En medio de la creciente preocupación por el Fenómeno del Niño en el país, el presidente Petro propuso por segunda ocasión recolectar aguas lluvias para mitigar las sequías. Esta vez el llamado se realizó luego de que el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) anunciara la posibilidad de que aumentaran las precipitaciones y de que el fenómeno se extienda hasta mayo del próximo año.

La primera sugerencia de Petro de recolectar aguas lluvias, hecha a inicios de este mes, fue recibida con escepticismo. En una entrevista que Noticias Caracol le realizó a Juana Uriana, lideresa wayúu de Riohacha, ella argumentó que la población espera proyectos de infraestructura que subsanen la carencia de agua en el departamento. Además, dijo que esta práctica va en contra de sus tradiciones y costumbres porque el agua almacenada atrae los rayos.

Algunos medios de comunicación replicaron la noticia utilizando los argumentos de Juana Uriana para atacar de manera sutil al gobierno, incluso llegaron a catalogar la propuesta como “inapropiada” e “insólita”.

Sin embargo, ante la insistencia del mandatario de recolectar aguas lluvias, no se observan réplicas. Aunque, tampoco se perciben apoyos. ¿Qué ocurrió? ¿Hemos pasado de amplificar el escepticismo de una propuesta a mantener un silencio que aleja la discusión y el análisis?

No todos somos periodistas, pero si una persona afirma que está lloviendo y otra dice que no, cualquiera puede abrir la ventana para verificarlo.

Una costumbre que se mantiene

Se sabe que desde tiempos antiguos, la humanidad se ha abastecido de aguas lluvias. Vestigios de cisternas, canales y pozos se han encontrado en ciudades antiguas de Palestina y Grecia. También en ciudades de comunidades indígenas precolombinas, como los mayas y los zenúes, se han hallado sistemas complejos de recolección y canalización de aguas lluvias.

Incluso hoy en día, muchas casas en el Caribe colombiano gestionan el agua de lluvia. Utilizan techos, canaletas y tuberías para dirigir el líquido hacia albercas y tanques de almacenamiento, lo que les brinda una opción de reserva de agua para los tiempos de racionamiento hídrico.

Esta práctica, aunque no es común en regiones con mayor precipitación anual, es una manera inteligente de aprovechar un recurso natural, especialmente en áreas donde las temporadas de sequía son más prolongadas.

Para incentivarlo es necesario un cambio en el imaginario colectivo. Las aguas de lluvia son un recurso, no un residuo que se gestiona solo para dirigirlo hacia los drenajes de la ciudad.

Además, es esencial considerar que no basta con la construcción de piletas públicas o jagüeyes, se requiere un mayor desarrollo tecnológico para incorporar soluciones arquitectónicas que permitan la captación de aguas pluviales, integrándolas al sistema general de viviendas y edificios, sobre todo en usos donde no se requiere potabilización.

La captación de aguas lluvias, o cosecha de agua, es una herramienta valiosa para abordar desafíos relacionados con la disponibilidad y gestión del agua, al mismo tiempo que contribuye a la conservación del medio ambiente y al ahorro de recursos económicos. Esta práctica, simple pero efectiva, constituye un paso importante hacia un futuro más sostenible y consciente en cuanto al uso del agua.

Posdata: aclarando un mito ¿Atrae el agua de lluvia los rayos?

La respuesta corta es no. El agua almacenada, ya sea en tanques, piscinas u otros recipientes, no atrae los rayos por sí misma. Los rayos buscan el camino de menor resistencia hacia el suelo, siguiendo la distancia más corta entre este y las nubes.

La atracción de los rayos durante una tormenta se relaciona más con factores como las formas puntiagudas, la altura y el aislamiento. Esto significa que los objetos más propensos a ser alcanzados por un rayo son las antenas en los techos, las aspas de los molinos o las ramas altas de los árboles, los tanques de agua de lluvia no son un objetivo atractivo. 

Es importante destacar que el agua es un buen conductor de electricidad, por lo que durante una tormenta se recomienda mantenerse alejado de cuerpos de agua, es decir, evitar ducharse o lavar platos mientras hay una tormenta eléctrica en curso.

Sin embargo, almacenar agua de lluvia en tanques cerrados o tapados durante una tormenta no representa ningún riesgo. Además, puede ser una forma de aprovechar el recurso natural y evitar el racionamiento hídrico.

Es cofundador y director de operaciones de Tierra Grata. Es diseñador, emprendedor social y gestor de proyectos.