Gustavo Petro ha tildado de neoliberales a políticos tan disímiles como Alejandro Gaviria, Claudia López o Juan Manuel Santos. Ha dicho que “fue el neoliberalismo el que produjo el uribismo y la violencia”. 

El problema de Colombia ya no es cómo se supera el uribismo, sino cómo se supera el neoliberalismo que es lo que produjo el uribismo, la violencia y el raquitismo económico.— Gustavo Petro (@petrogustavo) September 9, 2020

Una de sus obsesiones es la de hacer un gobierno que supere “el neoliberalismo”. Pero la manera en la que pretende hacerlo deja al menos dos preguntas. Primero, qué entiende Petro por el término, que ha usado en clave económica, política y ambiental. Segundo, si podrá superarlo ahora que dentro de su coalición abundan los actores políticos que en el pasado ha calificado de neoliberales, como el santismo o los aliados de César Gaviria.

Para hablar sobre la historia del neoliberalismo y cómo ha usado Petro ese concepto, La Silla Académica entrevistó a Carolina Cepeda Másmela, profesora del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana. Ella ha investigado sobre el neoliberalismo en América Latina en su libro Coca, desempleo y dignidad. (2019) y en el artículo: “Resistencias contra el neoliberalismo: una conceptualización de su ejercicio entre lo local y lo global”.

LSA:

es La Silla Académica

CCM:

es Carolina Cepeda Másmela

LSA:

En el debate en redes el neoliberalismo se usa como un insulto, como una doctrina económica o como una promesa. Tiene muchas acepciones. ¿Cómo entiende usted el concepto de neoliberalismo?

CCM:

En la literatura que hay sobre el tema no existe una única definición. Son muchas y van desde pensar el neoliberalismo como un paquete de políticas económicas hasta verlo como una forma de racionalidad política.

Steger y Roy (2010) afirman que el neoliberalismo puede adoptar distintas formas. Puede ser una ideología en la que las ideas sobre lo deseable del libre mercado son difundidas y normalizadas por actores como directivos de compañías transnacionales, lobbistas corporativos, celebridades y políticos. Pero también como un conjunto de políticas públicas, orientadas hacia la desregulación de la economía, la liberalización del comercio y las privatizaciones.

Wendy Brown, una filósofa y política estadounidense, piensa el neoliberalismo, más bien, como una forma de racionalidad política. Dice que el neoliberalismo es, inicialmente, un conjunto de políticas económicas o sociales. Pero no se circunscribe únicamente a esas esferas. En uno de sus textos dice que el neoliberalismo lo que hace básicamente es “atrapar desde el alma de los sujetos hasta la alta política”.

Eso induce a un traspaso de la lógica costo/beneficio donde prima la eficiencia en todas las esferas de la vida social. No solamente ocurre en el ámbito del mercado o de la política.

Un ejemplo de una esfera impactada por el neoliberalismo es cuando pensamos en nuestro desempeño en una de las aplicaciones de citas de hoy. Queremos acumular más citas, likes y ser más eficientes. En nuestra vida privada empezamos a adoptar esa lógica y a reducirlo todo a la libertad de elegir y al criterio de la eficiencia. 

LSA:

Se habla de neoliberalismo para referirse a un cierto momento de la historia económica. ¿Cuál es ese contexto histórico en el que se empieza a hablar de políticas neoliberales?

CCM:

Existe un cierto consenso alrededor de un momento de auge de las políticas neoliberales. Es en la década de los setenta y se da en un desgaste del modelo keynesiano de manejo de la economía y del Estado de bienestar debido a una alta inflación y al poco crecimiento económico. Este fenómeno fue interpretado por los neoliberales como un efecto de las regulaciones estatales y los altos niveles de gasto público.

Antes de los 70s, hay unos precursores intelectuales de este modelo neoliberal, que tiene como figuras claves al economista austriaco Hayek, a Von Mises y a Milton Friedman. Pero la primera experiencia donde se aplica de manera deliberada el modelo neoliberal es en Chile, bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), que contó con la asesoría del mismo Friedman y los economistas de la Escuela de Chicago.

Luego de esto, el modelo neoliberal llega a Estados Unidos y a Reino Unido con las políticas de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, que posteriormente son exportadas como forma de enfrentar la crisis de la deuda en varios países de América Latina. Ahí empieza una etapa normativa donde el neoliberalismo se convierte en una receta para resolver problemas macroeconómicos, algo que sirve para estabilizar ciertas economías.

De ahí pasa a una nueva etapa, en la que estamos ahora, en la que el neoliberalismo se normaliza hasta el punto de que pasa de ser una receta macroeconómica a ser la forma estándar de pensar la economía.

LSA:

Pero en América Latina estas políticas neoliberales generan también una reacción a comienzos del siglo XXI, y, en gran parte, unifican a distintos sectores de izquierda en torno a un mismo rival. 

CCM:

Sí, el contexto es que para los años 90s todos los países de América Latina habían adoptado alguna forma de reformas neoliberales. Aunque no todos lo hicieron con la misma intensidad ni siguiendo el mismo patrón.

En México y Chile se promovieron privatizaciones, liberalización comercial y reformas del sector público a gran escala, mientras que en Uruguay y Venezuela solo lo hicieron parcialmente. Las políticas de control inflacionario, por su parte, fueron exitosas en países como Chile y Bolivia, pero no en casos como los de Brasil.

También los significados son diferentes en cada país. Si yo digo neoliberalismo en México la gente asocia esa idea a la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Si lo digo en Argentina tiene la connotación de privatizaciones y en Bolivia de mercantilización de los recursos naturales.

Los trazos de la implementación de esas políticas se ven en distintas cifras económicas. Hay un incremento en la concentración de la riqueza, y esto puede verse claramente en el índice de Gini de varios países. La pobreza se reduce en algunos casos, pero no el desempleo, que aumenta significativamente desde los años ochenta, con incrementos importantes entre 1982/1984 y 1992/2004.

Esos efectos negativos de las políticas neoliberales son el caldo de cultivo que alienta la llegada de ciertos gobiernos que se oponen a esas políticas desde finales de los 90s hasta el 2015, que es el periodo que se ha llamado como el “giro a la izquierda” del continente. También son el trasfondo de muchas de las protestas sociales que hemos visto en el continente en los últimos años.   

LSA:

En ese diagnóstico, ¿dónde queda Colombia? ¿Qué tan neoliberales han sido las políticas públicas en el país en los últimos años?

CCM:

Colombia no entró en la misma crisis de deuda que entraron otros países de la región, pero eso no significa que no haya implementado políticas neoliberales de contención y redirección del gasto social. Políticas como los subsidios que dio el programa Familias en Acción (que comenzó en el gobierno de Andrés Pastrana) si bien contribuyeron a la reducción de la pobreza, no sirvieron para cambiar las condiciones estructurales de pobreza.

La lógica de eficiencia del mercado entró a campos como la salud, que tiene en su centro precisamente a las EPS, y es lo que está en juego en la discusión de la reforma a la salud actual. También en la educación, que desde el periodo de Álvaro Uribe ha aumentado en cobertura pero no necesariamente en calidad.

Otro ámbito que también ha sido marcado por la política de maximización de ganancias privadas ha sido el de las industrias extractivas, y la forma en la cual se han medido sus ganancias en términos de regalías, pero sin contemplar los daños ambientales involucrados.

Las políticas neoliberales se pueden rastrear en distintos gobiernos de los últimos años, y se encuentran desde el gobierno de César Gaviria hasta el de Iván Duque.   

LSA:

Gustavo Petro ha hecho carrera con un discurso contra el neoliberalismo. ¿Cree que como presidente logrará estar a la altura de hacer un gobierno anti-neoliberal?

CCM:

Yo creo que el presidente ha sido coherente en su discurso, incluso desde que era alcalde de Bogotá. Él no ha dicho que es anticapitalista, sino que es antineoliberal, y esa diferencia es importante. En eso se parece a muchos gobiernos de la “marea rosa” en América Latina, como el de Lula o Evo Morales, que se oponen al neoliberalismo, pero no necesariamente porque defiendan una senda socialista o comunista.

Petro piensa un Estado más interventor y toma elementos de la revolución en marcha de Alfonso López Pumarejo, y es en esa línea que ha cuestionado en distintos momentos de su carrera a algunos políticos a los que les ha puesto esa denominación.

Por supuesto que le va a quedar difícil desmontar muchas políticas neoliberales, porque están en un entramado regional y global que no es fácil de romper. Ahí creo que el gobierno actual intenta, pero tendrá dificultades, como ya estamos viendo en la discusión de la reforma de salud. Me imagino también que habrá otro frente discusión que se dará cuando lleguemos a la reforma de la Ley 30 de Educación Superior, lo que va a ser una discusión grande porque justamente la reforma va a revertir ciertas políticas neoliberales.

¿Qué tanto puede lograr? Es algo difícil de saber. Creo que no se va a lograr tanto como él quisiera. Tampoco va a ser fácil porque el presidente en época electoral hizo alianzas con diversos sectores que le van a bajar a la ambición de sus planes reformistas.

El gobierno no está en el mejor momento para cambiar y refundar la economía colombiana en un momento de crisis, así que está lejos de salir del neoliberalismo. Pero creo que sí hay un ambiente un poco más propicio que le permite hacer críticas mucho más directas al modelo económico imperante. Por ejemplo, independientemente de lo que pase con la reforma a la salud, ya el gobierno de Petro nos está obligando a que pensemos el modelo que tenemos. El neoliberalismo se volvió sentido común, así que sólo poder cuestionar esas instituciones es un avance. 

Vino la crisis del petroleo y el carbón y Duque lo que propone es más petróleo con fracking.

Vino la crisis mundial del neoliberalismo y Cesar Gaviria y Claudia lopez lo que nos proponen es más neoliberalismo, en su peor versión: el neoliberalismo despiadado.

Puro continuismo— Gustavo Petro (@petrogustavo) August 31, 2021

LSA:

¿Qué ve usted en este gobierno que sí propone decididas alternativas a políticas neoliberales?

CCM:

Donde más se ve es en su cambio de discurso frente al tema de la minería y el extractivismo. Más allá de si eso se puede o no hacer, su postura ha sido ir un poco en contra de la tendencia global, y eso le ha costado al gobierno señalamientos y polémicas, como cuando la ministra Vélez habló de decrecimiento sin que la gente se detuviera demasiado a entender lo que quería decir.

Otro frente es su postura frente a la política de drogas. Tradicionalmente se ha abordado la política antidrogas desde una forma muy neoliberal, con criterios de éxito numéricos y de dinero y número de incautaciones. Petro, por el contrario, le está apostando a pensar el problema desde el consumo y como un asunto de salud pública. Eso ya es una apuesta distinta.

Otra esfera donde uno esperaría un cambio es en el sector del trabajo. Ahí ya hay una crítica que lleva tiempo denunciando algunas políticas y tácticas que han ido en detrimento de los trabajadores en Colombia.

Aquí vale la pena subrayar que no sólo se trata de hacer reformas, sino de cómo se abre el debate y cómo se posiciona la sociedad para que en el futuro más personas sigan planteando alternativas al consenso neoliberal. 

Soy la practicante de La Silla Académica. Estudio Literatura y Narrativas Digitales con una opción en Periodismo. Anteriormente trabajé en el departamento editorial de Perífrasis: Revista de Literatura, Teoría y Crítica.

Soy editor de la Silla Académica y cubro las movidas del poder alrededor del medioambiente en la Silla.