Luis Jorge Hernández Flórez
Luis Jorge Hernández Flórez.

La modernización y actualización del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) es una necesidad de Salud Pública para el país. Actualmente, está en curso el proyecto de ley 424 de 2023 en la Cámara (o 002 de 2022 en el Senado) “por medio de la cual se ordena la modernización y actualización permanente del Programa Ampliado de Inmunizaciones”, de la senadora Norma Hurtado Sánchez y los representantes Víctor Manuel Salcedo Guerrero y Jairo Humberto Cristo Correa. Fue aprobado en la Comisión Sexta el 9 de septiembre de 2023, pero está pendiente el segundo debate. Sin embargo, el Ministerio de Salud y Protección Social dio un concepto desfavorable y lo señaló de inconveniente.

Las razones fueron las siguientes:

  • Una razón presupuestal: MinSalud dice que “el proyecto de ley ordena un gasto, por lo tanto, se cumplen los presupuestos del artículo 7 de la Ley 819 de 2003, que indica que los mismos deben ser compatibles con el Marco Fiscal de Mediano Plazo y para ello se deberá incluir expresamente en la exposición de motivos y en las ponencias de trámite respectivas los costos fiscales de la iniciativa y la fuente de ingreso adicional generada para el financiamiento de dicho costo, sin embargo, el proyecto de ley no cuenta con análisis de impacto fiscal”. El Ministerio no sustenta esta afirmación y resulta curioso que para el trámite de la reforma a la Salud sí considerara sorteado este requisito.
  • Desde las áreas técnico-científicas del MinSalud argumentan que no es necesario este proyecto de lay, pues la modernización del PAI ya se viene haciendo y, ya que, existe suficiente normativa al respecto. El Ministerio afirma que: “el PAI es un programa nacional cuya estructura y funcionamiento a través de los años ha demostrado gran solidez y evolución y se ha modernizado de acuerdo con el comportamiento epidemiológico del país, pasando de 7 vacunas en el año 2002 a 21 vacunas en el 2023”. Estas vacunas son la BCG, la de la hepatitis A y B, la Pentavalente, la del Neumococo, la del Rotavirus, la VOP, la VIP, la DPT, la de la influenza estacional para niños y adultos, la Triple viral, la de la fiebre amarilla, la del TD para adulto, la del sarampión-rubiola, la de la rabia humana, la VPH, la TdaP para gestantes y la pediátrica, la de la varicela, la del meningococo y las inmunoglobulinas para el manejo del tétano, la rabia y la difteria.

Es necesario modernizar el PAI

El punto más álgido de la argumentación es cuando MinSalud afirma que “la planeación presupuestal no puede depender de las coberturas, como lo establece el proyecto, sino de la meta poblacional a vacunar. La adquisición de los biológicos por parte del Ministerio se realiza para el PAI con base a cálculos poblacionales y los esquemas de vacunación, de manera que se compra y distribuye a las entidades territoriales, garantizando la cantidad necesaria para cumplir con coberturas útiles del 95% de las diferentes poblaciones objeto del programa”.

Es importante diferenciar aquí las coberturas poblacionales de las metas poblacionales. Usualmente, la planeación de las vacunas que MinSalud distribuye a los departamentos y distritos, lo hace por metas poblacionales, es decir, se calcula un número de dosis a aplicar según el histórico del último año de dosis aplicadas. Esto no corresponde a coberturas poblacionales, tanto es así que muchos entes territoriales como Bogotá han tenido que actualizar su información, por ejemplo, de nacidos vivos para tener una meta de cobertura más real basada en la población y no al histórico de dosis aplicadas, y esto teniendo en cuenta que la tasa de nacimientos en Bogotá ha bajado.

En el caso de la vacunación contra influenza, la meta poblacional se calcula sobre el 30% de la población de adultos mayores, que es lo que se conoce como cobertura administrativa, lo cual da sensación falsa de seguridad. Podemos ver el caso del municipio de Paipa, Boyacá, en donde la cobertura administrativa para mayores de 60 años es del 85.9%, ya que se calcula sobre el 30% de la población y la cobertura real o poblacional es del 17.8% para esta vacuna.

Razones y recomendaciones para modernizar el PAI

La primera es que el mismo MinSalud reconoce que no se ha logrado incorporar la vacuna Covid-19 al plan. De hecho, la gestión para la adquisición de las nuevas vacunas sigue rezagada y ni siquiera se cumple a cabalidad la Resolución 592 de abril de 2024, que estableció los nuevos lineamientos para la vacunación contra la Covid-19 para el caso de las gestantes.

La segunda tiene que ver con la aplicación de vacuna a neonatos. MinSalud realizó un pilotaje de vacunación o plan piloto de la vacuna hexavalente en niños prematuros y de bajo peso en Bogotá, Zipaquirá y Tunja, sin embargo, esta vacuna aún no hace parte del PAI. Se considera que la mejor alternativa para una oferta universal en este grupo de niños es la estrategia utilizada en Australia. Esta es aplicarla a todos los nacidos con bajo peso, independiente del Programa Mamá Canguro, ya que si no este programa se limita a las grandes ciudades donde hay neonatólogos.

La tercera es para que Minsalud revise la situación de las bajas coberturas de VPH en mujeres. Es clave diseñar una estrategia efectiva de movilización y comunicación social con el objetivo de alcanzar coberturas óptimas en mujeres y reconsiderar la solicitud del consentimiento informado en coordinación con el Ministerio de Educación, el Ministerio de la Igualdad, organizaciones de la sociedad civil de mujeres, feministas, la Liga de Lucha Contra el Cáncer y los gremios de personal de salud. Así mismo, es importante incorporar esta vacuna a la ruta del adolescente sano y a los programas de salud sexual y reproductiva. El PAI se sigue siendo un programa no incorporado a las rutas de atención con enfoque de curso de vida.

La cuarta es el caso de la vacunación contra influenza. Se debe fortalecer la vigilancia de serotipos de influenza a partir de una red amplia de sitios centinela y aproximarse a la meta poblacional en mayores de 60 años, embarazadas y niños menores de 5 años con coberturas poblacionales y no metas poblacionales o coberturas administrativas como ya señalé.

Se recomienda consolidar la Ruta de Atención Integral (RIA) del adulto mayor como ventana de oportunidad para generar la autonomía funcional, social, económica y política en los momentos vitales de la adultez y la vejez. Así mismo, se debe incentivar la participación de manera activa de los adultos y adultos mayores en espacios donde se analice la situación de salud de las personas, los determinantes sociales y ambientales, y a partir de ello se tomen decisiones conjuntas para lograr cambios en salud desde la gobernanza ciudadana. La vacuna contra la influenza debe colocarse 3 a 4 semanas antes del pico estacional, lo cual no está ocurriendo en Colombia.

En quinto lugar, se recomienda también socializar los informes de costo-efectividad de la vacuna Herpes-Zoster y, según los resultados, favorecer su inclusión en el PAI. El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) la recomienda para prevenir la culebrilla y sus complicaciones relacionadas en los adultos de 50 años o más. Esta vacuna tampoco hace parte del PAI.

Por último, en Latinoamérica, incluyendo a Colombia, la pandemia del Coronavirus evidenció las vulnerabilidades del sistema de salud, por lo cual existe la necesidad urgente de repensar las estrategias de inversión en salud para evitar perder años de progreso hacia metas claves. Las coberturas de vacunación en Colombia bajaron durante la pandemia y actualmente ninguna vacuna logra la cobertura útil del 95%.

También es urgente evaluar el papel del Comité Nacional de Prácticas de Inmunización (Cnpi). Sigue predominando la postura del MinSalud y no la de la modernización del PAI, a pesar de que, en conjunto con las asociaciones científicas, la ciudadanía, la academia e incluso las empresas privadas estén de acuerdo.

Es el director de investigaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes. Estudió medicina, una especialización en epidemiología, una maestría en salud pública, una maestría en bioética y se doctoró en salud pública.