Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Bogotá promueve la bicicleta como si promoviera la natación en el Río Bogotá: construyendo muelles, trampolines, y delimitando los carriles con boyas. Nadie en su sano juicio nadaría en ese río. La pésima calidad del aire en la ciudad es el mayor riesgo para un ciclista.
Incontables editoriales y artículos han visibilizado el problema de la mala calidad del aire en Bogotá. En la Silla Vacía, Carlos Hernández Osorio, en su artículo “La demora de los buses que pueden mejorar el aire de Bogotá”, demuestra que la calidad del aire no mejorará hasta que no se renueven los buses de Transmilenio, se cambien los buses viejos de transporte público y se hagan obligatorios los filtros para disminuir las emisiones.
Esta última ha sido la batalla del actual vicerrector de desarrollo y egresados de la Universidad de los Andes, Eduardo Behrentz, para mejorar la calidad del aire. En sus editoriales “Mancha de Polución en Bogotá” y “Calidad del aire: tarea del Congreso”, argumenta que el costo para la salud de respirar mal aire es superior al de implementar medidas (como los filtros) en el transporte de carga y el transporte público.
Para mejorar la calidad del aire en Bogotá las fuentes de emisiones y las soluciones ya se conocen.
Estratégicamente, para convertir a Bogotá en una ciudad competitiva, baja en carbono, se deben reducir las emisiones vehiculares. Paralelamente, promover la bicicleta contribuye a reducir emisiones y congestión vehicular que encaminaría a la ciudad a volverse más amable, segura y saludable.
La gestión del alcalde Enrique Peñalosa y la de otros mandatarios ha resultado en que hoy Bogotá tiene 460 kilómetros de ciclorutas por las que se realizan 440 mil viajes diarios, según la Gerencia de la Bici del Distrito. Sin embargo, no existe una estrategia clara para reducir las emisiones vehiculares a pesar de que si hay grandes iniciativas para promocionar la bicicleta, como “Al colegio en Bici”, “Día sin carro”, “Onda Bici Segura”, retos de competir con otros alcaldes por el número de funcionarios que llegan a las oficinas en bicicleta, y hasta recibir días libres si se llega a la oficina en bicicleta (Ley 1811 del 2016).
Esto deriva en que uno de los grandes perdedores en Bogotá son los ciclistas, por la pésima calidad del aire. Para ellos, hacer ejercicio aumenta la tasa de respiración de contaminantes (material particulado como tierra, polvo, hollín, cenizas y humo), y tienen mayor exposición por la ubicación de las ciclorutas en corredores de alto tráfico.
Según Fajardo y Rojas (2012), la exposición de ciclistas en Bogotá a contaminantes del aire es significativamente mayor que en otras ciudades. En Bogotá pueden llegar a respirar entre 45% y 64% más material particulado de 10 micrómetros (PM10) de lo esperado. Otro estudio de Franco et al. (2016) demuestra que la concentración del material particulado de 2,5 micrómetros (cuatro veces más pequeño que el PM10) a lo largo de diferentes ciclorutas en Bogotá, está entre 80 y 136 ?m m-3 entre semana, a pesar de que el nivel permitido por la Organización Mundial de la Salud es de 25 ?m m-3.
Para entenderlo mejor: el diámetro de un pelo es de 70 micrómetros, entonces el diámetro de ese pelo es 7 y 30 veces más grande que el PM10 y PM2.5, respectivamente. Respirar el material particulado por debajo de 10 micrómetros puede generar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, ya que estas partículas se acumulan en los pulmones, y en algunos casos entran al torrente sanguíneo. La exposición a este material lleva a contraer asma, bronquitis y enfermedades pulmonares obstructivas crónicas.
El equivalente de montar en bicicleta en Bogotá es meterse a nadar al Río Bogotá. Nadie en su sano juicio lo haría, ni con muelles, toboganes, carriles demarcados con boyas, ni con servicios a lo largo del río para inflar el flotador. Invertir en infraestructura, como señalización, delimitación de carriles exclusivos, reductores de velocidad para vehículos, estacionamientos en portales de Transmilenio y más ciclorutas para conectar diferentes puntos de la ciudad son importantes, pero paralelamente tiene que haber voluntad e inversión en mejorar la calidad del aire.
La muerte del ciclista Gerardo Romero cuando subía a Patios (La Calera), causó revuelo y resultó en la instalación de unos reductores de velocidad sobre la Avenida Circunvalar. Indudablemente, hacen que los carros tengan más cuidado con los ciclistas, ¿pero cuántas personas mueren “silenciosamente” en Bogotá por enfermedades respiratorias causadas por años de exposición al material particulado?
La polución mata a 9 millones de personas (El Tiempo, 2017) en el mundo. En Colombia, la contaminación del aire generó, en costos de salud, 15,4 billones de pesos en el 2015 (El Tiempo, 2017). Sin embargo, puede que esta cifra sea mayor dado que no concuerdan las cifras entre los indicadores ambientales (e.g., calidad del aire) del país con el número de muertes. A pesar de la evidencia para los ciclistas en Bogotá, los efectos que esta tiene, y el costo de no mejorarla, no se implementan las medidas (ya conocidas) para mejorar.
Anécdota personal
A mi anterior oficina me iba en bicicleta. Recorría 11 kilómetros de la calle 100 con carrera 11 hasta los alrededores de la Embajada Americana. Me demoraba unos 45 minutos, así que montaba hora y media diaria.
Empezaba por la privilegiada carrera 11 con el carril exclusivo y árboles a lo largo del separador. Luego bajaba por la calle 92, subiendo y bajando con cada cruce de las carreras, hasta coger la carrera 30. De la carrera 30 con calle 92 hasta la calle 53 era una odisea para que un carro no me atropellara, para no caer con los abundantes huecos y desniveles, para no salir pintada ni soldada por los negocios que quedaron envueltos en la cicloruta; y por último, evitar los mordiscos de un perro callejero. Luego bordeaba la Universidad Nacional, cruzando la calle 26 y la avenida La Esperanza, por calles secundarias más tranquilas. Realicé este recorrido durante un año largo, todos los días.

Al segundo día de montar llegué a la casa con la garganta irritada y los ojos rojos. Me conseguí una máscara de polución, que usa filtros que evitan que el material particulado más pequeño (de 2,5 micrómetros) encuentre hogar en mis pulmones. El color de los filtros habla por sí solo. Los tenía que cambiar luego de 7,5 horas de uso continuo, es decir, después de montar de lunes a viernes. He guardado los que usé en todos mis viajes, queriendo, algún día, hacer una obra de arte:

Actuando proactivamente, saqué cita donde un reconocido neumólogo de la Fundación Santa Fé. De entrada, y con un filtro usado de regalo, le dije: “yo no vengo a que me vea mis pulmones, me siento bien. Vengo a preguntarle la posibilidad de que me entregue una orden para que el seguro me pueda pagar los filtros de mi máscara de polución”. Pensé que era una propuesta lógica, dado que estaba evitando, previniendo, una enfermedad futura si seguía montando bicicleta sin máscara. Se rió entendiendo las limitaciones del Plan Obligatorio de Salud, y me dijo que eso no era posible.
Por ahora, en el sistema de salud colombiano hay que curar las enfermedades antes de prevenirlas. Sin embargo, el doctor, consciente del problema de calidad del aire en Bogotá, me urgió a seguir usando la máscara, y quedó en mostrarles el filtro a sus colegas para ver qué se podía hacer. Cuando nos despedimos me dijo: “puede que para el sistema de salud sea más barato entregarles máscaras con filtros a todos los bogotanos que seguir esperando a que mejore la calidad del aire, y tengamos que tener mientras tanto una alta incidencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares”.
Seguiré montando en bicicleta mientras tanto, usando mi máscara de polución y viviendo en la ciudad que tiene como meta volverse la capital latinoamericana de la bicicleta.
Información adicional:
Para consultar la calidad del aire en Bogotá en tiempo real
Aplicaciones de Calidad del Aire para el celular: Plume y AirVisual
Noticias, columnas de opinión y artículos científicos recientes sobre la calidad del aire en Bogotá:
– Marzo 23, 2017 (El Tiempo): Ponen tapabocas a monumentos en Bogotá por mala calidad del aire
– Marzo 27, 2017 (El Espectador): Distrito no declarara alerta por contaminación del aire en Bogotá
– Marzo 27, 2017 (La Silla Vacía): La demora de los buses que pueden mejorar el aire de Bogotá
– Marzo 3, 2017 (La Pepa, Canal Capital y La Silla Vacía)
– Octubre 20, 2017 (El Tiempo): Polución deja nueve millones de muertos al año, según estudio.
– Octubre 22, 2017 (El Tiempo): La contaminación le cuesta a Colombia el 4,1 por ciento del PIB
– Octubre 23, 2017 (El Tiempo): Contaminación que mata
– Fajardo, O.A., y N.Y. Rojas. Particulate matter exposure of bicycle path users in a high-altitude city. Atmospheric Environment 46 (2012) 675-679
– Franco, J.F., J.F. Segura y I. Mura. Air pollution alongside bike-paths in Bogotá-Colombia. Frontiers in Environmental Science. (2016) doi. 10.3389/fencs.2016.00077
– Ramirez, O., I. Mura, y J.F. Franco. How do people understand urban air pollution? Exploring Citizens’ perception on air quality, its causes and impacts in Colombian cities. Open Journal of Air Pollution. (2017) 6 1-17.