Los alcaldes de Bogotá y Medellín se adelantaron al anuncio del Presidente, quien dijo, sin muchos detalles, que el primero de septiembre se pasará del aislamiento obligatorio a la responsabilidad individual.

Después de cinco meses, casi 18 mil fallecidos y 121 días desde que se confirmara el primer caso positivo de covid, se acabará la cuarentena nacional en Colombia, que en la práctica no se estaba cumpliendo para muchas personas por la cantidad de excepciones. 

El anuncio lo hizo ayer en su programa de las tardes el presidente Iván Duque, quien, de la misma manera en que lo ha hecho con otras decisiones durante la pandemia, esbozó la información sin todos los detalles, pues hasta hoy -según aseguró- saldrá el decreto que aterrizará las medidas de la nueva etapa y resolverá las dudas.

No es claro tampoco si la apuesta para evitar un rebrote nacional es que se vaya creando la famosa inmunidad de rebaño o si el sistema para que haya pruebas, rastreo y aislamiento selectivo sostenible (el Prass), para contener el crecimiento, finalmente va a tomar fuerza, más allá de que Duque ha llamado a la nueva etapa “aislamiento selectivo”.

Quienes sí estuvieron más claros fueron los alcaldes de Bogotá, Claudia López, y Medellín, Daniel Quintero, quienes se le adelantaron varias horas a Duque informando las aperturas de su respectivas ciudades.

López, quien dio una vuelta de tuerca tras la cuarentena estricta por localidades que había decidido el mes pasado, además ofreció una rueda de prensa a la misma hora del programa de Duque para pormenorizar lo que sucederá en la capital, en una movida con la que opacó el anuncio presidencial y ratificó la poca concordancia que ha mantenido con el mandatario durante la crisis.

Más allá de eso, por lo que se sabe, ni en el caso de los mandatarios que anunciaron arranque de reaperturas ni la medida nacional informada por Duque ocurrirá inmediatamente, tampoco será exactamente igual en todas las regiones ni significa que el virus esté controlado y no se vayan a presentar rebrotes en lugares en los que el contagio y las muertes tienen tendencia a la baja.

Del aislamiento obligatorio a la responsabilidad individual

Puntualmente, Duque dijo que a partir del primero de septiembre, y durante 30 días inicialmente, el país pasará de la etapa de aislamiento preventivo obligatorio a una que llamó “aislamiento selectivo de distanciamiento y responsabilidad individual”.

En la práctica, es el fin formal de la cuarentena que, por las excepciones, no todos estaban cumpliendo.

En esta etapa, justamente, no habrá excepciones para poder salir, sino restricciones puntuales para no hacerlo que, según explicó el ministro de Salud, Fernando Ruiz, incluirán principalmente a las personas sospechosas de contagio.

En este camino, según detalló Duque, se acelerarán las pautas para retomar el transporte aéreo y entre municipios por tierra, y la apertura de gimnasios y restaurantes, entre otros.

Aunque continuarán prohibidas las aglomeraciones, como conciertos, y el consumo de licor en bares, discotecas y espacios públicos.

Acompañado, entre otros expertos, por el infectólogo Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios covid de la Organización Mundial de la Salud; el Presidente dijo que su decisión se debía a que Colombia ya había pasado el pico de la pandemia (“lo peor ya pasó”, aseguró su Ministro de Salud) y ahora se encontraba “en una meseta con tendencia a la baja”.

En capacidad de pruebas, pasamos de uno a 100 laboratorios procesando y la disponibilidad en camas de cuidado intensivo, las necesarias para atender a los pacientes críticos, está en un 34 por ciento a nivel nacional.

Al día de ayer, según esa información oficial, hay 6.434 UCI ocupadas en todo el país y 3.357 disponibles.

Pese a eso, y como el mismo Duque lo advirtió, ninguna de las medidas garantiza que no se vaya a presentar una saturación del sistema o rebrotes. Por eso, la medida será reevaluada en un mes y la declaratoria de emergencia sanitaria continuará hasta noviembre.

En ese sentido, no quedó claro ayer, por ejemplo, cómo se fortalecerán las búsquedas activas de contagio y contacto a través del programa Prass, que hace estos seguimientos y fue reglamentado para todo el país a mediados de mes.          

Tampoco se sabrá, hasta que se conozca el decreto, el manejo y los alcances que tendrán los mandatarios locales en esta reapertura total nacional.

Lo que sí parece haber quedado claro ayer es que no será igual en todas las ciudades, que están divididas por el Gobierno, para efectos de la pandemia, en las categorías de “tendencia a la baja” (Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Cali y Pasto), “tendencia baja constante” (Barranquilla, Cartagena, Leticia y Tumaco), “estables con afectación moderada” (Popayán, Villavicencio, Valledupar, Sincelejo y Santa Marta) y “tendencia al aumento” (Cúcuta, Armenia, Manizales, Ibagué y Pereira).

Anoche ningún alcalde de ciudad principal -distinto a López y a Quintero- se había pronunciado al respecto, aunque, en cualquier caso, ya varios tenían sus respectivas reaperturas andando.

Por ejemplo, en Barranquilla la reapertura venía funcionando desde hace varios días, pues, según anunció la Alcaldía, ya superaron el pico de la pandemia. Hace dos días de hecho, la ciudad no registró ninguna muerte por covid. Se reabrió el malecón del río y los parques desde hace dos semanas para hacer actividades físicas y esta semana iniciaron la segunda fase de reapertura de restaurantes. 

Cali también ha avanzado con su reapertura. Son unos mil restaurantes que ya están funcionando y 18 centros comerciales que ya abrieron las plazas de comida. 

La Secretaría de Salud de esa ciudad dijo el fin de semana pasado que el número de contagios se mantenía al mismo ritmo y que en tres o cuatro semanas se podría ver un cambio en esa estabilidad de la curva por una disminución en los casos reportados a diario, no obstante, el INS afirmó que Cali podría ver el pico epidemiológico entre el 10 y el 15 de septiembre.

En otras ciudades como Cúcuta y Bucaramanga todavía no se está trabajando en el plan de reactivación que se dará a conocer en los próximos días.

En Medellín, Daniel Quintero, quien, contrario a López, venía promoviendo la reactivación económica desde hace rato (fue uno de los mandatarios promotores del Día sin IVA, por ejemplo), informó la reapertura total y gradual para varios sectores, algunos que incluso todavía no tienen fecha en Bogotá, como los gimnasios, los bares y los estadios.   

También, en una medida que va más allá de la bogotana, el pico y cédula en la capital de Antioquia quedará suspendido a partir del 31 de agosto. 

Esta misma semana empiezan las rutas para 11 municipios del Suroeste relacionados con la cosecha cafetera que quedan autorizados. 

A partir de la segunda semana de septiembre se abrirán gimnasios, restaurantes, escenarios deportivos, moteles,  parques naturales como el Arví. También funcionarán los teatros, cines y los cultos religiosos desde la tercera semana de septiembre. Y las discotecas y bares en la primera semana de noviembre.  

En Bogotá, aunque aún falta el decreto, también quedó claro el panorama de reapertura. Y el de los riesgos y el reto que se viene. 

La vuelta de tuerca de López 

Hace tan solo 25 días, la alcaldesa Claudia López estaba contemplando la posibilidad de volver a una cuarentena estricta por petición de varios gremios de la salud que aseguraban que el sistema de salud estaba colapsando, como lo contamos en este artículo. 

Para ese momento la mandataria no cerró toda la ciudad, pero ordenó turnos de confinamiento para que entre 2,5 y cinco millones de personas, de las 7,5 que tiene la ciudad, estuvieran aisladas por localidades. 

Su determinación frente al encierro cambió el fin de semana. El sábado pasado la mandataria tuvo una reunión con su equipo de salud y varios asesores en epidemiología, en la que le aseguraron que era posible la reapertura. Ese mismo día López anunció que levantaba la cuarentena en las localidades de Puente Aranda y Antonio Nariño a partir de este lunes en la medianoche. 

La epidemióloga Zulma Cucunubá, quien asesora a la Alcaldía, nos contó que la razón básicamente es la velocidad de contagio bajó, pasó de 1,7 a 0,9 casos nuevos por cada persona contagiada (el famoso Rt) gracias a las cuarentenas sectorizadas. 

Además, que el nivel de ocupación de las UCI también se redujo y pasó del 96 al 77,6 por ciento. 

Eso significa, según ella, que ya pasó el primer pico de contagio, pues cuando el Rt está por debajo de 1, el brote tiende a desaparecer.

Agregó que desde que se anunciaron esas cuarentenas sectorizadas se empezó a planear cómo se reabriría la ciudad con un grupo que incluía, entre otros, médicos, sociólogos, economistas y antropólogos. 

Luis Jorge Hernández, médico salubrista, profesor de la Universidad de los Andes y quien ha sido asesor de la Alcaldía en el manejo de esta crisis, coincide. “Ya pasó la primera oleada de contagios”, dice. Pero deja una advertencia: “Con la reapertura vendrán otras olas que esperamos que sean más leves”.

La misma Alcaldía calcula que puede haber uno enorme en octubre, si no no se mantienen algunas restricciones, que requeriría “con mucho esfuerzo a lo máximo que llegaremos es a 2.200”, como dijo López.

De hecho, para Herman Bayona, presidente del Colegio Médico de Bogotá, todavía es un riesgo reabrir. Considera que la actitud de la Alcaldía es muy “triunfalista” y que aún en la capital hay suficientes casos activos (más de 60 mil) para que haya un rebrote que golpee de forma contundente a la ciudad. 

Considera que no es buen momento para reabrir colegios ni el transporte a destinos como San Andrés que no tienen capacidad médica. 

La Alcaldesa decidió levantar la cuarentena al tiempo que los gremios y el sector empresarial la vienen presionando por la grave situación económica en la que está la ciudad.  

Fenalco, por ejemplo, anunció que el 30 por ciento de los comerciantes en la capital cerró definitivamente. Fedesarrollo estima que el desempleo para este año en la ciudad podría estar en 21,5 por ciento, cuando el año pasado era del 10,9. Y la pobreza monetaria pasaría de 12,4 por ciento en 2018 a 18,7 este año. 

En la calle también se han visto múltiples manifestaciones de personas que exigen que los dejen trabajar pues consideran que las medidas de atención que han recibido de parte del Distrito y del Gobierno Nacional son insuficientes. 

Desde abril, a principios de la cuarentena, se vio cómo cientos de ciudadanos ponían trapos rojos en localidades como Ciudad Bolívar en señal de hambre y protesta. Y este lunes todavía varios comerciantes de San Victorino protestaban contra la Alcaldía asegurando que las medidas de confinamiento los habían arruinado. 

Con esas presiones diversas, y las cifras favorables en la presión al sistema de salud, levantar las restricciones más duras tiene sentido. Pero también es un riesgo.

El detalle de la reapertura capitalina 

Tres grupos de investigación crearon un modelo para la reapertura de Bogotá que encontró una fórmula para que no haya ese gran rebrote en octubre sino uno más controlado en noviembre

Lo que hicieron básicamente fue darle un “costo epidemiológico” a cada actividad, es decir, qué tanto afectaría el brote abrir cada una de ellas. Así pudieron mirar cuáles sectores abrir y cómo, teniendo en cuenta que la ciudad no tendrá más de 2.200 UCI.

Así decidieron abrir todas las actividades que se puedan hacer al aire libre (volverá la ciclovía, se podrá hacer ejercicio, senderismo, practicar deportes en solitario y, con permiso, los colectivos que no son de contacto como el tenis), mientras que los cines, bares o discotecas tendrán que seguir cerrados porque son de alto costo epidemiológico, un asunto que va en la misma vía del anuncio de Duque.

Para lograr reabrir sin que se disparen los contagios, la ciudad funcionará por turnos, parecido a como ha pasado en Medellín: 

  • De lunes a domingo seguirán funcionando todas las actividades esenciales como ventas de alimentos, farmacias, hospitales o Policía.

  • De lunes a jueves lo harán sectores que implican bajo contacto, como el comercio al por mayor y las oficinas (que igual deben mantener el 70 por ciento de sus empleados en teletrabajo).

  • De jueves a domingo funcionará el comercio al por menor de todo tipo, ya sin restricciones de horarios. 

Además, los colegios, restaurantes y gastrobares podrán solicitar a la Alcaldía permiso de reapertura con protocolos desde el jueves, con condiciones como tener máximo el 25 por ciento de capacidad (20 por ciento para colegios, que podrán tener clases de lunes a miércoles).

Además,  las personas con comorbilidades podrán salir y como ya se había anunciado, también habrá 14 rutas de vuelos nacionales. 

Como eso implica más gente moviéndose, el transporte público podrá operar al 50 por ciento de su capacidad (estaba en el 35) y el pico y placa seguirá suspendido.

Además, el pico y cédula se mantendrá para hacer mercado y trámites, para evitar congestiones, pero no se aplicará para hacer deporte, ir a un parque o a un restaurante. (Vea más medidas aquí).

Con todos esos cambios y el peso de la protección sobre los hombros de los ciudadanos, el reto mayor para la Alcaldía es implementar un sistema de rastreo que permita mitigar el crecimiento del brote. Es decir, algo así como el Prass local. 

La idea es que si alguien siente síntomas se autoaisle por 10 días y anuncie en la línea 195 su situación y las personas con las que tuvo contacto. Estas también deberán aislarse y esperar la prueba, que no debería tardar más de una semana (hoy el resultado puede tomar hasta tres); cuando alguien salga positivo, deberá aislarse por 14 días junto con las personas con quienes vive.

El lío para lograrlo es que se necesita un recurso humano grande para atender llamadas, hacer el rastreo y hacer las pruebas, además de los apoyos económicos para el aislamiento. 

Como dice el experto Andrés Vecino, “necesitará un programa de rastreo fuerte si quiere ser sostenible”, algo frente a lo cual López ha insistido en que la ciudad ya tiene 3.200 rastreadores, y un programa de call/bot center (central de llamadas con robots para hacer seguimiento automático).

La ciudad que parece haberle apostado más fuerte al rastreo ha sido Bucaramanga, donde arrancaron el viernes un plan intensivo por barrios. Su idea es que la primera semana de septiembre tengan resultados de todo el rastreo de la ciudad para cómo reactivarían, si es que lo hacen.

Sin rastreo fuerte, es posible que los rebrotes se salgan de control. Algo que no es imposible, como recuerda la experiencia de España, que tras una reapertura casi total ve un rebrote que ya va en que ayer Cataluña prohibió las reuniones de más de 10 personas y Murica, las de seis. 

Soy periodista de Bogotá en La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Externado y después trabajé en la Revista Semana. Allí cubrí cultura e informes especiales en un comienzo y más tarde Bogotá y confidenciales. Me pueden escribir a pdoria@lasillavacia.com o a @PaulaDoriaG en Twitter.

Fue periodista de historias de Bogotá, editora de La Silla Caribe, editora general, editora de investigaciones y editora de crónicas. Es cartagenera y una apasionada del oficio, especialmente de la crónica y las historias sobre el poder regional. He pasado por medios como El Universal, El Tiempo,...

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.