Arranca la campaña: el nuevo escenario político posreferendo
Esta es la fotografía de los candidatos pre-sentencia del referendo, según la última Gran Encuesta de RCN. Sin Uribe en el partidor, las cartas se barajan de nuevo.
Arranca la campaña: el nuevo escenario político posreferendo
Esta es la fotografía de los candidatos pre-sentencia del referendo, según la última Gran Encuesta de RCN. Sin Uribe en el partidor, las cartas se barajan de nuevo.
Durante más de un año, el país se mantuvo en vilo esperando que llegara ayer. Y finalmente llegó: se decidió la encrucijada del referendo. Y como no pasó, se comienza a armar un nuevo escenario político.
La nueva campaña que arranca ya no estará definida entre uribistas-antiuribistas, sino entre quienes pueden reemplazar mejor al Presidente Uribe y quienes plantean un nuevo modelo político.
En el primer grupo, el de los uribistas y conservadores, la carrera es por posicionarse como el mejor continuador de la obra del Presidente. La tensión en ese sector es evidente.
Anoche, recién declarado muerto el referendo, Juan Manuel Santos lanzó su campaña desde el Centro de Convenciones de Cartagena. “Quiero ser Presidente de la República”, dijo y reafirmó su aspiración de convertirse en el candidato a la Presidencia por el Partido de la U.
Santos ya tiene preparada toda su estrategia para capitalizar el duelo por la salida de Uribe y en su campaña anticipan que se disparará en las encuestas unos 10 puntos, tal como lo hizo Álvaro Uribe cuando se acabó el Caguán durante la época de Pastrana.
Pero entre los referendistas más acérrimos, fuera de depresión, la sensación es que nada está cantado y que Santos no tendría por qué asumir que todos se enfilarán detrás de él. Algunos esperan que Uribe se incline por un nuevo jugador como Rodrigo Rivera, quien ha liderado la campaña a favor del referendo, o incluso, por alguien más nuevo como Luis Alberto Moreno, del BID, a quien en el pasado le ofrecieron liderar la U.
En este sector, se cree que dado que las encuestas revelan que sin Uribe ninguno de los candidatos actuales genera suficiente emoción y en cambio, sí registran una imagen negativa alta, un nuevo nombre no es improbable. El que ayer en su discurso tras el hundimiento del referendo, Uribe no haya aprovechado el momento emocional para hacerle el guiño a nadie, deja el espacio abierto para no asumir que Santos será el heredero natural. Hoy, en una reunión que tendrán el Presidente Uribe con Juan Manuel, se sabrá el futuro del partido de la U.
El Presidente Uribe se caracteriza por su audacia política, pero es bien improbable que Uribe se arriesgue a dejar en manos de una persona sin base ni estructura política la futura consolidación del uribismo. Y seguramente, escogerá -como ya lo dijo en el pasado- a aquel que haya demostrado más elegibilidad.
Los azules
El Partido Conservador es el gran elector, y la consulta azul será definitiva. Sin Uribe en el escenario presidencial, el tema de la lealtad de Noemí al Presidente pasa a un segundo plano, pero también la urgencia del electorado de opinión no conservadora de apoyarla para frenar a ‘Uribito’. Había un grupo de ciudadanos que normalmente votaría en la consulta de los Verdes, que ante la inminencia de una victoria de Andrés Felipe Arias para entregarle el Partido a Uribe estaban dispuestos a votar por Sanín. Ahora lo pensarán dos veces y seguramente se la jugarán por los independientes.
En este nuevo escenario, Noemí Sanín va adelante en las encuestas, pero su triunfo no está asegurado. Sobre todo porque Andrés Felipe Arias tiene de su lado a la mayoría de Representantes a la Cámara y a los jóvenes del partido. Y con Santos liderando la U, es probable que algunos uribistas conservadores voten por Uribito en la consulta, sobre todo si el Presidente se mantiene ambiguo en su ‘guiño’ presidencial.
Sin Uribe en el partidor, Germán Vargas Lleras se redefine por completo. Sin la necesidad de competir contra Uribe, su eslogan de ‘Mejor es posible’ se vuelve más creíble. Sobre todo porque si hay un candidato que se le parezca a Uribe es él. Tiene una trayectoria larga y coherente de oposición a la guerrilla, es avezado, tiene una ideología de derecha muy definida y una estructura política para respaldarlo. Aunque en las legislativas se verá debilitado por el transfuguismo, Vargas golpeó fuerte con el debate en la salud y podría saltar en las encuestas en los próximos días.
En el otro lado
En el lado de los que no le apostarán al título de herederos del uribismo, existe la sensación de que con la salida de Uribe, las cartas se barajan de nuevo y que todos arrancan en igualdad de condiciones pues la diferencia entre los primeros y los segundos prácticamente no supera el margen de error en las encuestas.
Sobre todo porque lo que revelan estos sondeos, es que sin Uribe, la porción del electorado que aún no tiene claro por quién votar le gana a todos los demás candidatos. Son votos que están disponibles para el que los convenza. Y es por esos votos, que liberales, independientes y el Polo van a ir.
También, como dice el analista Álvaro Forero, “se abre una gran ventana para que los no uribistas redefinan la campaña. En las elecciones, los candidatos no son buenos ni malos per se, sino respecto de lo que se trate la campaña”.
Uno de los logros del presidente Uribe fue no dejar definir cuál es el líder que se requiere en este momento. Èl encarnó el del 2000, que exigía alguien capaz de enfrentarsele a la guerrilla. ¿Cuál es el que se necesita ahora?
Los partidos liberal y el Polo
Aunque un porcentaje del electorado se considera liberal, y Rafael Pardo cuenta con una estructura política sólida y de alcance nacional, al candidato liberal le ha quedado difícil apropiarse de un tema. Con el tema de salud, Vargas le arrebató el tema social que más le importa hoy a la gente. Y con la candidata cordobesa Arleth Casado en su lista, esposa de un parapolítico condenado, perdió fuerza su discurso de renovación política, a pesar de los esfuerzos que ha realizado por limpiar el partido por dentro.
A Gustavo Petro, Pardo le quita el centro, y los Verdes, la opinión más liberal, con lo cual queda circunscrito a la izquierda, con las limitaciones electorales que eso implica. Curiosamente, al único partido que no le beneficia tener a Uribe en el escenario electoral es al Polo, pues esta campaña será mucho menos polarizada.
Una ventana para los independientes
Los independientes como Sergio Fajardo y los Verdes tienen una oportunidad grande de ser escuchados. La mayoría de las fuentes consultadas por La Silla Vacía ven a Fajardo en una segunda vuelta, dado su buen desempeño en las encuestas y a que su discurso de ni uribista-ni antiuribista le permite capitalizar parte del electorado triste con que no haya reelección.
El problema para Fajardo es qué pasa si sus listas de la Selección Colombia no alcanzan el umbral el 14 de marzo. “Si logra unos 280 mil votos puede ser una realidad política importante”, dice Alvaro Forero. “Si no, uno de los grandes damnificados puede ser él”.
En la campaña de Fajardo minimizan el impacto que tendría sobre las presidenciales un desempeño mediocre en las legislativas y creen que el candidato presidencial es suficientemente fuerte por sí mismo. Quizás ahora que la gente estará ávida de escuchar propuestas para decidirse, Fajardo comience a proponer cosas concretas sobre otros temas, más allá de la ‘universidad de las oportunidades’.
En este campo programático, los Verdes tienen una oportunidad de oro para redefinir los contenidos de la campaña pues contenido es lo que les sobra a ellos. Lo que no han demostrado es estrategia ni capacidad de reacción frente a la coyuntura política. Su desempeño en las legislativas se convierte en un riesgo para la campaña y también su consulta. Si cabalgando sobre el optimismo de los que volvieron a creer en la democracia tras el fallo de la Corte y su acatamiento por parte de Uribe, logran movilizar a un gran electorado de opinión se podrían catapultar en las encuestas. Si no salen sino unos cuántos, difícilmente jugarán para el 2010.
Las legislativas
Las elecciones legislativas del 14 de marzo serán un premio de consolación para los uribistas después del golpe del referendo.
Aunque con menor triunfalismo, llegarán fortalecidos a las urnas, aceitados por una maquinaria que se ha nutrido de contratos públicos y del poder durante ocho años. La coalición uribista tendrá una mayoría absoluta en el Congreso, que a la vez, fortalecerá sus candidatos presidenciales. Y prolongará el proyecto uribista por muchos años.
Por eso, quienes piensan que ayer llegó a su fin la era Uribe están celebrando o llorando antes de tiempo.