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“Numerosos son los estudios que han demostrado como las mascotas influyen de manera positiva en la salud y en el bienestar humano.”

Para nosotros los amantes y defensores de los animales siempre habrá razones suficientes para rescatar e incluir en nuestras familias a un hermoso animal de compañía. Sin embargo, el día de hoy les mostraré una faceta poco conocida de nuestros peludos amigos.

Numerosos son los estudios que han demostrado como las mascotas influyen de manera positiva en la salud y en el bienestar humano. Las investigaciones científicas han clasificado estos efectos en cuatro áreas específicas: terapéuticos, fisiológicos, psicológicos y psicosociales. (Universidad de Antioquia, 2007)

En cuanto a lo terapéutico los animales pueden ser incluidos en los tratamientos como terapia asistida motivacional o como terapia física.

La primera tiene como objetivo introducir a un animal de forma permanente o con regularidad específica en el entorno de una persona, con el fin de permitir que se establezca una unión afectiva.

Esta metodología ha sido utilizada en pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), enfermedad de Alzheimer y diversos trastornos psicológicos; se ha aplicado en hogares para la tercera edad, cárceles, hospitales e instituciones siquiátricas.

Además, según el estudio científico realizado por el profesor Tove Fall, de la Universidad de Uppsala, en Suecia, se estableció que  las personas que conviven con mascotas tienen un 36 por ciento menos de probabilidades de fallecer por alguna enfermedad cardiovascular.

En materia fisiológica, la tenencia de mascotas es un factor protector para las enfermedades cardiovasculares, ya que pueden modificar varios factores de riesgo: se disminuye la presión arterial, se reduce la frecuencia cardíaca, la ansiedad, el estrés por soledad  y se liberan endorfinas al acariciar a las mascotas (Wood, 2005).

Los dueños de perros tienen una mayor actividad física en comparación con aquellos que no los poseen, y como consecuencia los primeros tienen, en general, una mejor salud, reflejándose en un menor número de consultas médicas.

Un caso particular es Australia, donde la obesidad es una preocupación de la salud pública. En este contexto, una forma de promoción del ejercicio ha sido mediante la tenencia de un perro.

En este país se ha estimado que habría un ahorro potencial de 175 millones de dólares en servicios del área de la salud si todos los propietarios de perros caminaran diariamente durante 30 minutos con su mascota.

Por otro lado, y respecto al factor psicológico, se ha comprobado que el vínculo entre las personas y los animales está relacionado con nuestra salud mental, ya que las mascotas ayudan a disminuir las alteraciones psicológicas, reducen la sensación de soledad e incrementan el sentimiento de intimidad, conduciendo a la búsqueda de la conservación de la vida en personas enfermas.

En estados de depresión, estrés, duelo y aislamiento social, las mascotas se convierten en un acompañamiento incondicional, aumentando la autoestima y el sentido de responsabilidad que necesariamente genera una mejor integración con la sociedad (Hart LA, 2000).

Adicionalmente en el componente psicosocial encontramos que es tanta la influencia de las mascotas en la vida comunitaria, que se han descrito como antídoto para el anonimato humano en los sitios públicos de la actual sociedad, promoviendo así la interacción entre personas desconocidas.

Un estudio realizado por Wood et al (2005) demostró que los propietarios de animales tienen una mayor facilidad de socialización, de establecer el vínculo de la confianza en las relaciones interpersonales y de tener una mayor participación en eventos comunitarios y apropiación de parques y otras áreas recreativas con su mascota.

Los vecinos frecuentemente se solicitan favores que giran en torno a la mascota, creándose un lazo de alta confianza, solidaridad y gratitud entre ellos. Esto hace que se trascienda más allá de la relación propietarios-mascota.

Lo cierto es que tener un animal de compañía o mascota nos brinda múltiples beneficios, pero en situaciones médicas especiales del propietario, el médico veterinario debe tener cautela al recomendar su tenencia, pues cuando la condición especial es la epilepsia, sería contraindicado adquirir un perro sin que este tuviese un entrenamiento específico para enfrentar las crisis convulsivas.

Un perro no adiestrado podría reaccionar de manera instintiva, convirtiéndolo en poco confiable y de alta peligrosidad para su tenedor.

Numerosos casos se han documentado en donde, durante los episodios epilépticos, los perros se tornan ansiosos, temerosos, inquietos, vocalizan, tratan de esconderse y exhibe comportamiento errático y agresivo. Sin embargo, con el entrenamiento indicado los perros pueden detectar una crisis epiléptica de 15 a 45 minutos previos a su presentación, lo que disminuye el estrés a la persona al reducirse lo impredecible de cada episodio y contribuyendo con esto al aumento de su calidad de vida (Strong, 2000).

Finalmente, los animales de compañía no dejan de sorprendernos, cada día es más común que formen parte de nuestras familias, pero estoy seguro que después de conocer estas bondades ocultas de nuestros amigos peludos, son muchos más los que se animarán a adoptar: los animales brindan amor, compañía y también salud.

La ñapa:

Para los que creen que los perros y los bebes no pueden coexistir: se han realizado estudios para determinar si la tenencia de gatos y de perros puede influir sobre el desarrollo de enfermedades alérgicas como el asma, la atopía y la rinitis alérgica.

Los autores Meer y Hesselmar concluyeron que tener un perro o gato como mascota durante los primeros años de vida es un factor protector contra estas enfermedades alérgicas.

Los autores plantean una hipótesis para tales resultados: la exposición microbiana a temprana edad puede proteger contra enfermedades alérgicas por una posible variación de la respuesta inmune de linfocitos hacia el tipo no alergénico. Una exposición a temprana edad es hasta los 6 años, y la protección adquirida dura a través de toda la adultez, independiente de la presencia de un perro o un gato en esta etapa de vida.

Politólogo con énfasis en relaciones internacionales de la Universidad Icesi. Activista independiente con experiencia en organización de eventos masivos y movilización social. Promotor de jornadas de recuperación de ecosistemas por medio de siembras y aliado de las fundaciones defensoras de los...