Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
La conversación no terminó, no pusimos punto final, quedamos como en punto y coma. Seguiremos hablando y se hablará de Reconciliación.
En días pasados El Espectador con el apoyo de la Embajada Alemana en Colombia, convocó un encuentro en Villavicencio, para “hablar de verdad”.
Llegué muy puntual a la hora señalada en la invitación. Pocas personas estaban ya en el recinto; además de algunos de los organizadores y personas encargadas de aspectos logísticos.
A la primera persona que vi fue al señor Manuel de Jesús Pirabán, conocido como “Jorge Pirata”. Excomandante del “Bloque Centauros” de las AUC; lo identifiqué inmediatamente, el año pasado habíamos conversado cuando intentamos realizar algún par de eventos de reconciliación en municipios donde ellos hicieron presencia. Él accedió con un ánimo muy constructivo a acompañar este empeño; recuerdo y valoro ese compromiso. Estaba entrando a la izquierda, en la parte de adelante del auditorio.
Me llamó la atención un pequeño grupo de personas que estaban también ya tomando posición en el auditorio, más atrás y a la derecha. Fue muy grande la sorpresa al ver a “Mauricio Jaramillo” exnegociador del Acuerdo de paz del Gobierno Nacional con las Farc, exmiembro del Secretariado y, ex comandante del “Bloque Oriental”.
Fui y saludé a cada uno de ellos y les conté de la afortunada coincidencia de que los dos excomandantes de los bloques que habían disputado a sangre y fuego el mismo territorio en los departamentos del Meta y Guaviare, estuvieran ambos en un mismo sitio hoy, hablando de reconciliación. También les consulté si les parecía bien y si me permitían presentarlos. Los dos accedieron tranquilos.
Los segundos que me pude haber demorado mientras llevaba de brazo a “Mauricio Jaramillo”, para presentarlos, se acortaron porque el señor Manuel Pirabán, “Jorge Pirata”, venía caminando al encuentro. Tuvieron que ser segundos, obviamente, pero sentí un tiempo largo y como de cámara lenta. Lenta y dolorosa pero en fin, esperanzadora.
Cuando los presenté a cada uno le expliqué quién era el otro. Se saludaron con un estrechón de manos y se cruzaron algo así como una sonrisa, o un dejo de amabilidad y empatía. Fue un instante. Luego alguien más se acercó y luego llegaron algunos periodistas y fotógrafos. No había mucho tiempo para hablar. Les pregunté que si se conocían, que si alguna vez en la vida se habían visto antes, los dos respondieron casi en coro que sí sabían el uno del otro, pero que nunca se habían encontrado. Y pensé que si se hubieran cruzado antes de los Acuerdos, uno de los dos ya no existiría… o ninguno.
Por fortuna están vivos y se ven comprometidos a continuar llevando adelante los Acuerdos de Paz en los cuales ambos fueron protagonistas de una dolorosa historia de guerra, pero que hoy también se empeñan en escribir una distinta, un futuro con más puentes que muros.
Así salió la foto. “Ahí quedó”, dijo el fotógrafo.

*Manuel Pirabán, Gonzalo Agudelo y Mauricio Jaramillo de izquierda a derecha.
“Esta foto entraña esperanza”, dijo una amiga, es una muestra como hay ya tantas, por todo el país, que dan fe de que el proceso o, los procesos de paz han servido a Colombia. Fotos como esta nos muestran con asombro, pero sin temor, que es posible un encuentro respetuoso de los extremos más irracionales de la guerra. Que es posible encontrarnos, sin que esto le cueste la vida a nadie, con quien nunca se pensó encontrar.
La conversación no terminó, no pusimos punto final, quedamos como en punto y coma. Seguiremos hablando y se hablará de Reconciliación.