hay que buscar cómo mejorar estas políticas. Al igual, el monto que se decida tiene que partir de la restricción presupuestaria de cada Gobierno. Las políticas deben ser sostenibles en el corto, mediano y largo plazo.

Estos resultados, por supuesto, son positivos. Pero no por eso hay que descartar otras alternativas como los programas públicos de empleo. Entre los resultados de estos programas se ha encontrado que reducen la pobreza y aumentan el empleo privado. De igual manera, se ha encontrado que los efectos se concentran en las mujeres. Además, si se comparan con las transferencias, los programas públicos de empleo aumentan el bienestar psicosocial. Entonces, la decisión de qué se va a hacer va a depender de discusiones amplias sobre ventajas y desventajas de cada tipo de programa.

Referencias

Esta columna se basó, entre otros, en los siguientes textos: 

Angrist, J., & Pischke, J. (2010). The credibility revolution in empirical economics: How better research design is taking the con out of econometrics. Journal of economic perspectives, 24(2), 3-30.

Asfaw, S., Davis, B., Dewbre, J., Handa, S., & Winters, P. (2014). Cash transfer programme, productive activities and labour supply: evidence from a randomised experiment in Kenya. The journal of development studies, 50(8), 1172-1196.

Attanasio, O., Fitzsimons, E., & Gomez, A. (2005). The impact of a conditional education subsidy on school enrolment in Colombia.

Attanasio, O., & Battistin, E. (2009). Food and Cash Transfers: Evidence from Colombia. IFS Working Paper W09.

Attanasio, O., Sosa, L. C., Medina, C., Meghir, C., & Posso-Suárez, C. M. (2021). Long term effects of cash transfer programs in Colombia (No. w29056). National Bureau of Economic Research.

Baird, S., McIntosh, C., & Özler, B. (2011). Cash or condition? Evidence from a cash transfer experiment. The Quarterly journal of economics, 126(4), 1709-1753.

Banerjee, A., Hanna, R., Kreindler, G., & Olken, B. (2017). Debunking the stereotype of the lazy welfare recipient: Evidence from cash transfer programs. The World Bank Research Observer, 32(2), 155-184.

Banerjee, A., Faye, M., Krueger, A., Niehaus, P., & Suri, T. (2020). Effects of a Universal Basic Income during the pandemic. Working Paper.

Bhargava, A. K. (2014). The impact of India’s rural employment guarantee on demand for agricultural technology.

Durlauf, S., & Shaoshadze, I. (2014). Poverty Traps. Encyclopedia of world poverty.

Econometría, Sistemas Especializados de Información, & Universidad de los Andes (2021). Evaluación de mediano plazo del programa de compensación de IVA.

Fiszbein, A., & Schady, N. (2009). Conditional cash transfers: reducing present and future poverty. World Bank Publications.

Friedman, M. (1962). Capitalism and Freedom. University of Chicago Press.

Gallego, J., Hoffmann, B., Ibarrarán, P., Medina, M. P., Pecha, C., Romero, O., & Vera-Cossio, D. (2021). Impactos del programa Ingreso Solidario frente a la crisis del COVID-19 en Colombia.

Hayek. F. (1973). Law, Legislation and Liberty. University of Chicago Press.

Hussam, R., Kelley, E., Lane, G., & Zahra, F. (2021). The Psychosocial Value of Employment.

Kraay, A., & McKenzie, D. (2014). Do poverty traps exist? Assessing the evidence. Journal of Economic Perspectives, 28(3), 127-48.

Londoño-Vélez, J., & Querubín, P. (2020). El Impacto de Transferencias Monetarias de Emergencia durante una Pandemia: Evidencia Experimental para Colombia.

Muralidharan, K., Niehaus, P., & Sukhtankar, S. (2017). General equilibrium effects of (improving) public employment programs: Experimental evidence from india (No. w23838). National Bureau of Economic Research.

Parker, S. W., & Skoufias, E. (2000). The impact of PROGRESA on work, leisure, and time allocation (No. 600-2016-40136).

Rodrik, D. (2010). Diagnostics before prescription. Journal of Economic Perspectives, 24(3), 33-44.

Schultz, P. (2004). School subsidies for the poor: evaluating the Mexican Progresa poverty program. Journal of development Economics, 74(1), 199-250.

Van Parijs, P. (1995). Real freedom for All: What can justify capitalism?

Veras, F., Ribas, R., & Osorio, R. (2007). Evaluating the Impact of Brazil’s Bolsa Família: Cash Transfer Programmes in Comparative Perspective (No. 1). International Policy Centre for Inclusive Growth.

Estudiante de Economía @UNALOficial. @MartinSanchezD