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Hay algo fuera de lugar en las elecciones presidenciales del domingo pasado: gentes que habían rechazado la minería terminan votando por candidatos presidenciales que seguirán apostando a la locomotora minero-energética

En un pequeño museo ubicado en Ámsterdam hay una exhibición de algunos de los trabajos artísticos del enigmático Bansky. La fotografía corresponde a uno de ellos y tiene la virtud de noquear visualmente con objetos y seres fuera de lugar.

Estar fuera de lugar es, por ejemplo, consumir artificiales huevos gringos con textura similar al caucho en San José de Costa Rica; comer una hamburguesa de McDonald’s con una Coca-Cola en una urbe de exquisita comida peruana como Lima o Cuzco. Hallar gente fuera de lugar es, por ejemplo, encontrar a un reducto de una de las pocas tribus nómades del mundo, los Nuka-Maku, hacinados en una pequeña construcción en San José del Guaviare, desarraigados de la selva gracias a la locomotora minero-energética que años atrás (no sé si todavía), tenían las FARC con el tráfico de coltán en el Guaviare.

Para el caso colombiano hay gente como de otro lugar: consumidores con patrones de consumo agringados y votantes que optan por candidatos de algunas opciones  anti-ecológicas en un país en donde acabó parcialmente el conflicto armado (gracias a una paz incompleta con las FARC), y ahora se intensifica la guerra contra la naturaleza a través de la deforestación y la minería legal e ilegal … y en donde ocurren desastres como el de Hidroituango, causados por lo que el gran literato Kafka denominó el más grave de todos los pecados: la impaciencia (o codicia desmesurada, preferencia avariciosa por el presente).

El próximo 17 de Junio los votantes colombianos pueden escoger entre dos opciones claramente opuestas para la presidencia, en cuanto a lo económico y lo ecológico, a saber:

a) una economía extractivista jalonada por una desenfrenada locomotora minero-energética que avanzó aplastante durante ocho años de Uribe (2002-2010), luego se arraigó con ocho más de Santos (2010-2018), y que continuaría estrepitosa con la réplica uribista llamada Iván Duque;

b) un posible freno al extractivismo con importante viraje hacia el uso de energías limpias y renovables, y una apuesta por la preservación del medio ambiente, que están plasmados en la tendencia izquierdista y verde (liderado por Petro) y que con un poco más de ambigüedad están presentes en el centrismo verde (liderado por Fajardo) y que, obviamente,  parecería más cercano a Petro que a Duque.

Es pertinente advertir que la opción ambientalista de Petro es aún incierta por lo difícil de implementar, en un país y en un continente en donde los gobiernos neoliberales de derecha y los izquierdistas tolerantes con el neoliberalismo (Lula y Rousseff, la pareja de los Kirchner, Evo Morales, Chávez y Maduro, y hasta Pepe Mujica) le han apostado a la rentas minero energéticas … como una especie de maná (que brota de la tierra) y que permite un generoso gasto público para disminuir la pobreza y jugar al socialismo del siglo XXI.

De lo experimentado en la primera vuelta electoral del pasado 27 de Mayo se pueden destacar algunos resultados algo contradictorios (¡como por fuera de lugar!) y un poco desalentadores, a saber:

  1. La población colombiana se acerca a los 50 millones de personas, de los cuales unos 36.7 millones están habilitados para votar, y votó un poco más de la mitad (19.6 millones). El abstencionismo del 46% de los votantes se podría interpretar como una desconfianza en las diferentes opciones propuestas y como un cansancio de votar por políticos que incumplen tantas promesas. Lo más preocupante, en particular, en relación con la preservación del medio ambiente, es que los muy jóvenes, la niñez, y los no nacidos aún son una población sin voz y sin voto. La apuesta por el futuro depende, en parte, de los electores de hoy que con sus escogencias están determinando algún mañana.
  2. Los votantes en Colombia no son libres, básicamente porque no tienen un libre albedrío. Si fuesen libres entonces sus escogencias no se podrían predecir ni menos aún programar. Pero en el mundo y en Colombia, las encuestas y sondeos sobre la intención de voto son, en realidad, una exitosa y subrepticia tentativa para incidir en las preferencias electorales de los votantes. El voto secreto y masivo es incierto, pero cuando existen mediciones sobre la intención de algunos votantes y estas se difunden masiva y persistentemente, entonces alteran lo que se mide y modifican las preferencias de los votantes (que, cuan actores racionales,  se inclinan por los candidatos que aparecen como ganadores). El literato Bertold Brecht sugirió, con gran sarcasmo, que a los gobiernos represivos les sería más fácil disolver el pueblo y elegir otro. Hoy en día, con los algoritmos de los numerati y la sofisticada publicidad personalizada, los estrategas políticos pueden domesticar y moldear las preferencias de hordas de consumidores y electores. Años atrás habíamos encontrado serios indicios de falta de libertad del votante, lo cual está en el artículo: http://ucsj.redalyc.org/articulo.oa?id=359633169002
  1. La oportuna y sistematizada información disponible en la página web de la Registraduría Nacional permite observar el mapa de las votaciones en todos los municipios del país. Una de las cosas que más inquieta y preocupa, es que en varios de los departamentos y municipios afectados por economías extractivas ganó, con un importante margen, la opción de Duque. Se destaca, por ejemplo,  la votación a favor de Duque en toda Antioquia y, en particular, en municipios afectados por Hidroituango; también sorprende el voto a favor de la opción uribista en municipios tolimenses como Ibagué, Cajamarca y Piedras que, mediante masivas consultas populares, han rechazado actividades extractivas en tiempos recientes. Aterra que en Santander, en donde la gente ha protestado contra la minería en páramos y han defendido el agua, los votos mayoritarios hayan sido por Duque, y que Petro sólo hubiese ganado en Barrancabermeja. Por cierto, las mayorías que obtuvo Petro están en unos departamentos que tienen un común denominador: tienen altas tasas de pobreza y, sumado a esto, han sufrido y aún sufren los daños ambientales de economías extractivas y las violencias de grupos armados que han pelechado a la sombra de rentas minero-energéticas. La opción de Fajardo triunfó en Bogotá (un poco por delante de la de Petro), y hay que recordar que en la capital han existido alcaldes un tanto diferentes  a las opciones uribistas.

Si en la segunda vuelta electoral gana la opción uribista y sigue adelante la desenfrenada locomotora minero-energética, entonces se habrá confirmado la teoría de la escogencia intertemporal de John Rae, en su gran libro teoría sociológica del capital: en los países con minas de oro y posibilidades de rápido enriquecimiento que es permitido por las rentas de combustibles fósiles, diamantes, cocaína, morfina, biocombustibles, etc. … las gentes viven en un eterno presente, en un no futuro, no tienen vínculos con el mañana y quieren hoy dilapidar los recursos del mañana.

Si el vencedor es Petro (que, sin duda, no ganará a menos que votantes que habían optado por Fajardo y De La Calle voten ahora por él), entonces tendrá que borrar el opaco antecedente que dejó en Bogotá, y cambiar la histórica propensión al rentismo minero-energético de Colombia y América Latina … y esto es tan difícil como pasar de la buena prosa retórica a la rigurosa práctica de las políticas públicas.

Profesor Titular de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario. Fue asesor del ex Alcalde Mayor de Bogotá Antanas Mockus en temas de acción colectiva; y fue consultor para el International Center on Nonviolent Conflict para el estudio de los movimientos...