Cuenta Laida Epiayú, la autoridad wayúu de la ranchería de Jasaishao, en Riohacha, que hace mucho tiempo aprendió a la fuerza a no creer en las palabras sino en los hechos. Hace 17 años llegaron diferentes actores con la promesa de llevar agua potable a su comunidad, pero de aquellas palabras sólo quedó un pozo artesanal de agua salubre y poco saludable. 

Desde entonces Laida ha escuchado a muchas personas que llegan durante las campañas políticas y desaparecen luego de conseguir algunas firmas con la misma promesa. Para ella, y seguramente muchos otros wayúus de esta y otras rancherías, la estrategia populista afortunadamente está desgastada y es poco creíble.

Por eso en mayo de este año, cuando dos organizaciones aliadas le propusieron un nuevo proyecto de desalinización solar, se evidenció su desconfianza en ese tipo de propuestas. Pero estos aliados esperaban que esto cambiara ya que, además de financiarse con recursos internacionales, también contaban con la aprobación de la Mesa Departamental de Agua, Saneamiento e Higiene de La Guajira. Esta agrupación de entidades independientes y gubernamentales reúne a todos los que desarrollen proyectos relacionados en el departamento, no solo para apoyarse entre sí, sino también para no duplicar acciones que malgasten presupuesto y esfuerzos.

En ese momento Jasaishao se consideró como zona rural que no tendría ninguna intervención por parte de entidades diferentes a las dos que hablaron con la comunidad. Los comentarios de la autoridad y de los líderes cambiaron con más optimismo un par de meses después, cuando fueron evidentes las mejoras en la infraestructura.

Quienes lideraban la propuesta profundizaron el pozo artesanal, aumentando el caudal y logrando abastecer mejor a las 43 familias de la ranchería. Adicionalmente la Cruz Roja llegó al poco tiempo al territorio también con proyectos de agua y, antes de instalar un sistema de bombeo solar que incluía un tanque elevado, logró ponerse de acuerdo con las otras dos organizaciones para limitar su intervención.

Así, la comunidad de Jasaishao pasó de sacar agua del pozo con sus manos y una cuerda amarrada a obtener el líquido con el abrir y cerrar de una llave. Los implicados lograron complementar su trabajo para el beneficio de las familias.

Claramente faltaba la instalación de la planta de ósmosis inversa que potabilizaría el agua, pero mientras se hacían los ajustes técnicos necesarios para lograrlo los dos aliados realizaban capacitaciones a todas las familias wayúu para mejorar los hábitos de salud e higiene de la población.

Fue en ese momento que, sin previo aviso, una maquinaria llegó al territorio indígena para perforar un nuevo pozo de más de 100 metros, cinco veces más profundo que el actual. Los operarios de la perforadora confirmarían que se trataba de un proyecto que abastecería de agua no solo a Jasaishao, sino también a los territorios aledaños. 

Ni la autoridad ni sus líderes tenían claridad de quién lideraba la iniciativa, tampoco se encontraba información en los documentos públicos de contratación para infraestructura en el municipio.

Al tratarse de un proyecto más grande que lo que las dos organizaciones iniciales proyectaban realizar, contactaron a la Mesa Departamental, quienes tampoco tenían información de quiénes lideraban el nuevo pozo. A partir de ahí hicieron un enlace con el Ministerio de Vivienda, con la dependencia de Agua y Saneamiento, quienes también manifestaron que no incluían a Jasaishao dentro del macroproyecto de pilas públicas del departamento que lidera el Ministerio, conocido como Guajira Azul.

En un corto tiempo la comunidad de Jasaishao pasó de estar 17 años lejos de los proyectos de agua de la región a tener la sobreoferta de diferentes actores que proyectaban entregar soluciones de agua potable. 

Es decir, al histórico problema de abandono estatal en La Guajira ahora se le suma el riesgo de la duplicidad de acciones focalizadas pese a los intentos de articulación que realiza la Mesa Departamental de Agua del departamento.

Luego de casi dos meses realizando decenas de llamadas, las dos entidades aliadas lograron identificar que el Resguardo de Alta y Media Guajira junto con la Alcaldía de Riohacha son quienes lideran la perforación del nuevo pozo y, aunque para los líderes comunitarios de Jasaishao este año es una “bendición” al ver en su comunidad con tanta presencia de organizaciones, los aliados se retiraron del territorio para beneficiar a otra población donde no se perfilen proyectos de agua potable.

Al salir del territorio la perforación del nuevo pozo había finalizado, al igual que la obra de infraestructura. Ya no hay presencia de trabajadores y no se ven más avances del nuevo proyecto. Así lo confirmó Laida Epiayú: el proyecto de potabilización se retomará el próximo año. El riesgo de que se vuelva a repetir la historia de promesas incumplidas es alto, pero la autoridad wayúu, sus líderes y toda la comunidad de Jasaishao mantiene la esperanza. Y desde acá estaremos vigilantes.

Es cofundador y director de operaciones de Tierra Grata. Es diseñador, emprendedor social y gestor de proyectos.