Las consultas populares nacieron con la Constitución Política de 1991 y se han convertido en un instrumento fundamental para el ejercicio de la democracia directa; les permiten a los ciudadanos poner sobre la agenda política y legislativa del país los temas que más les interesa y preocupa.

Han sido varías las oportunidades en las que temas de gran importancia nacional han sido puestos a través de una consulta popular en el debate público, buscando crear leyes que cambien o regulen aspectos como el Proceso de Paz, la lucha contra la corrupción o la cadena perpetua para violadores de menores.

En la actualidad, cuesta identificar un problema más crítico y agudo que la crisis climática y ambiental, no solo en Colombia, sino también en el resto del mundo. Pero, aún así, los políticos y gobernantes no han puesto en la agenda legislativa y política del país asuntos revolucionarios y contundentes que generen los cambios en materia económica, social, política, legislativa y cultural que logren viabilizar la sostenibilidad ambiental del país.

Hoy, la deforestación, la minería ilegal, el manejo de los residuos sólidos, el modelo de crecimiento urbano, la transición energética, el tráfico de fauna, la minería ilegal, la destrucción de ecosistemas estratégicos y sus recursos naturales, la contaminación acústica, del aire y el agua son problemas que están lejos de ser solucionados.

Son múltiples los discursos bien intencionados y las iniciativas legislativas superficiales que se proponen para los problemas ambientales. Con el nuevo Congreso van más de 25 iniciativas presentadas en materia ambiental, pero ninguna busca resolver los problemas anteriormente mencionados de forma definitiva. Son iniciativas legislativas más simbólicas e incluso populistas que realmente ejercicios serios que busquen resolver los problemas crónicos del medio ambiente de manera contundente.

En este contexto, vale la pena preguntarse si no es momento entonces para que los ciudadanos hagan por mano propia lo que los políticos y empresarios no han querido. ¿No es el momento entonces para una consulta popular ambiental? Una que busque prohibir que vayan a relleno sanitario todos los residuos que puedan ser aprovechados y transformados, dándole vida a la economía circular, creando riqueza, empleo verde y proponiendo el fin de los rellenos sanitarios.

Una consulta popular que busque combatir la minería ilegal y la deforestación como los delitos ambientales y sociales que son. Que busque acelerar la implementación de los planes de adaptación climática que permitan viabilizar en el país la ruta de la carbono neutralidad para el 2050.

Una consulta que inste al Estado a acabar con la deforestación, el tráfico de fauna, la destrucción de los ecosistemas más importantes del país y no siga siendo un actor pasivo mientras la riqueza natural del Colombia es destruida y robada.

La propuesta está sobre la mesa. Ahora depende de cada uno que esta idea que puede parecer una locura se convierta en un movimiento ciudadano que logre viabilizar una consulta que permita los cambios necesarios para direccionar al país en el camino correcto de la sostenibilidad. Un buen comienzo puede ser utilizar el numeral #ConsultaPopularAmbiental para proponer todas las ideas o sugerencias posibles.

Politólogo y magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, máster en Gobierno y Gestión Pública en América Latina de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España. Académico y activista ambiental.