Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Cuando de enfrentar la crisis climática se trata, nuestra ciudad metropolitana (Medellín) cuenta con una gran diversidad de iniciativas valiosas.
Son muchas las instituciones, empresas, universidades, colectivos, movimientos populares y personas individuales que, durante décadas, han hecho aportes para mejorar aspectos ambientales y climáticos en nuestro territorio. No obstante, con frecuencia hemos tenido retos para articular y fortalecer estas iniciativas y sus impactos.
Estos retos se complican más a partir de las realidades político-administrativas de nuestro territorio. Además de las responsabilidades y roles del gobierno nacional y departamental, Medellín se compone de (mínimo) diez gobiernos municipales autónomos (esta lista es más amplia si incluimos municipios del valle de San Nicolás o del valle de Occidente), donde tienen injerencia tres autoridades ambientales: el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Corantioquia y Cornare.
Estas realidades político-administrativas son variables estructurales importantes cuando buscamos solucionar diversos problemas públicos. Por ejemplo, cuando de calidad del aire se trata, no sería efectivo que cada municipio tomará sus propias acciones de manera aislada y desarticulada.
Para ponerlo en términos prácticos: las corrientes de aire que pasan por Bello y luego se mueven hacia Sabaneta no definen su rumbo de acuerdo con las fronteras político-administrativas entre los municipios que cruzan en su camino, todas y todos respiramos el mismo aire.
Es esencial entender que la crisis climática no tiene límites político-administrativos y comprender que todas las especies, incluyendo la humana, habitamos el mismo planeta, bajo una atmósfera compartida.
Esa atmósfera no se ve afectada por dichas fronteras, y siendo el bien público planetario por excelencia, el equilibrio de esa atmósfera bien podría ser el dilema de acción colectiva de nuestra época, como lo ha señalado Elinor Ostrom. Desde esta perspectiva no hay ninguna duda: ¡nos corresponde abordar los retos planetarios de manera conjunta!
Bajo estas sombrillas conceptuales es que hablamos de gobernanza climática. La cual entendemos como los mecanismos y estrategias que podemos usar para avanzar en acciones climáticas colectivas, tanto de mitigación como de adaptación.
Con el fin de fortalecer esa gobernanza climática en nuestro territorio, durante el 2021 y el 2022 la Universidad Eafit y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá lideraron un proceso potente y exitoso de gobernanza climática para la región metropolitana de Medellín.
Tuve el privilegio de ser director técnico de este proyecto, a través del cual convocamos a actores, formales e informales, del territorio metropolitano con intereses y capacidades para avanzar en la acción climática mediante un amplio trabajo de investigación cualitativa, un robusto sustento teórico e interacción bilateral con multiplicidad de actores, en coherencia con los principios de la apropiación social del conocimiento.
En este proceso recorrimos los 10 municipios del Valle de Aburrá, contando con más de 1.100 participaciones y articulando más de 70 organizaciones entre colectivos, empresas, ONG, e instituciones públicas y privadas.
Desarrollamos expediciones climáticas: recorridos territoriales en el sur, centro y norte del Valle de Aburrá guiadas por científicas y científicos locales y líderes territoriales, con la participación de colectivos ambientales, docentes, medios comunitarios, comunidades indígenas, entre otros.
El objetivo era explorar diversas manifestaciones del cambio climático en la región en un diálogo de saberes, y fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones bajo los principios de la apropiación social del conocimiento.
Esta apuesta de apropiación social del conocimiento científico sobre el cambio climático generó un aumento del 31,3% en el intercambio y debate de conocimientos científicos, y un 12,5% de incremento en el interés en ciencia y tecnología en las y los expedicionarios.

Diseñamos e implementamos el Colaboratorio de acción climática: una estrategia de gobernanza climática colaborativa donde más de 70 actores del sector público, privado y la sociedad civil incrementaron su confianza y construyeron un plan de acción conjunto, multiactor y multinivel para cumplir las metas climáticas de la región.
Esta estrategia operativizó las instancias de gobernanza dadas por el Acuerdo Metropolitano No. 4 de 2019, el cual adopta el Plan de Acción ante el Cambio y la Variabilidad Climática (Pac&vc) del Valle de Aburrá.
Este Plan de Acción artículó más de 450 acciones para la mitigación y adaptación del cambio climático, 72 de ellas con un enfoque de género. Entre los participantes se presentó un aumento del 19,54% en las relaciones de colaboración y un aumento del 23,42% en la percepción de confianza, en un nivel alto entre los actores participantes.

Una gobernanza climática efectiva requiere procesos constantes, que se desarrollen con coherencia, legitimidad y confianza. Apuestas de este tipo son las que necesitamos para avanzar coordinadamente ante nuestros retos: imaginarnos en conjunto el futuro y cocrear un futuro que aún no existe.
Todas las fuerzas vivas, las personas, instituciones, empresas, todos los movimientos sociales, alternativos y populares de nuestra región metropolitana debemos seguir uniendo esfuerzos y tomar decisiones valientes para lograr un futuro coherente con los retos climáticos planetarios.