Aníbal Gaviria, gobernador de Antioquia, empezó el año plantándole cara públicamente al alcalde de Medellín Daniel Quintero. “El alcalde debe cumplir a lo que se comprometió”, le dijo Gaviria a La Silla Vacía.
El detonante fueron las diferencias frente a la financiación de dos megaobras de la región: el Tren del Río y el Túnel Guillermo Gaviria Echeverri. Detrás de los reclamos del gobernador Gaviria contra el alcalde Quintero por las obras, hay una movida política en Antioquia que tiene al alcalde a la defensiva.
En los últimos meses, Quintero ha perdido la iniciativa y el liderazgo con el que brilló desde Antioquia en los primeros años de su Gobierno. Mientras tanto, Gaviria ha ganado terreno y protagonismo, luego de una gestión marcada por una acusación penal que lo tuvo en casa por cárcel y suspendido por 7 meses. Aún en medio del proceso judicial por presuntos hechos de corrupción cometidos hace 15 años, Gaviria encontró en la gestión de las megaobras cómo contrarrestar la pericia comunicativa de un alcalde 15 años más jóven que él.
En el fondo, y con el horizonte de las elecciones regionales, hay una disputa política por la gobernanza de Medellín y Antioquia. Mientras Aníbal Gaviria, un miembro del establecimiento paisa, ex alcalde de Medellín, gobierna a partir de unos acuerdos tradicionales entre las instituciones y las élites regionales, Quintero los cuestiona para crecer políticamente a partir de la polarización.
La ventaja que Quintero parecía tener sobre su rival político hoy ha desaparecido.
Las dos Antioquias detrás del careo Quintero vs Gaviria
Gaviria y Quintero han protagonizado una serie de roces entre dos políticos con estilos opuestos e ideas encontradas sobre la región.
Quintero irrumpió en la política antioqueña con un discurso antiélite que cuestionó la gobernanza entre instituciones públicas, empresas privadas y universidades. Lo hizo con una intuición política entrenada para la viralidad y el cuerpo a cuerpo de la polarización en redes sociales.
La retórica antiélite y las formas de política millenial de Quintero se encontraron, además, con un terreno despejado de liderazgos fuertes en la región que le hicieran contrapeso.
En junio de 2020, la Fiscalía dictó contra Gaviria una orden de captura por presuntas irregularidades en la contratación y construcción de la Troncal de La Paz durante su primera gobernación (2004 – 2007).
La orden de captura golpeó a uno de los políticos más notables del establecimiento antioqueño, y el contrapeso natural al Alcalde de Medellín en varios proyectos.
Gaviria es un político liberal que ha ocupado los cargos públicos más altos del departamento y que buscó, sin éxito, la candidatura liberal para disputar la Presidencia en 2010. Viene de una familia de políticos, empresarios y periodistas. Su familia fue la propietaria del extinto diario El Mundo, una publicación de ideas liberales que fue la competencia de El Colombiano. Y entre sus familiares más destacados se encuentran su hermano Guillermo Gaviria Correa, también gobernador (2001 – 2003), secuestrado y asesinado por las Farc en 2003.
Pero es justo la clase dirigente de la que proviene Gaviria, y a sus formas de entender y actuar en lo público, el blanco predilecto de los ataques de Quintero.
Gaviria, según una fuente que lo vio de primera mano y pidió no ser citada, expresó el año pasado su frustración ante la pericia de Quintero para manejar la agenda mediática y comunicativa. Muchos de los mensajes de Gaviria siguen cargando un tono institucional plano. Quintero, en cambio, tiene la receta para la viralidad.
Sin embargo, Gaviria ha encontrado en los dos megaproyectos de infraestructura un terreno para contrarrestar las habilidades de Quintero. Y lo tiene, por ahora, dando explicaciones sobre sus retrasos a la hora de garantizar recursos claves para la continuidad de los proyectos.
Eso le ha traído réditos. Además de un protagonismo nuevo, Gaviria cuenta hoy con mejores números en las encuestas. En la encuesta de diciembre de Invamer Poll, que mide el estado de ánimo de las principales ciudades del país, el gobernador registró 54 puntos de favorabilidad. Quintero, por su parte, cayó hasta los 44 puntos de imagen positiva, la más baja desde que la encuestadora tiene registros para la Alcaldía de Medellín.
Y a pesar de estar imputado por presuntos hechos de corrupción y pasar largos períodos de su gobierno en casa por cárcel, Gaviria registró una imagen negativa de 35 puntos. Quintero, en cambio, alcanzó el 50 por ciento.
Con el calendario de elecciones cada vez más cerca, la comparación puede empezar a sentar antecedentes para el rumbo del departamento, entre la irrupción del modelo de Quintero y el más tradicional que representa Gaviria.
El Tren del Río sobre el que se montó Gaviria
La administración municipal ha respondido con ambigüedad a los reclamos de Gaviria en las megaobras. El alcalde Quintero y sus secretarios han hecho anuncios públicos sobre el compromiso con los recursos, pero las acciones que garantizan los recursos no avanzan o se postergan.
El 11 de enero, Gaviria le dijo a El Tiempo que encontraba “inexplicable” la dilación de la Alcaldía de Medellín en asegurar los recursos para el Tren del Río, un proyecto de transporte que pretende conectar a 10 municipios del Valle de Aburrá. “Estoy preocupado. Estamos hablando de retrasos de más de dos o tres años en compromisos con obras fundamentales para la región”, le dijo Gaviria a La Silla.
El proyecto cuesta cerca de 5 billones de pesos. Es un un tren de cercanías, paralelo al Río Medellín, que permitirá descongestionar la Línea A del metro de la ciudad. Esta línea recorre de norte a sur el Valle de Aburrá y su operación está cada vez más saturada.
La Alcaldía se comprometió a financiarlo en 800 mil millones de pesos. Este monto es necesario para cumplir con el 30% de financiación que le corresponden a los cuatro socios locales del megaproyecto: la Gobernación, la Alcaldía, el Área Metropolitana y el Metro de Medellín. Juntos constituyeron desde 2016 la Sociedad Promotora Ferrocarril de Antioquia para desarrollar el proyecto.
La dilación de la Alcaldía ha tenido dos momentos.
El primero fue en septiembre del 2022, cuando efectivamente envió la carta de compromiso con los recursos garantizados. Lo hizo, sin embargo, exigiendo unas condiciones que cambiaban las reglas de juego para todos. Por ejemplo, pidió que fuera el Metro de Medellín el encargado de construir la obra, un rol que la empresa no tiene en el proyecto. Y amarró la destinación de los recursos a la venta de las acciones de EPM en Tigo-Une, una operación que el Concejo de la ciudad rechazó en cinco ocasiones.
Gustavo Ruiz, gerente de la Sociedad Promotora Ferrocarril de Antioquia, dice que incluso el Ministerio de Transporte ha desestimado algunas de las condiciones exigidas por la Alcaldía de Medellín. Ruiz menciona, por ejemplo, el pedido que hizo la Alcaldía para que la Gobernación asumiera los sobrecostos del proyecto, algo que las leyes de contratación pública no permiten. “No es normal lo que está sucediendo. Existe voluntad para sacar el proyecto adelante, pero la Alcaldía de Medellín ha venido dilatando su realización”, dice.
El segundo momento se dio bajo el encendido de las dos primeras turbinas de Hidroituango, a finales de noviembre. Esta vez la Alcaldía argumentó que la financiación al proyecto del Tren del Río sólo sería posible si las turbinas 1 y 2 del megaproyecto de energía entraban en funcionamiento, como efectivamente pasó. La carta de compromiso a la fecha de hoy no ha llegado, como le aseguraron a La Silla Gaviria y Ruiz.
Para Tomás Elejalde, gerente del Metro de Medellín, los recursos de la Alcaldía finalmente terminarán llegando. Elejalde argumenta que el proyecto no es sólo un plan de contingencia para la línea principal del sistema Metro. También se trata de un polo de desarrollo urbano para toda la región. “El Tren del Río se tiene que hacer. No es una opción. Es una necesidad”, dice.
El gobernador Aníbal Gaviria no comparte el optimismo de Elejalde. Gaviria asegura que se demoró en contarle a la opinión pública los riesgos financieros del Tren del Río producto de la dilación de la Alcaldía. “Esto nunca se había visto en la historia de Antioquia”, asegura.
El túnel con el apellido del gobernador
La otra megaobra por la que Gaviria encaró a Quintero es la del Túnel Guillermo Gaviria Echeverri. El proyecto lleva el nombre del padre del actual gobernador, quien fue un prestigioso empresario y periodista de Medellín. Es una infraestructura de ocho kilómetros, la más grande de su tipo en el país. Se trata, además, de un proyecto estratégico para una ciudad industrial incrustada en las montañas, que hace parte de la carretera que conecta a Medellín y al occidente de Antioquia con el Urabá, la región del norte del departamento con salida al mar.
En diciembre del 2022, Gaviria le reveló a El Colombiano que la Alcaldía le debe 38 mil millones de pesos al proyecto. Y anunció, además, que ante el incumplimiento la Gobernación podría tomar acciones legales. “El secretario de Hacienda de Medellín se comprometió a que esos recursos atrasados se van a pagar en enero de este año. Esperemos a que paguen. Si no, estaremos obligados a tomar acciones judiciales“, le dijo Gaviria a La Silla.
Según Gaviria, el túnel puede tener problemas financieros el segundo trimestre del 2023 si la Alcaldía no paga esa deuda.
El 5 de diciembre, semanas atrás a la revelación de Gaviria, el Metro de Medellín interpuso una demanda contra la Alcaldía por el incumplimiento de una obligación por 161 mil millones de pesos. El monto corresponde a la deuda que tiene el municipio con el Fondo de Estabilización Tarifaria, que subsidia los precios de los pasajes del sistema de buses alimentadores del sistema Metro.
La reacción de Quintero fue cargar en contra de la Junta Directiva del Metro de Medellín, donde tiene asiento la Gobernación, y pedirle al presidente Petro “retirar antes de lo posible los miembros de la Junta que pertenecen al uribismo y que están atacando a la Alcaldía de Medellín”.
La Alcaldía le baja el tono de la pelea y se justifica
Óscar de Jesús Hurtado, secretario de Hacienda de Medellín, sostiene que el alcalde Daniel Quintero se ha comprometido públicamente con los recursos que el municipio debe aportar para el Tren del Río y el Túnel Guillermo Gaviria Echeverri. “En el caso del Tren del Río la carta de compromiso, en principio, está. Pero hoy nadie ha colocado los recursos”, le dijo Hurtado a La Silla.
El secretario de Hacienda explica que están esperando que el Ministerio de Transporte le de viabilidad técnica y fiscal del proyecto. “Nosotros no vemos preocupación frente a ese tema. Eso se va a financiar. Está contemplado en nuestro marco fiscal”, dice.
Frente al Túnel Guillermo Gaviria Echeverri, Hurtado dice que en diciembre se reunió con la Gobernación de Antioquia y se comprometió a pagar lo adeudado en esa obra en enero. “No entiendo esos reclamos públicos. Creo que hay, sobre todo, un componente político en esas declaraciones”, dice.
Un argumento paradójico, viniendo de una Alcaldía en donde la política y la retórica pública han abundado.