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El Presidente Duque está priorizando la cuestionada e ineficiente guerra contra las drogas por encima de temas cruciales para el país como la justicia para la paz.

Sin haber culminado su primer año de gobierno el Presidente colombiano Iván Duque se ha destacado por apoyar la guerra de Estados Unidos contra las drogas, en particular ha defendido el uso del glifosato para destruir cultivos ilícitos (y dañar la naturaleza con alto costo para los seres humanos).

También prioriza la extradición de sujetos que tienen deudas en materia de narcotráfico con la justicia norteamericana (aunque tengan también deudas más grandes con la justicia colombiana por su papel en el conflicto armado).  

Algunos columnistas como (Riveros 2019) y (Lewin 2019) han puesto de relieve, respectivamente,  que Duque abrió la puerta a la intromisión estadounidense, que ha despreciado a la Corte Constitucional y que ha tolerado la presión diplomática (o presión de las visas).

Como una muestra de que la política es un juego constantemente agonístico y competitivo, pese a la obsecuencia de Duque y el partido de gobierno con el Tío Sam, jueces de la jurisdicción especial para la paz (aunque en votación no unánime) han osado no extraditar al polémico líder exguerrillero de las Farc,  J. Santrich.

Como lo plantean periodistas de Semana (2019), esta decisión tendrá nuevas implicaciones internacionales. También tiene sus opositores en el Congreso, en la Procuraduría, en la Fiscalía y, obviamente en cabeza del Presidente Duque quien prioriza a la justicia estadounidense por encima de la justicia para la paz que se requiere en Colombia.

 

Democracias obsecuentes con los imperios

En la perspectiva de (Tilly 2007) la democracia tiene dos dimensiones, a saber: capacidad de gobierno y poder de contrapeso de la sociedad civil. La capacidad de gobierno está basada en la legitimidad y confianza que, entre otras cosas, permiten que los gobernantes capten tributos y regulen asuntos económicos y sociales.

El contrapeso de la sociedad civil trasciende el mero ejercicio electoral (y los castigos con el voto a quienes en el pasado incumplieron) y, además del control social sobre los gobernantes (con medidas como la rendición de cuentas),  incluye diversos recursos de insumisión como  la objeción de consciencia, la desobediencia civil y el derecho a la resistencia civil. 

Cuando la capacidad de gobierno es excesiva (y no hay contrapeso de la sociedad civil) caemos en terrenos de la autarquía a pequeña escala (mafias y señores de la guerra) y de la dictadura y del totalitarismo a gran escala.

Como agudamente lo planteaba Popper (1945), la democracia no consiste tanto en la elección de representantes (supuestamente idóneos y honestos) sino, más bien, en la capacidad de la sociedad civil para ejercer control sobre sus gobernantes, para revocarles el poder e, incluso,  para derrocarlos ojalá por vías noviolentas.

Aquí hago énfasis en que en un mundo globalizado y de economía abierta (y mutua pero diferencialmente interdependientes), las democracias no están estrictamente sujetas a los límites del Estado Nación. Planteo que, en el centro hegemónico,  existen unas democracias imperialistas y dominantes, con excesiva capacidad de gobierno, poder económico y militar, como para inmiscuirse, de manera permanente,  en los destinos de naciones dependientes; en la periferia orbitan unas democracias subordinadas y alguno o todos sus poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) están sujetos, por franca coerción externa o por vergonzosa servidumbre voluntaria, al imperio o potencia más influyente. Esto significa que las democracias imperialistas ejercen una dictadura velada o abierta sobre sus colonias o satélites.

Los ciudadanos de las democracias dominantes se limitan a escoger sus respectivos presidentes. Ocasionalmente, hacen ejercen algún control social sobre los gobiernos y casi siempre priorizan los intereses nacionales por encima del resto del mundo (y, obviamente, por encima de los países subordinados al imperio). Los ciudadanos de las democracias dominadas o subordinadas al imperio, frecuentemente,  están sujetos a lo que (O’Donnell 1997) denomina como unas democracias ultra-presidencialistas o delegativas (con fuerte poder ejecutivo y enorme debilidad en los poderes legislativo y judicial y, además, con electorados manipulados). Los ciudadanos de las democracias subordinadas tienen que lidiar con los gobernantes de turno (a su vez sujetos a quienes lideran en los imperios) y con poca frecuencia pueden rebasar su rol de simples electores para ejercer formas más radicales y activas de democracia.

En el mundo existe un espectro de diversas democracias imperialistas como Estados Unidos, Israel, China, Rusia y algunos países de la Unión Europea. En particular, en América Latina existen democracias delegativas y sumisas, de derecha a izquierda, desde Colombia (fuertemente influenciada por el uribismo) hasta la Venezuela de Chávez y Maduro, pasando por otros casos como Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil y Nicaragua.

 

Almas con vocación de títeres y titiriteros

Los presidentes de las democracias subordinadas tienen una doble personalidad. Por el lado de su política exterior son obsecuentes con algún imperio (Estados Unidos, Rusia, China, etc.) y para gobernar los asuntos domésticos son marcadamente autoritarios, en particular con los sectores más vulnerables de la sociedad y con quienes ejercen la oposición política. Maduro y Duque fueron presidentes, básicamente, por el guiño de un líder mayor (respectivamente Chávez y Uribe), quien dijo al manso electorado por quien habría que votar.  El común denominador de todos estos líderes es que son peones de alguna democracia imperialista,  aunque al interior de su país puedan fungir como poderosas fichas del ajedrez político.

 

La guerra contra las drogas impuesta por Estados Unidos

El economista (Schelling 1984) demostró que la errada política pública del prohibicionismo (de drogas) propicia un mercado negro y genera un monopolio que favorece a las mafias que se puedan dedicar al negocio de las sustancias psicoactivas ilegales como la coca y la morfina. Si estas sustancias no fuesen prohibidas y fuesen legalizadas entonces habría competencia y existiría una regulación para garantizar la calidad de los productos y, además, se reducirían drásticamente los precios de estos productos adictivos.

De acuerdo con (Bowes 2019), la guerra contra las drogas ideada por Nixon en 1971 ha sido una nociva empresa originalmente concebida para afrontar un problema particular de Estados Unidos.

Con el tiempo los gobiernos estadounidenses la han impuesto en la agenda de las democracias subordinadas a su imperio, con el resultado de que los gobiernos dóciles ejercen la guerra contra los cultivadores y facilitan la extradición de sujetos inmiscuidos en el narcotráfico. Durante casi medio siglo Colombia ha secundado las órdenes del Tío Sam en cuanto a la guerra contra las drogas.

Cuando, a pesar de la obsecuencia del Presidente Duque,  algunos sectores de la oposición o algunos controles verticales (el Congreso, la Corte Suprema) llevan la contraria al imperio, entonces los Estados Unidos ejercen alguna presión (como la reciente diplomacia de la visas) que.

Seguir secundando al Tío Sam en la absurda guerra contra las drogas traerá más años de guerra y de costes ambientales para Colombia.

 

 

Bowes, Claire. «bbc.» www.bbc.com. 12 de Mayo de 2019. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48233762 (último acceso: 15 de Mayo de 2019).

Lewin, Juan. «La Silla Vacía.» www.lasillavacia.cm. 14 de Mayo de 2019. https://www.lasillavacia.com/lio-las-visas-revive-los-fantasmas-tras-duque-… (último acceso: 14 de Mayo de 2019).

O’Donnell, Guillermo. Contrapuntos: ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización. Buenos Aires: Paidós, 1997.

Popper, Karl. Open Society and Its Enemies. London: Routledge, 1945.

Riveros, Héctor. «La Silla Vacia.» www.sillavacia.com. 11 de Mayo de 2019. https://www.lasillavacia.com/opinion/duque-abrio-puerta-71528 (último acceso: 14 de Mayo de 2019).

Schelling, Thomas. Choice and Consequence. London: Harvard University Press, 1984.

Semana. Semana. 15 de Mayo de 2019. https://www.semana.com/nacion/articulo/jep-aplica-garantia-de-no-extrad… (último acceso: 15 de Mayo de 2019).

Tilly, Charles. Democracy. London: Cambridge Univrsity Press, 2007.

Profesor Titular de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario. Fue asesor del ex Alcalde Mayor de Bogotá Antanas Mockus en temas de acción colectiva; y fue consultor para el International Center on Nonviolent Conflict para el estudio de los movimientos...