Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
La primera Conferencia de los Estados Parte (COP1) del Acuerdo de Escazú se celebrará entre el 20 y 22 de abril de 2022, paradójicamente, en Santiago de Chile, país que aún no ratifica este acuerdo y que al parecer va a quedar como un observador de este encuentro.
En esta COP se espera abordar la composición y el funcionamiento del comité que apoyará y dará seguimiento al cumplimiento e implementación del Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe.
La reunión preparatoria de la primera reunión de la Conferencia de las Partes del Acuerdo de Escazú (preCOP) tuvo lugar de manera virtual el 4 de marzo de 2022. En esta preCOP se discutieron las reglas de procedimiento de la COP1, teniendo en cuenta las modalidades para la participación del público, las disposiciones financieras para el funcionamiento e implementación del Acuerdo y las reglas de la composición y el funcionamiento del Comité de Apoyo a la aplicación y cumplimiento.
Por supuesto que este evento no tuvo ni ha tenido mucha resonancia en Colombia, país que tampoco ha ratificado el Acuerdo, a pesar de los compromisos asumidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en el 2021 (COP26). Al respecto, se sabe que el 17 de febrero la oposición radicó un proyecto de ley para que Colombia ratifique el Acuerdo de Escazú. Este documento fue liderado por el senador Iván Cepeda del Polo Democrático, Feliciano Valencia del Mais y Antonio Sanguino del Partido Verde, y fue presentado ante la Comisión Segunda del Senado.
Sin embargo, en tiempos preelectorales ha sido visible que el Acuerdo de Escazú es uno de los temas de los que todos los candidatos deben tener una posición, por lo que parece que solo hasta que este proceso finalice se debatirá de nuevo si el acuerdo es ratificado o no.
Tristemente seguimos escuchando los discursos con ideas falsas del acuerdo y sus alcances, principalmente por parte de los miembros de los partidos de derecha como es el caso de Miguel Uribe Turbay y María Fernanda Cabal del Centro Democrático.
Pese a la tensión entre las distintas posiciones de los candidatos a la Cámara de Representantes y al Senado, en el debate sobre asuntos ambientales de los candidatos y candidatas a la Presidencia se visibiliza una tendencia a favor de la ratificación del Acuerdo de Escazú, dada la preocupación por:
- Ser el primer país de la región con más asesinatos de líderes/as y defensores/as ambientales.
- El aumentado de los conflictos socioambientales, debido a la ineficacia en la implementación del Acuerdo de Paz.
- La necesidad de proteger la biodiversidad nacional para enfrentar la crisis climática que hoy afecta a todos los países, especialmente, a aquellos Estados vulnerables al cambio climático, entre los que se encuentra Colombia.
A pesar de las movilizaciones sociales, los procesos pedagógicos alrededor del Acuerdo de Escazú para enfrentar el ciclo de mentiras sobre este y la producción académica y de divulgación científica realizadas en Colombia, es claro que el país no será uno de los Estados parte activos en la COP1; así como tampoco ha presentado el interés de participar como país observador, dadas las prioridades electorales que darán lugar al cambio de Gobierno y del Congreso en Colombia.
En este sentido, las elecciones y su resultado en definitiva serán cruciales para que en Colombia se ratifique el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe.
Por ello, votar en estas elecciones de forma responsable es vital para los colombianos que defendemos la vida, la biodiversidad y la transición a economías no extractivas, por medio de la diversificación económica y el fortalecimiento de emprendimientos sustentables con enfoque diferencial. Así mismo, es central votar por aquellos candidatos que propenden por el tránsito hacia un nuevo paradigma de la relación entre animales humanos, animales no humanos y los elementos vitales mejor conocidos como la naturaleza.
Por lo tanto, en tiempos de crisis climática y de profunda vulnerabilidad por parte de los territorios colombianos por los impactos del cambio climático y la violación permanente de los derechos humanos de los líderes y lideresas sociales y ambientales, es importante votar considerando las posiciones frente a la ratificación del Acuerdo de Escazú, el fracking, la deforestación, la soberanía alimentaria, la protección de los páramos y de los biomas y ecosistemas estratégicos, la ampliación de la frontera agrícola y las estrategias viables para enfrentarla adecuadamente y el cuidado y protección de las fuentes hídricas de Colombia.