Para Juan Pablo Uribe la arquitectura y el arte son disciplinas entrelazadas. Tal vez por esta razón estudió las dos carreras al tiempo, siempre obsesionado por lo urbano, por los espacios públicos, por las lógicas con las que se construyó, o se han ido construyendo las ciudades, principalmente Bogotá.
Para él, el arte, ante todo, es un proceso de pensamiento. El arte como estructura para hacer preguntas. Desde que era estudiante de la Universidad de Los Andes se cuestionaba sobre lo que se presentaba como fallas del planteamiento urbano de la ciudad. Investigando sobre esta idea de falla, se encontró con una anécdota de Lucio Costa: años después de construida Brasilia el arquitecto volvió a la Terminal de transporte, un lugar que él se imaginaba como refinado y cosmopolita, y se encontró con algo muy diferente: un lugar caótico, intenso, lleno de vida. Y quedó satisfecho, pues descubrió un Brasil intenso que había tomado posesión de eso que no fue diseñado para él. Uribe se propuso revisar esa idea de falla, cuestionándola a través del arte.
Recorriendo calles y lugares emblemáticos de la modernidad, Uribe se topó con edificios como el Teatro San Jorge, en el centro de la ciudad. En medio de esa arquitectura art decó, vio que un grupo de recicladores traía todo lo que recolectaban en las calles y, curiosamente, lo organizaban por materiales y posibles tipos de uso: cartulinas, por un lado; papeles de colores por el otro, entre tantas cosas.
Sin darse cuenta vio un gusto particular por lo inservible, por lo que parece fútil. Casi que es un ritual de organización y mantenimiento para nada y nadie. Al ver el papel apilado, con diversidad de colores, decidió comprar mucho de lo que veía ahí y en su estudio empezó a formar “pinturas” abstractas con este mismo material, cortando, organizando, apilando. Un trabajo de composición. Y, al hacerlo, se dio cuenta de que estaba creando obras muy similares a las de Carlos Rojas, uno de los artistas modernos más destacados del país. La pintura por la pintura, desde el desuso, desde desechos en un lugar que era cultura y ahora era fuente de reciclaje.

Al recorrer las calles de Nueva York, donde vive hace cuatro años, se encontró con un lugar donde imprimían buena parte de los menús de restaurantes chinos de la ciudad y de otros estados del país. Empezó a mirar los menús de comida china como objetos estéticos. Entre cajas y cajas vio que, a pesar de que eran para diferentes lugares los menús eran iguales. Variaban mínimamente en el diseño, las fotos de los platos, incluso en la comida que ofrecían.
Se interesó en ver cómo se percibe el inmigrante, al estereotipo, a la “clasificación” cuando se menciona X o Y nacionalidad. Y sobre esos menús, comenzó a generar composiciones estéticas. Como si se tratara de un curador, de un codificador de este material. La pintura hecha sin usar pintura. Una estetización de lo inservible.

Juan Pablo Uribe estará presente en 1 K Art Show en Nueva York del 19 al 21 de mayo, un proyecto de la Feria del Millón, que expondrá obras de 10 artistas con precios alrededor de mil dólares. Más información en www.feriadelmillon.com @feriadelmillon