Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Las islas de calor se podrían entender como una consecuencia del diseño imperante de las ciudades, donde de manera frenética las construcciones han reemplazado el piso blando y las zonas verdes por cemento, edificaciones y asfalto que no permite que el calor sea absorbido adecuadamente por la tierra, este termina acumulándose y calentando el ambiente.
Esta tendencia ha fortalecido los efectos del cambio climático y el calentamiento global en las ciudades, pues se intensifica en las centralidades de las áreas urbanas y representa aumentos intensos de su temperatura y sensación termina.
Las islas de calor se asocian a burbujas que pueden aumentar hasta cuatro grados la temperatura y traer graves afectaciones a la salud de las personas, causando riesgos dermatológicos, respiratorios y el agravamiento por deshidratación o golpes de calor, algo que puede resultar mortal para animales y seres humanos, en especial para poblaciones sensibles como adultos mayores y niños.
Para poner un ejemplo, solamente en Medellín casi un 30 por ciento del territorio urbano, 6 comunas y 14 barrios, tienen alto riesgo, y sus habitantes deben convivir con este fenómeno.

Una condición que además tiene un antecedente histórico alarmante, pues en las últimas décadas, el área Metropolitana viene aumentando su temperatura en 0,36 grados por década. Una tendencia que, de continuar, podría poner en riesgo la vida de muchas personas y seres vivos en este territorio.
Ante este panorama, lo que corresponde es un llamado a la acción, donde cada uno debe comenzar por unas acciones de cambio de gran impacto.
Algunas de estas pueden ser: estimular huertas urbanas en terrazas, balcones y parques, estimular el cambio de piso duro por suelo, muros y terrazas verdes, exigir a los gobiernos más espacio público verde, incorporar dentro del diseño de las ciudades más soluciones basadas en la naturaleza, no provocar incendios ni hacer fogatas, cuidar el agua y estimular la reforestación.