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A revocar o refrendar un mandato precario</h1>
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A revocar o refrendar un mandato precario</h1>
<p>Como ha dicho el Alcalde Gustavo Petro, ante la posibilidad de que se convoque a los ciudadanos de Bogotá a decidir sobre una eventual revocatoria, sería conveniente que hubiera una nueva votación este año en la ciudad. Con razón Petro recordó que esa votación puede servir tanto para revocar como para refrendar el mandato que recibió en octubre de 2011 para gobernar la capital.</p>
<p>El mandato del Alcalde fue precario desde su origen. La votación en su favor apenas sobrepasó el 30% de los votos emitidos, una mayoría simple o la mayor minoría, propia de un sistema a una sola vuelta, a diferencia de lo que ocurre en las elecciones presidenciales.</p>
<p>Durante este año ese mandato débil hubiera podido fortalecerse pero los estudios de opinión indican que se ha debilitado aún más. El alcalde elegido por una minoría tiene hoy aún menor apoyo que el del día de las elecciones. A eso hay que agregarle que su relación con otros actores estratégicos -para usar el lenguaje de los politólogos- es prácticamente antagónica. El enfrentamiento con el Concejo es abierto, a punto tal que el acuerdo del Presupuesto para el 2013 no fue sancionado. La relación con el Gobierno Nacional es tirante y agravada por el surgimiento de un factor altamente perturbador como ha sido la Consejería Presidencial para Bogotá.</p>
<p>Con la mayoría de los medios de comunicación –cualquiera que sea su línea ideológica editorial- el Alcalde mantiene una confrontación parecida a la que sostiene con la Gobernación de Cundinamarca, con empresarios de la ciudad y con contratistas, a quienes la teoría les atribuye un ejercicio de administración “por colaboración” que Petro ha interpretado como de mala fe por principio.</p>
<p>Todo eso ha llevado a una situación de ingobernabilidad, es decir de imposibilidad de sacar adelante las políticas públicas, que está perjudicando a Bogotá. Se ha afectado el crecimiento económico, se han aplazado inversiones públicas, se han retrasado soluciones a temas esenciales y la ciudadanía no identifica con claridad cuál es la visión que lidera el gobierno local.</p>
<p>La posición ideológica extrema del Alcalde y su estilo de gobernar ha polarizado a la opinión pública de Bogotá. De un lado, un porcentaje mayoritario -según lo registran todas las encuestas- rechaza la gestión de Petro y de otro, minoritario pero similar al que lo eligió, la apoya. La situación no parece que vaya a cambiar. El Alcalde no está dispuesto a buscar consensos o a provocar alianzas en las que tenga que ceder –así sea parcialmente- en sus posiciones.</p>
<p>A Petro no le alcanza con el mandato precario que tiene para hacer lo quiere, por eso, quizás –como él mismo lo señala- lo deseable sería que hubiera una nueva votación en Bogotá y el mecanismo de su convocatoria en el marco de la revocatoria del mandato parece ser el adecuado. Que los bogotanos resuelvan de una vez por todas si quieren a Petro como Alcalde o no.</p>
<p>Hay quienes se oponen a que se convoque a la revocatoria porque prefieren a Petro débil durante todo su gobierno o porque prefieren que su eventual caída sea no a través de un procedimiento político como el de la revocatoria sino jurídico a través de algún organismo de control. Lo cierto es que la situación de polarización y enfrentamiento no le sirve a Bogotá, que viene de un desgobierno de cuatro años y no resiste más que no haya un liderazgo claro y aceptado por la ciudadanía para construir una visión colectiva de ciudad.</p>
<p>La Consejera Presidencial para Bogotá y otros funcionarios del Gobierno resolvieron interferir en un proceso democrático al que han convocado unos ciudadanos, que están en todo su derecho de hacerlo, y han dicho que no apoyan la revocatoria de Petro. La declaración es intrascendente, los mecanismos de participación ciudadana no requieren de la bendición oficial e incluso a los funcionarios les está prohibido hacer campaña a favor o en contra, tienen la obligación de permanecer imparciales. Pero por lo menos tenemos el dato de que Gina Parody votará NO el día que se convoque a la votación, si es que los promotores consiguen las firmas suficientes para llegar a esa instancia.</p>
<p>Es cierto que el mecanismo de la revocatoria del mandato no tiene en su origen el propósito de refrendar o “mejorar” el mandato conferido, pero por supuesto que produce ese efecto si –por ejemplo- la mayoría quisiera votar como Gina. Tendríamos un alcalde fortalecido. La decisión democrática avalaría la estatización de los servicios públicos, la propuesta de desarrollo urbano para combatir la segregación, la creación de un banco público, la prohibición de la venta de agua en bloque a los municipios vecinos, la no construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente, el congelamiento de la solución de movilidad por la Carrera 7ª y el aplazamiento de la construcción de nuevas troncales de Transmilenio, los subsidios al transporte público, etc, etc.</p>
<p>Petro ha incumplido buena parte del programa que inscribió en la Registraduría y esa es la base de una revocatoria, pero dejemos que eso lo decidan los jueces, quienes tendrán que resolver si, por ejemplo, el hecho de que el Plan, contenga disposiciones abiertamente contrarias a lo señalado en el programa inscrito le genera o no vicios de nulidad.</p>
<p>Bogotá no resiste este nivel de confrontación mucho tiempo más, resolvámoslo por la vía democrática. Es oportuna la expresión que se usa en las más disímiles circunstancias, incluso las coloquiales, cuando la discusión se dilata y es necesario tomar una decisión: ¡votemos!</p>