Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Para nadie es un secreto que, como humanidad, vivimos tiempos sin precedentes. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son la escenografía actual de nuestro mundo globalizado y, aunque hay muchas otras problemáticas a las que nos enfrentamos, estas dos son, sin lugar a dudas, las más desafiantes, tanto por su complejidad y su interconexión, como por los extensos impactos socioeconómicos que acarrean.
Las consecuencias de la crisis climática son bien conocidas desde hace varios años, y, como han advertido los científicos y expertos en innumerables ocasiones, tenemos que hacer algo ya, si no queremos que cada vez haya más gente sin casa, sin comida y sin vida, a causa de las temperaturas extremas o de las inundaciones y sequías resultantes.
En cuanto a los impactos de la pérdida de biodiversidad, los esfuerzos para cuantificarlos han sido más recientes; sin embargo, los hallazgos que se han obtenido son alarmantes, y también invitan a la acción inmediata.
En Colombia, la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos liderada por el Instituto Humboldt, y que contó con la participación de más de 100 expertos y sabedores locales del país, arrojó que, en promedio, los colombianos estamos perdiendo 3,3 años de vida a causa de problemáticas ambientales, lo cual se traduce en un costo de 10 billones de pesos al año. Por su parte, el Informe mundial de desplazamiento interno 2021, realizado por el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos (Idmc) del Consejo Noruego para los Refugiados, estimó que, en 2019, hubo 38 mil personas desplazadas por desastres ambientales en el país, mientras que en 2020 esta cifra subió a 64 mil (casi el doble). Lo que esto implica en términos económicos y, sobre todo, en pérdida de capital social, aún no se conoce con certeza, pero cabe esperar que sus consecuencias sean de suprema gravedad para Colombia, teniendo en cuenta los efectos, ya bien documentados, de los desplazamientos causados por la violencia.
Considerando este contexto, es entonces, más que pertinente, preguntarse por las propuestas de los candidatos presidenciales (y también de quienes aspiran al Congreso) en materia ambiental. Más aún, cuando vivimos en el segundo país más biodiverso del mundo, y, por lo tanto, en uno de los más importantes para asegurar la salud socioecológica de la región. Es preocupante que, hasta ahora, las intervenciones de quienes aspiran a gobernar Colombia se han limitado a lugares comunes, que ya parecen un sonsonete de trasnochado que raspa fiesta: todos dicen, sin mucha convicción, que adiós al fracking, a los hidrocarburos y a la deforestación, y que hola a la bioeconomía… Pero, ¿con qué acciones concretas piensan lograr esto?
En un momento en el que nuestra dependencia del buen estado del ambiente está más clara que nunca, es fundamental exigirles a nuestros gobernantes que implementen a cabalidad las políticas públicas de cambio climático y biodiversidad, y que incluyan en sus agendas de trabajo, temas urgentes -y posiblemente impopulares-, como: 1) las soluciones basadas en la naturaleza, tanto para la crisis climática, como para la regeneración de ecosistemas, 2) la protección de los líderes sociales y ambientales, 3) la generación de alternativas económicas para las comunidades que viven en contacto estrecho con esa biodiversidad que debemos proteger, 4) incentivar la investigación sobre la biodiversidad y la valoración de sus contribuciones a la sociedad, 5) la implementación o creación de nuevos modelos de financiación que faciliten la consolidación de una verdadera bioeconomía y que permitan que la conservación sí sea rentable para quienes se dedican a esta actividad, y 6) la transición energética y la minería sostenible. ¿Qué otro asunto creen que podríamos agregar?
Los invito a que incorporemos el aspecto ambiental en nuestra decisión de voto, pues todos nos estamos viendo afectados por la crisis socioecológica actual. Seguir el debate que está organizando la Unal con referencia a este tema (será el miércoles 23 de febrero a las 9 de la mañana, por el canal de YouTube de la Universidad) puede ser un buen espacio para conocer qué propondrán quienes posiblemente nos representen en el gobierno durante los próximos cuatro años.
Ojalá que los candidatos se informen y se preparen con seriedad para la ocasión, y espero que se estudien bien las lecciones de ecología que nos está dando el planeta. Por mi parte, ¡estaré siguiendo sus propuestas muy de cerca!