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Una vez el paro cívico en Buenaventura ya es cosa del “pasado”, el vaivén mediático se dirige hacia otros flancos. Sin embargo, ¿qué hay del empleo en Buenaventura, el principal puerto colombiano sobre el océano Pacífico?
Para empezar, digamos que por algún tiempo no se contó con cifras oficiales sobre la situación del empleo en Buenaventura. Ante la ausencia de registros oficiales, la Cámara de Comercio de Buenaventura (CCB) realizó una encuesta aleatoria simple que arrojó una tasa de desempleo estimada de 62%. La CCB reconoce que dicha encuesta no fue avalada por el DANE y refiere las dificultades para garantizar su precisión; sin embargo, durante el paro numerosos medios recogían la cifra del 62% para describir la situación del empleo en el puerto.
En abril de este año, el DANE dio a conocer el boletín sobre Mercado laboral de la ciudad de Buenaventura 2016, que señala que la tasa de desempleo se ubicó en 18% durante el 2016, casi el doble si se compara con la tasa de desempleo nacional de 2016 de 9.2%. La cifra ubica al puerto por encima de ciudades que registraron el desempleo más alto en 2016, como Quibdó (15.4%), Armenia (15.4%) y Cúcuta (13.8%).
62% o 18% son números disimiles que en últimas sirven para decir lo mismo: que la situación laboral en el puerto es dramática.

Dentro de las distintas peticiones y voces de la sociedad civil de Buenaventura que se escucharon durante el paro cívico que se extendió por más de 20 días, surgieron llamados para garantizar el servicio de agua potable, la reapertura del hospital de segundo nivel, la creación de un fondo exclusivo con manejo autónomo del distrito, así como clamores para generar empleo en el puerto. Incluso, una de las primeras movilizaciones en el marco del paro fue la marcha por el empleo digno, que según registros de El País contó con la participación de más de 30 mil personas.
Las voces recogidas por los medios durante el paro solían coincidir en dos percepciones: “Muchas personas señalan que las empresas privadas prefieren gente del interior del país; mientras para el sector público hay que tener influencias políticas que les permitan entrar a llenar estos puestos”, informaba Caracol Televisión.

En grupos focales realizados en 2016 con jóvenes, mujeres y víctimas del conflicto armado en Buenaventura*, con el propósito de identificar las principales barreras que les dificultan acceder y permanecer en empleos formales, se escuchaba el mismo malestar. A la falta de experiencia requerida y a una formación inadecuada, participantes referían que prácticas de discriminación en razón de su género, origen, raza o edad les impedían conseguir un empleo. En ese sentido, no fueron aisladas las voces que describían lo mismo: las empresas prefieren contratar gente de afuera.

En los grupos focales también se refería algo común a la realidad colombiana: para tener empleo, bien sea con el sector privado pero sobre todo con el público, se perciben como necesarias las llamadas “palancas”.

Finalmente, cabe señalar un último elemento. Jóvenes bonavarenses señalaban que la formación disponible es limitada. Que como la economía del municipio, la formación también se concentra en actividades portuarias y logísticas. Ello termina produciendo una masa de ciudadanos formados en lo mismo, con plazas disponibles insuficientes y sometidos a una competencia entre pares.

Ojalá que las voces que tan acuciosamente recogieron los medios durante el paro en Buenaventura no se las lleve el viento. Que el Gobierno Nacional, departamental y municipal, así como el sector privado y empresarial, den mensajes claros que sí contratan gente de Buenaventura y que las palancas solo se necesitan en el puerto para manipular maquinaria, pero no para manipular las posibilidades de generar empleo digno a sus habitantes.
*Grupos focales realizados por Cuso International en 2016.