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El reto con los Objetivos de Desarrollo Sostenible es aterrizarlos a regiones y ciudades. Eso es hacerlos más vivibles y pertinentes. Pero aún así, nada nos ganamos si no hay quién los viva y se empodere de ellos.
Algunos de los recientes acontecimientos del país nos recuerdan que eso del desarrollo sostenible hay que tomárselo más en serio. Bien lo dice el documento de la Nueva Agenda Urbana firmada en Hábitat III por los países miembros de las Naciones Unidas: “La batalla por el desarrollo sostenible se ganará o perderá en las ciudades”.
Aunque hay un pacto mundial sobre el tema, finalmente su operación debe palpitar en las ciudades. Cabe recordar que cuando hablamos de desarrollo sostenible, la idea es lograr un equilibrio entre el desarrollo económico, el social y la protección del medio ambiente. Por ello, se realizó el pacto global conocido como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Este pacto comprende 17 objetivos para 2030, que a su vez contienen 169 metas que deben ser alcanzadas por los países, bajo el objetivo de mejorar la calidad de vida de la gente y proteger el planeta para las futuras generaciones. Las metas abarcan múltiples temas que responden a las necesidades de las personas, el planeta, la prosperidad y la paz.
Los ODS surgen de la necesidad de continuar y ampliar un pacto anterior llamado los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), para cumplirse entre el 2000 y el 2015. Como siempre, las primeras experiencias deben dejar lecciones para las que siguen y así ocurrió con la anterior agenda global de los ODM. Pero centrémonos en dos de esas lecciones.
Lección 1: Descentralización de la agenda
La primera es la necesidad de descentralizar la agenda, pues muchas de las acciones, las metas y la planeación se quedaron en el gobierno nacional y no fueron apropiadas por las administraciones territoriales ni por sus ciudadanos.
Entonces, uno de los aprendizajes fue darles un papel más protagónico a las regiones en el cumplimiento de la agenda, puesto que muchas de las acciones para alcanzar las metas se deben gestionar desde lo local.
Unos retos comunes, otros diferenciales
Hace un par de años la Red Cómo Vamos hizo el ejercicio de buscar retos transversales para las ciudades colombianas. Los retos en común fueron reducir de la pobreza, la desigualdad y la informalidad laboral; garantizar educación de calidad; enfrentar el cambio climático y fortalecer la resiliencia, y finalmente hacer de las ciudades lugares sostenibles e incluyentes.
Sin embargo, para el caso de Manizales aparecen otras prioridades adicionales como la salud pública desde un enfoque preventivo, incluyendo la salud mental, la seguridad vial y la contaminación del aire.
Metas según el contexto
Asimismo, esta apropiación local comienza con la definición de metas pertinentes con los contextos. Si bien el gobierno nacional presentó el Conpes 3918, que establece metas y estrategias para cumplir la Agenda 2030 de los ODS, e hizo un esfuerzo importante para desagregar los resultados esperados, solamente 16 metas trazadoras tienen desagregaciones regionales.
Al tener metas para todo el país, es normal encontrarse con que ciudades como Manizales, Bogotá o Medellín, por ejemplo, ya han cumplido la mayoría de las metas, sin necesidad de hacer esfuerzos adicionales. Esto no puede interpretarse como un triunfo de la ciudad. Por el contrario, no plantearse una meta de mejoramiento para el 2030 es un fracaso de la planeación.
Para llevar los ODS a las regiones, la tarea de las entidades territoriales y de la ciudadanía es establecer retos, compromisos y metas propias para aportar con el cumplimiento de la agenda.
Lección 2: Sin los ciudadanos no se puede
La otra lección tiene que ver con la corresponsabilidad para alcanzar las metas. Los ODS no se alcanzarán sin la participación del sector privado y de la ciudadanía. Estamos hablando entonces de un esfuerzo compartido, que necesita liderazgo colectivo para lograr la articulación de diferentes actores.
El ODS 17 contempla el fortalecimiento mundial de la alianza para el desarrollo, que trabajará en el apoyo a los países más vulnerables para alcanzar las metas propuestas y además, abre un importante espacio para la participación de los ciudadanos del mundo como aliados para su cumplimiento.
De esta manera, la agenda ODS requiere de su participación, la mía y la de todos para alcanzar el desarrollo sostenible.
Retos “Cómo Vamos” con los ODS
Desde los Cómo Vamos estamos trabajando para apropiar la agenda en nuestras ciudades. Por un lado, tenemos un ejercicio de territorialización de metas pertinentes para ciudades con diferentes niveles de desarrollo.
De otro lado, desde Manizales estamos proponiéndoles a los ciudadanos trabajar en soluciones innovadoras para los retos de la ciudad a través del Premio Cívico Retos #ConLosODS, con el que buscamos comprometer a todos los manizaleños con una agenda de desarrollo para la ciudad.
Esto implica retar a diferentes grupos comunitarios, sociales o académicos para que propongan soluciones innovadoras, aplicables y sustentables a problemáticas relacionadas con los retos identificados.
Entonces, para redondear. El reto es regionalizar, aterrizar los objetivos sostenibles a las regiones y ciudades. Eso es hacerlos más vivibles y pertinentes. Pero aún así, nada nos ganamos si no hay quién los viva y se empodere de ellos. Así que para que esos retos palpiten, necesitamos que los ciudadanos vibren con ellos. Si no, no hay desarrollo sostenible que valga.
PD: Si quiere conocer más sobre los Retos #ConLosODS, lo invitamos a visitar www.manizalescomovamos.org