El día en que se conocían los resultados de la primera vuelta Ángel Becassino estuvo todo el día en pijama, en su casa en Bogotá. A las siete de la noche, cuando ya era definitivo que Rodolfo Hernández, el candidato que asesora en la carrera por la Casa de Nariño, pasaba a la segunda vuelta, se abrazó con Adriana, su esposa, y su hija y coequipera Luciana, quien también trabaja con Rodolfo. Sus dos perros, Freud y Ono, ladraban y batían sus colas. “Estaban contentos”, recuerda Becassino.

Becassino llamó a Rodolfo, quien le dijo que quería dar el discurso desde la casa. Y Ángel le sugirió que lo diera desde la cocina. Hablaron sobre lo que debía decir rápidamente. El resultado fueron menos de tres minutos para dar gracias a los electores. Más tarde el mensaje principal sería que Rodolfo podía ser la opción de cambio que podía unir a Colombia, a diferencia de Gustavo Petro, a quien Becassino asesoró en 2018.

“No había nada preparado. Planeado el salón rojo y la tarima de Petro”, dijo Becassino a La Silla.

Después de que su candidato pasó a segunda vuelta, Becassino se convirtió en la segunda cara más visible de esa campaña. “Antes de la primera vuelta, nadie me llamaba. Ahora, y por que el equipo de Rodolfo es tan pequeño, es que se han interesado en mí”, dice un estratega que evidentemente goza de la situación atípica de convertirse en el portavoz de su propio candidato.

Algunos lo llaman “la mente detrás del éxito de la campaña de Rodolfo”. Él, en cambio, asegura que “el éxito de Rodolfo es Rodolfo”.

Un narrador de candidatos

Ángel Becassino nació en Argentina 1948. Foto: Cortesía Luciana Becassino.

Ángel Becassino nació en la Patagonia, Argentina, en 1948. Su papá, el italiano Luciano Becassino, era gerente de una cooperativa de empleados de los ferrocarriles. Su mamá, la croata Maria Jugovac, estaba al frente de la casa.

Se mudó muy joven a Buenos Aires y empezó a estudiar filosofía y economía, al tiempo que experimentaba con la fotografía. Nunca terminó de estudiar una carrera, pero hoy tiene una hoja de vida envidiable. Encontró en la fotografía, el cine, la publicidad, el periodismo, la poesía, la música y la política plataformas para narrar.

“Es un teatrero, es una persona sobre todo interesada en narrar historias”, dice el analista Carlos Suárez, quien lo conoce hace varios años y con quien ha trabajado asesorando varias campañas.

Becassino fue reportero de la guerra en Líbano para varios medios en América Latina y a mediados de los 70 llegó a Colombia para escribir sobre las guerrillas. Se fue, pero regresó en el 86 y se quedó en el país por el proceso judicial que le costó hacer fotos de una modelo desnuda en la Catedral de Zipaquirá (ver página 20). La iglesia Católica lo entendió como un insulto y amenazó con excomulgarlo. Para ese momento, cuando no existía la constitución del 91, también era problemático judicialmente meterse con esa institución.

Se le abrieron las puertas de la publicidad desde que en un libro escribió “Dios está en todas partes, debe ser una Coca-cola” porque un publicista lo leyó y lo contrató. Y ha sido reconocido por campañas como “Colombiana la nuestra” y “Bogotá, 2.600 metros más cerca de las estrellas”. También ha hecho experimentos sociales como inventar que la virgen se apareció en una pierna de pollo frito para hablar sobre credibilidad popular.

Becassino toca el piano y el acordeón. Tiene una banda de música experimental, Dispersa de la madreselva, con la que ha sacado 12 discos. Ha hecho cine y escrito libros de diferentes temas que van desde la seducción, la fotografía hasta la política y la publicidad.

Algunos títulos son: El Triunfo de Lucho y Pablo, o la Derrota de las Maquinarias (2002). Los Estados Unidos de Trump (2016) y Roy de abajo hacia arriba (2017). Además está escribiendo uno sobre comunicación política electoral en coautoría con su hija Luciana.

De trabajar en campañas políticas dice que le gusta la posibilidad de “interpretar el país, la ciudad, o un departamento. Es decir me gusta interpretar el entorno, comprender su estado emocional y dónde están las raíces de los males o de los potenciales que tiene”. Lo segundo que más le gusta es interpretar al candidato o al movimiento político y “traducirlo para que se produzca una conversación entre ese candidato y ese entorno”.

Así lo hizo, por ejemplo, en 2002, cuando acompañó a Lucho Garzón en su campaña a la presidencia. “La palabra clave era ‘reconciliémonos’”, recuerda el exalcalde de Bogotá. “Veníamos del atentado de las torres gemelas, del rompimiento de las conversaciones del Caguán. Él supo leer ese momento y mi campaña tuvo una publicidad muy premiada”.

El exalcalde quedó tercero por encima de Noemí Sanín. La expectativa era tener 300 mil votos y tuvieron 900 mil, que le sirvieron para luego ser alcalde de Bogotá. Esa vez Becassino también lo acompañó con mensajes como “Lucho por Bogotá” y “Bogotá sin hambre”.

“Él no era impositivo. Yo le decía que me quería ver como una persona del común y por eso le sacamos jugo al ‘Lucho’”, dice Garzón. “Y cuando hablamos de ‘Bogotá sin hambre’ era porque yo quería que en la ciudad hubiera solidaridad”.

Becassino también ha asesorado otras campañas como la de Petro en 2018. Ahí la idea fue aprovechar la habilidad comunicativa de Petro para montarlo a las tarimas en plazas públicas. También estuvo con Daniel Quintero en 2019, a quien conoció trabajando en la campaña de la segunda vuelta de Juan Manuel Santos (2014), la campaña a la presidencia de Humberto de la Calle, y además ha asesorado a Piedad Córdoba, Iván Moreno, Pablo Ardila y Carlos Pizarro, entre otros.

El atípico asesor apóstol de su candidato

Becassino viste un sombrero negro, un saco verde botella y una chaqueta negra. Carga una sombrilla de bastón. Está sentado en una mesa en el segundo piso de un café en la calle 70 con sexta. Da la mano con firmeza. Y sus ojos miel y cansados sostienen la mirada.

Dice que tiene algunas condiciones para trabajar con un candidato. Lo más importante es que pueda aportar a la sociedad en la que a él le gustaría vivir. Sobre lo que le llama la atención en ese sentido de Rodolfo es “la voluntad que tiene de convertir en realidades las cosas que plantea”. Defiende que le gusta la idea de que Rodolfo “pueda limpiar economía pública del robo, de la contratación amañada, del exceso de aparato burocrático, que se convierte en un impedimento para cualquier cosa”.

Eso, a pesar de que Rodolfo tiene un proceso judicial por corrupción. Becassino dice que le cree a Rodolfo y que será la justicia la que decida.

También le parece positivo de Rodolfo, y por eso aceptó ser su estratega, que quiera enfocar sus energías en resolver el tema de la pobreza: “No me gusta vivir en un mundo donde la riqueza está concentrada en muy pocos y el hambre y la falta de oportunidades en la mayoría absoluta del planeta”.

A diferencia del asesor de Petro, Antoni Gutiérrez-Rubí, quien es muy discreto, Becassino se convirtió en una de las figuras más visibles aparte del candidato, luego de dar varias entrevistas y hacer rondas de medios. Él explica que es por la sorpresa que el exalcalde dio en la primera vuelta, porque el equipo de Rodolfo es muy pequeño y porque él aprovecha sus salidas en medios para hablar de quién es Rodolfo.

“En la campaña funcionamos como apóstoles clásicos. El protagonista es Rodolfo y nosotros hablamos de él”, explica. Así opera también la red de voluntarios en Whatsapp y redes sociales. 

Sobre la estrategia de Rodolfo cuenta que cuando él llegó Luisa Olejua, directora de comunicaciones de Rodolfo, ya tenía montada una campaña exitosa en Tik tok. Agrega que no maquilla a los candidatos y que lo que ha hecho en esta campaña de Rodolfo es organizar algunas ideas. “Si hay un eje estratégico claro es la verdad, jugar con la verdad, trabajar con la verdad y apoyarnos en la verdad”.

Becassino trata de poner en orden y de potenciar lo que es Rodolfo, pero no busca cambiarlo. Por eso, cuando “Rodolfo mete la pata, como con lo de Hitler, lo que tenemos que hacer es control de daños”, dice. En varias ocasiones ese control de daños ha consistido en salir a traducir y aclarar lo que Rodolfo quería decir.

También asegura que no lo defiende, pero entiende que lo de Rodolfo “responde a la cultura tradicional, a la formación santandereana, machista y directa, pero es un hombre que va cambiando y que se va creando”. A sus 74, el argentino es de una generación similar. Pero justamente “porque Rodolfo es genuino es que es cercano a la gente”, dice su asesor y traductor.

Un amigo suyo muy cercano, que pidió no ser citado para hablar con libertad, dijo que ese control de daños se da en acciones concretas. Por ejemplo, cuando se dio la crisis dentro de la campaña por las declaraciones machistas de Rodolfo, a Becassino se le ocurrió hacer un hilo de Twitter con las 10 propuestas que tenía para esa población. Buscaron mostrar también cómo Rodolfo sí le da oportunidades a las mujeres, pese a sus declaraciones.

Sobre cómo manejar las constantes metidas de patas de Rodolfo, Becassino dice que es un candidato que se presta a corregir rápidamente. Y que lo que hacen es tratar de explicar de forma adecuada lo que trató de decir aunque haya enviado el mensaje equivocado, como pasó recientemente con la relación que hizo entre la Virgen María y la prostitución.

Pero, también, dice que han buscado dejar en evidencia cómo desde la otra campaña “no se ha buscado el error del otro sino producir daño y dolor en la otra campaña”. Sin embargo, con su llegada a la campaña de Rodolfo “no se verá nada muy diferente a lo que Rodolfo ya era en su campaña a la alcaldía, incluidos los exabruptos que a veces tiene”, dice Becassino.

Luisa Olejua, directora de comunicaciones de Rodolfo, recuerda que cuando el argentino llegó a la campaña, a finales de marzo, propuso sacar a la calle al exalcalde días antes de la primera vuelta, como ya habían sugerido otros estrategas que consultaron en esa campaña. Empezaron a viajar por el país y sus recorridos fueron difundidos en varias redes con el mensaje de que Rodolfo recorre Colombia.

“Yo lo que hago es traducir algunas de esas ideas de Ángel al lenguaje de Rodolfo, al santandereano”, dice Olejua. “Por ejemplo, en vez de usar la palabra ‘jóvenes’, usamos ‘muchachada’ porque así habla Rodolfo”.

Luisa también celebra que Ángel “deja trabajar, siempre está muy abierto a las ideas y no nos dice que no”.

El aterrizaje en la campaña de Rodolfo

En diciembre, Becassino viajó al sur de España con sus hijos, Lucca y Luciana. Venía de asesorar varias campañas en América Latina. No se sentía muy bien. “Yo pensaba que tenía fatiga crónica”, recuerda. Cuando regresó a Colombia, le dio afasia; podía pensar una frase, pero no podía decirla completa. Hasta que ya no pudo pronunciar una palabra. Era un derrame cerebral que terminó con una intervención en el lóbulo izquierdo.

“Todo salió perfecto. Fue como si hubieran encendido la luz. Como un reinicio”, dice.

Mientras tanto, Rodolfo andaba en busca de un estratega político. Había perdido a sus asesores argentinos, Hugo Vásquez y Guillermo Meque. Ellos hablaron de amenazas, pero dentro de la campaña de Rodolfo el rumor era que había demoras para reaccionar a cualquier cosa y el exalcalde no estaba contento con eso. “Ángel en cambio reacciona rápido y eso ayuda con la impaciencia de Rodolfo”, dijo alguien dentro de la campaña.

También hubo rumores de una pelea entre los argentinos y Socorro, la esposa de Rodolfo. Según contaron a La Silla en su campaña, a ella no le gustó la idea del botox y el peluquín para su esposo con la que los estrategas buscaban darle una imagen más juvenil. Le quitaron el peluquín y renunciaron a la idea del botox.

Víctor López los acompañó de forma gratuita un tiempo. Pero también llamaron a Augusto Reyes, quien venía de asesorar a Alejandro Gaviria, Claudia López y a Nicolás García. Reyes, según contaron en la campaña, le hizo un plan que consistía en sacar al candidato a la calle, cosa en la que el candidato no creía. Pero cuando Reyes dijo lo que cobraba, Rodolfo se negó a contratarlo.

Así que Rodolfo llamó a Becassino, quien ya se había recuperado de su operación, y a quién ya había conocido hace dos décadas, desde que le ayudó con campañas de publicidad para su constructora. Llegaron a un acuerdo.

El trato incluye la contratación de la hija de Becassino, Luciana, que se ha vuelto una coequipera fija de su papá. Antes de ella, prefería trabajar solo o con grupos pequeños porque le parece más fácil concretar las ideas. Luciana tiene 23 años, es una psicóloga interesada en la psicología del consumidor, tiene una maestría en sociología y termina otra en ciencia política.

En un caso poco usual en una campaña, padre e hija, ambos asesores de comunicación, dieron una entrevista conjunta hablando de Rodolfo, justo cuando era criticado por su machismo. 

Ángel Becassino junto a Luciana, su hija y coequipera.

Trabaja con Rodolfo, pero no para Rodolfo

En 2018, Becassino le propuso a Humberto de la Calle, candidato por el partido Liberal, que se midiera en una consulta con Petro. En una entrevista con Cambio contó que “teníamos elementos para creer que podía ganar”. Lo habían convencido, pero después de hablar con César Gaviria, De la Calle se echó para atrás. Becassino dejó la campaña porque sintió que no lo estaban teniendo en cuenta.

Ahora asesora a Rodolfo, quien no suele consultar sus decisiones. Becassino dice que este candidato es una persona “que escucha”. Que además está interesado en aprender y que se emociona “cada vez que se pilla algo que no sabía”.

Él analista Suárez dice que algo que aprendió de Becassino es justamente que “el rol del asesor es trabajar con y no trabajar para. Lo primero que tiene que entender el candidato es que uno no es su empleado”. Por eso sabe que para Becassino no debe ser un problema trabajar con alguien como Rodolfo.

Sobre episodios como la decisión de no ir a debates, Becassino ha explicado que no se trató de una “desautorización”. Él había dicho que sí asistirían a ese espacio, pero pocas horas después Rodolfo dijo que no. “Lo que pasó es que nos dimos cuenta de que la campaña de Petro era atacar y descalificar a Rodolfo”, dijo.

Hace unos días, Alfonso Prada, jefe de debate de Petro quien también ha trabajado con Becassino, trató de convencer al estratega, en una entrevista en La W, de que hablara con Rodolfo para que accediera a presentarse a un debate con la condición de que se debatieran ideas y que no hubiera ataques personales. En la campaña de Petro confían en que un debate quedaría en evidencia el desconocimiento de Rodolfo del país.

El estratega dijo que lo intentaría, pero después de las filtraciones de los videos en la campaña de su Petro tuvieron argumentos para decir que su campaña se basa en ataques al rival. 

Eso no implica que Rodolfo no le haga caso. Fue noticia en los últimos días por un video en el que le sopla al candidato lo que tiene que decir y este lo repite textualmente, moviendo sus manos como un director de orquesta. Los guiones son una construcción entre Becassino, Luciana Becassino, Luisa Olejua y el mismo Rodolfo.

Becassino piensa que Rodolfo va a ganar la presidencia. Primero porque es una opción de cambio, lo que pedía el país, pero además porque Rodolfo proyecta alegría y eso es lo que quiere la gente después de una pandemia y la crisis que dejó a su paso. “La gente se pone contenta cuando ve a Rodolfo y lo siente cercano. Petro, en cambio, es un personaje brillante, pero bastante solemne y trágico”. Cuanto menos, en esta campaña, gane o pierda, Becassino se ha divertido. 

Soy periodista de Bogotá en La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Externado y después trabajé en la Revista Semana. Allí cubrí cultura e informes especiales en un comienzo y más tarde Bogotá y confidenciales. Me pueden escribir a pdoria@lasillavacia.com o a @PaulaDoriaG en Twitter.